Bragas sucias
Resulta que ahora esta mal lavar la ropa. Con la cosa de las tetas, se me había pasado esta nueva idea del liberalismo para culpabilizar a la población de los efectos del sistema económico.
Así que asisto, entre ojiplática, desconcertada y bastante cabreada, a las recomendaciones dadas en estos programas atontantes que nos ponen en las tardes de verano. De estos “divulgativos” en los que lo mismo sale un niño entrado en carnes gorgojeando en la piscina de su pueblo, que te aparece un experto en pitos y flautas, a decirte que lo mejor es que seas un jodido cerdo y que huelas mal. Pero no porque tú seas de natural un guarro, sino por el planeta.
Parece una broma, pero no lo es, ahora nuestro deber para salvarnos de la extinción es ir oliendo a culo de mono. Ya no hace falta lavar las bragas cada vez que una las usa, les das una vueltita, las usas por el otro lado y así. No os puedo decir cuántas veces habéis de usar las bragas sucias, pero de un par mínimo no baja, que te cargas nuestro hábitat por la tontería de no querer oler a pescadería en la hora del cierre.
Y miren, aquí la que suscribe no puede soportar más el nivel de memez que está alcanzando nuestra sociedad.
¡Que no lavemos la ropa tras usarla, en agosto, en España! ¿Pero se puede ser más imbécil? Lo dudo, considerablemente. Claro, luego te metes en un ascensor con alguien y vamos que te sulibeyan sus perjúmenes, como decían los de La Palacagüina. O te sulibeyan o te matan del asco, está la cosa mitad y mitad.
Pero para avalar tamaña estupidez, tampoco crean que se nos da ningún dato o circunstancia objetiva que pueda llevar a una a pensar en darse la vuelta a las bragas: nos responsabilizan de su manera de producir y de su manera de no repartir los recursos.
Vamos a dar algunos datos, por aquello de concienciar sobre la necesidad de acciones colectivas contra la sequía y el desperdicio de agua, en vez de tratarnos de tontos con babero.
Según el Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, las lavadoras para una capacidad de carga de 7 Kg de ropa, consumen desde 42 a 62 litros de agua y para una capacidad de carga de 5 Kg, de 39 a 52 litros.
Digamos por hacerlo fácil que gastamos unos 45 litros de agua en cada lavadora.
Bien, ¿Y cuánta agua consume regar un campo de golf?
Un campo de golf de 18 hoyos consume aproximadamente, 1.000.000 de litros de agua al día. Esto son 22.222 lavadoras.
Pero, ¿Cuántos campos de golf hay en España? Pues parece ser que 437. (A mi esto me lleva a preguntarme para qué coño se necesitan 437 campos de golf y quién ha autorizado su construcción, pero en fin, el asunto de la corrupción urbanística y de ordenación del territorio ya lo tratamos otro día)
Seamos generosas y como no todos los campos tienen el mismo número de hoyos y por ende tienen diferentes extensiones tomemos el parámetro en 800.000 litros de agua al día, que multiplicado por 437 nos arroja la nada preocupante cifra de 349.600.000 litros diarios regando campos de golf, para que una pandilla de pijos disfrazados del pato Donald disfruten haciendo el gilipollas con un palito.
Nos gastamos al día en regar campos de pijos que no producen 7.768.888,88 lavadoras, o dicho de otra forma lo que gastan en total de agua al día 2.628.571,42 españoles (según los datos del INE de 2020, últimos publicados gastamos de media 133 litros diarios por habitante). Pero en la tele nos dicen que debemos dar la vuelta a las bragas, no meterles el palito por el culito a los ya citados.
Según la Federación de patos Donald golfistas, usan entre un 57 a un 70% de agua reciclada, sin embargo, ninguna dato público avala tales cifras, que salen de una encuesta que realizan a los propios campos de golf. Por lo que sea, aquí no nos lo creemos.
También este ridículo sistema de producción y consumo alimentario provoca una enorme pérdida de agua, según los datos de la FAO, cada año, un tercio de la producción mundial de alimentos se pierde o se desperdicia antes de su consumo, suponiendo una huella hídrica de hasta un 21% del agua dulce en el mundo, pero tú no laves las bragas. A vista de pájaro, las empresas de refrescos, por ejemplo, esa tan famosa que hace latas rojas y mata población indígena, gasta para producir medio litro de refresco, 34.5 litros de agua. Pero tú ponte la camiseta sudada con el cerco amarillo en el sobaco.
Y este es el ridículo del mundo posmoderno en el que por desgracia vivimos, que no existen medidas ni responsabilidades colectivas. El problema eres tú que pones muchas lavadoras y tú no debes lavar las bragas, porque el discurso oficialista (llamémoslo ecofascista) hace recaer en la responsabilidad individual el peso del planeta. Que manda cojones tratarnos como Atlantes, mientras los que nos dicen semejantes estupideces se encuentran en el Olimpo dándole al néctar, la ambrosía y muy probablemente a la farlopa. (Sin estar bajo el efecto de sustancias, encuentro muy difícil que se le pueda ocurrir a alguien una memez semejante).
Así que, señoras, en vez de cargar con el mundo a la espalda, señalemos a los ricos y su “ocio”, pues esos son los que están desecando nuestro planeta, señalemos la producción salvaje e innecesaria. Señalemos a las multinacionales que contaminan y malgastan nuestras aguas y mientras tanto, por favor, lavemos las bragas.
Poniendo en la diana al enemigo, que no es otro que el capitalismo salvaje, podremos parar el ecofascismo, para de verdad poder salvar el planeta y lo que es más importante, a todos los que lo habitamos.
Bueno, a los pijos, tampoco es imprescindible.