Hedelberto López Blanch •  Opinión •  21/09/2022

¿El último decreto imperial?

Como hacían los desparecidos imperios griegos, romanos o ingleses, ahora el de Estados Unidos, prácticamente en decadencia, acaba de publicar otro decreto que exige a las naciones del mundo acatar sus designios bajo amenazas de castigar a cualquier nación que lo desestime. 

El Departamento del Tesoro, obviando acuerdos y medidas de organismos internacionales, ha publicado una guía preliminar sobre la aplicación de una política de servicios marítimos y sobre cómo implementar el tope al precio del crudo ruso transportado por mar.

Como Washington no ha podido debilitar a Rusia tras imponerle más de 7 000 extorsiones (llamadas eufemísticamente sanciones) ni derrotarla en el plano militar pese a enviar miles de millones de dólares en armamentos a Ucrania, busca ahora nuevas medidas para cerrar por todos los medios al gigante euroasiático. 

Y en ese sentido enfatizó que Washington está dispuesto a sancionar a las empresas que compren petróleo ruso por encima del precio tope. 

Sin el más mínimo apego a los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio de Desarrollo, a la Organización de Comercio y Desarrollo Económico, entre otras, Estados Unidos intenta erigirse como el organismo plus ultra que puede mandar y decidir a su antojo y conveniencia. 

La ordenanza estadounidense subraya que el tope a los precios del crudo ruso entrará en vigor el 5 de diciembre, y a partir del 5 de febrero de 2023 se extenderá a otros productos petrolíferos.

Como con la amenaza de los imperios en decadencia, puntualiza que “los países que compren deliberadamente petróleo ruso a un precio superior al límite establecido pueden ser sancionados por las autoridades estadounidenses.

Agrega que el bloqueo impuesto por Washington a las compras seguirá en vigor tras la introducción del tope.

Abiertamente y sin ningún recato de prepotencia, el subsecretario del Tesoro, Wally Adeyemo, escribió en su cuenta de Twitter, que la medida tiene dos objetivos principales: “Evitar que Rusia tenga ingresos y debilitar su complejo militar-industrial”.

La jerarquía estadounidense junto con las multimillonarias compañías transnacionales no sabe qué hacer para tratar de salvar al imperio del que se han beneficiado tras la caída del llamado campo socialista con la ex Unión Soviética a la cabeza. 

Después de debilitar la económica de la Unión Europea y atarla aún más a sus designios, intentan hacer lo mismo con la Federación Rusa a través de la utilización de Ucrania para seguidamente arremeter contra China, su competidor más fuerte en el terreno económico y comercial.

En la reciente cumbre de la Organización para la Cooperación de Shanghai (OCS) el presidente Vladimir Putin durante un discurso fue directo al expresar: “Los intentos de crear un mundo unipolar han tomado formas monstruosas y son absolutamente inaceptables para la gran mayoría de los Estados del planeta”.

El imperio estadounidense ya no tiene cabida en este mundo donde varias economías emergentes, con grandes poderíos económicos, políticos y militares están decididos a enfrentarlo. Pero cuidado, un imperio herido es peligroso hasta el final.


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