Alternativas a un mundo en guerra, dividido en dos
- Por qué la Cumbre de la Paz de Madrid es un momento importante para construir el futuro.
La retirada de las tropas de Estados Unidos y la OTAN de Afganistán marcó el fin de una era: la Guerra Global contra el Terrorismo. Ya en 2018, la administración Trump anunció que todo el esfuerzo de Estados Unidos estaría dirigido a evitar que Rusia y China se consolidaran como potencias mundiales. Esa idea de la Multipolaridad -de un mundo con varios polos desarrollándose y cooperando en paz- debía ser destruida para asegurar el dominio global de Estados Unidos. Tampoco podemos olvidar que el anuncio de la nueva estrategia estadounidense vino de la mano de su retirada del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, un acuerdo clave de Gorbachov y Reagan que ayudaba a reducir el riesgo de una guerra nuclear. Por desgracia, la destrucción nuclear vuelve a estar sobre la mesa, los presupuestos militares en Europa se disparan a niveles que antes se consideraban imposibles y la OTAN ya está ultra armada con un gasto militar 54 veces superior al total mundial en 2021.
Para resolver la situación que vivimos, hay que entender que la invasión de Rusia a Ucrania -esta terrible guerra y sus repercusiones globales- se enmarca en esta Nueva Guerra Fría liderada por Estados Unidos con el apoyo de la UE y la OTAN. Es urgente un alto el fuego y la vuelta a las negociaciones, pero también lo es detener este proceso que quiere volver a dividir el mundo en dos.
La semana que viene, en la próxima cumbre de la OTAN en Madrid, los países de la OTAN adoptarán un nuevo concepto estratégico siguiendo las aspiraciones de Estados Unidos de seguir enfrentándose a China y Rusia. Esto supondrá una escalada irresponsable de las tensiones internacionales. En su lugar, necesitamos el fortalecimiento de un marco multilateral basado en la seguridad global común y humana, el desarme y una rápida prohibición de las armas nucleares.
¿Por qué el movimiento pacifista debe exigir la disolución de la OTAN?
Desde su creación en 1949, la OTAN se constituyó como una alianza ofensiva liderada por EEUU en el que se integraron regímenes autoritarios, fascistas y coloniales en este proyecto militar para luchar contra la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Tras la caída de la URSS, en lugar de desaparecer, se expandió en 5 oleadas consecutivas hacia Europa del Este y creó alianzas bilaterales con más de 30 países de todo el mundo. Ahora tenemos una llamada «OTAN Global», una red internacional que utiliza acuerdos militares, bases, maniobras, entregas de armas, inteligencia para interferir en países de Asia, África y América Latina y despliegues de tropas para asegurar el dominio geopolítico de Estados Unidos. No podemos olvidar que las intervenciones militares dirigidas por la OTAN han desestabilizado y destruido Yugoslavia, Afganistán o Libia. El rastro de destrucción y militarización del mundo es innegable y en medio de esta crisis global, debemos exigir un camino de paz duradera para el mundo, no un camino de confrontación y división.
La Nueva Guerra Fría nos impide abordar los retos a los que nos enfrentamos como humanidad
Todas las guerras son terribles. En todas las guerras, la gente sufre. Sus consecuencias y secuelas duran generaciones. El futuro de los países se destruye como vemos en Ucrania, Afganistán, Palestina, Yemen, Libia, Siria, Irak o el Sahel. Pero hay una agenda alternativa, la agenda 2030 de Naciones Unidas, que define que las prioridades de la humanidad son la lucha contra la desigualdad y la pobreza, atajar la crisis climática o el acceso a la salud y a las vacunas. Estos retos globales que amenazan la seguridad diaria de las personas no pueden abordarse en medio de una guerra que divide al mundo en dos y nos sumerge en una nueva crisis económica y global que hace subir la inflación, pone en riesgo nuestra seguridad alimentaria y energética y centra los esfuerzos de los estados en la inversión militar y la destrucción. Las alianzas militares no resuelven nuestros problemas, pero el diálogo, la desmilitarización y la cooperación internacional sí.
La Cumbre de la Paz: La alternativa de los pueblos a la OTAN y a la guerra
Este fin de semana se organiza en Madrid una Cumbre por la Paz. El viernes y el sábado habrá paneles, debates, talleres, música, poesía y arte por la paz. Organizaciones de Madrid, del Estado Español y un montón de movimientos internacionales se reunirán en el Auditorio Marcelino Camacho para trabajar juntas y juntos y organizar el camino hacia una seguridad real para los pueblos y el planeta. Para quienes no puedan venir a Madrid, se retransmitirán muchos paneles en el canal de YouTube de Transform Europe! en español e inglés. El movimiento internacional por la paz y organizaciones políticas y de base, de la lucha feminista, la ecología, la sanidad, del Sáhara Occidental, Palestina, Sudáfrica, Cuba, Alemania, Finlandia o El Salvador, compartirán sus análisis y visiones para un mundo que respete la soberanía de los pueblos y construya derechos humanos para todas y todos. Y el domingo a las 12h marcharemos desde la Plaza de Atocha por la Paz, contra la OTAN y contra las Guerras.
La Cumbre de la Paz en Madrid es clave en este momento del nuevo concepto estratégico de la OTAN que establecerá una guerra a escala global. Este fin de semana nos unimos porque la paz no es sólo una idea, sino también una práctica política que no se limita a parar todas las guerras en curso, sino también a construir justicia social y cooperación entre los países para una convivencia próspera. ¡La guerra no es inevitable! Movilicémonos todas y todos contra la cumbre de la OTAN, este fin de semana en Madrid.
Mientras ellos organizan la cumbre de la guerra, nosotras organizamos la cumbre de la paz.
Nora García es miembro de la iniciativa internacional No Cold War, y Franziska Kleiner pertenece a la Asamblea Internacional de los Pueblos, AIP.