Alejandro Marcó del Pont •  Opinión •  17/06/2024

Un nuevo sistema monetario: Bretton Wood III o BRICS I

La manera como se presentan las cosas no es la manera como son; y si las cosas fueran como se presentan la ciencia entera sobraría (Carlos Marx).

Un nuevo sistema monetario: Bretton Wood III o BRICS I

«Cuando termine esta guerra, el dinero no va a volver nunca a ser como era». Con esta frase, Zoltan Pozsar, director de estrategia de tipos de interés de corto plazo en Credit Suisse, describe lo que, en su documento titulado «Bretton Woods III«, estima que pasará con posterioridad a la guerra de Ucrania: el inicio de un nuevo orden monetario mundial.

Bretton Woods I concluyó el 15 de agosto de 1971, cuando el entonces presidente de EE.UU., Richard Nixon, suspendió este régimen monetario, que nació en 1945, y puso fin a los acuerdos que establecían un tipo de cambio fijo anclados en la convertibilidad del dólar en oro.

Bretton Woods II comenzó a languidecer cuando, en 2022, en respuesta a la operación especial rusa en Ucrania, la estrategia de congelar y apropiarse de activos rusos por parte de EE.UU. y el G7 marca un punto de inflexión en las relaciones financieras internacionales. El sistema económico, que prevaleció desde Bretton Woods II, ha llegado a su fin al tomar la decisión sin precedentes de congelar 260.000 millones de euros de activos del Banco de Rusia mantenidos en sus jurisdicciones. Ahora se explora la posibilidad de apropiarse no solo de estos activos congelados, sino también de los intereses generados por ellos (Enigmático interés por el interés). O sea, en un principio se socavó la credibilidad en las reservas y bonos americanos, y ahora se trasladó al euro.

El nuevo orden económico y geopolítico global nos lleva a formular preguntas fundamentales sobre el futuro de la estabilidad económica, entre otras: ¿alguien se benefició con estas sanciones? El dólar sigue siendo la divisa dominante, tanto en operaciones con mercancías. Con servicios financieras o como activo de reserva, aparece como el activo más usado, pero hay que tener en cuenta que en el año 2000 más del 70% de todas las reservas globales en divisas estaban compuestas de dólares. Los últimos datos, publicados por el Fondo Monetario Internacional revelan que este porcentaje ha caído a la zona del 55%, en contraposición con la subida de otras monedas, en especial el renminbi chino.

India alertó a Occidente repatriando su oro de Gran Bretaña, misma acumulación viene realizando Rusia desde hace tiempo, mientras China acapara oro, petróleo y cobre antes de que alguien pulse el botón de una de estas tres “guerras”. China está acumulando materias primas en grandes cantidades, según traders que operan a diario con oro, petróleo, plata o cobre aseguran que las compras por parte del gigante asiático son inusualmente elevadas. De modo que la gran pregunta para la que nadie tiene una sola respuesta es: ¿por qué Pekín está acaparando tal cantidad de materias primas? O la jugada es un poco más estratégica y envolvente que comprar materias primas.

Este juego de la ruptura financiera a través de una reconfiguración monetaria es lo que vamos a ver, y cómo China y los miembros de los BRICS lo están llevando a cabo. Lo primero que hay que hacer notar es que la desdolarización de China es un proceso lento y pausado. El grafico siguiente describe la idea temporal. Cuando China no tenía la capacidad de mantener una moneda como arma geopolítica la utilizó de manera defensiva. Como se ve en cuadro, el gigante asiático era la economía con más bonos del tesoro americano hasta 2022, cuando Japón pasó a ser el mayor tenedor de deuda americana.

En un primer tramo, China se resguardó y aposto al dólar como mecanismo de defensa. Sus reservas estaban en dólares, pero también era el mayor tenedor de deuda americana, por lo tanto, una latente amenaza para EE.UU. Cuando se creyó con capacidad, desarrolló otro formato, empezó a deshacerse de las reservas en dólares de manera progresiva, fortaleciendo el yuan y utilizando como mecanismo de presión al sistema por dos vías. Primero de 2020 a 2024 se deshizo de bonos del Tesoro por un valor mayor al PBI de Chile (U$S 324.6 MM) poniendo en aprietos el balance de la Reserva Federal y de todos los bancos que tuvieran estos activos refugio en su balance, ya que pierden su valor, por otro lado comprando materias primas.

Las materias primas ya no se negocian a la par. Hay materias primas rusas cuyos precios están bajando y las no rusas que se están recuperando. El trabajo del Credit Suisse cree que lo que viene será una crisis de materias primas. Si esto es así, los bancos centrales occidentales no pueden cerrar la brecha de las “materias primas” porque sus respectivas monedas son los que impulsan las sanciones, el único que puede hacerlo es el Banco Popular de China. En el futuro tendrán que lidiar con los impactos inflacionarios de las materias primas y, para tratar de enfriarlos, lo harán con subidas de tipos de interés, pero no podrán acortar la brecha entre materias primas rusas y no rusas.

China encontró la forma de hacerlo, desprendiéndose de los bonos del tesoro americano de manera progresiva y comprando materias primas, de manera que, por dos vías, presiona a EE.UU., por un lado atacando los balances bancarios de quienes tengan bonos del tesoro y por otro aumentando el precio de las materias primas no rusas. Comprando materias primas rusas colabora con su socio.

Los analistas de JP Morgan han publicado un informe en el que analizan qué está sucediendo con las importaciones de materias primas en el ‘gigante asiático’. «China está comprando cantidades récord de materias primas… este movimiento no se puede explicar, quizás la acumulación por preocupaciones de seguridad nacional» o por tener garantía de reservas para una nueva moneda, como veremos. En términos de toneladas métricas, el volumen de importaciones mensuales mantiene una tendencia ascendente desde niveles de 2022.

Esto se cumple e incluyen alimentos, minerales, productos químicos, plásticos y cauchos, madera y papel y metales básicos, o una cesta más amplia todavía en la que se añade el hierro, carbón, cobre, zinc, níquel, petróleo crudo, gas natural licuado (GNL), soja, etc. Entre enero y septiembre, el crecimiento medio del volumen de importaciones de materias primas de China fue del 17%, superando el incremento medio de solo el 3,1% del total de importaciones. Es decir, las compras de materias primas están aumentando mucho más rápido que el resto de sus compras al exterior.

Mientras esto sucede, en EE.UU. las reservas estratégicas de petróleo están en niveles de 1985, tratando que la suba de combustible sea más suave y no afecte la campaña electoral. Aun así, los tipos de interés se mantiene altos y la inflación está un escalón por encima de los niveles de pre-pandemia.

Acumulación de oro, materias primas, presión al dólar y a la tasa de interés, así como atacar activos refugio en su balance en los bancos es una idea. Acumular materias primas como medidas estratégicas, mientras se desprende de bonos del Tesoro americano, no está mal. El cobre, como muestra el gráfico, no es un elemento perecedero, su precio sube sin parar, asique aumentar su stock estratégico a futuro es una buena inversión. Pero hay algo más en los componentes de esta ecuación. Oro, materias primas y comercio mundial quizás den como resultado una moneda y lo que la respaldará.

La Unidad es, al parecer, la nueva moneda que los BRICS proponen como una solución fiable, rápida y económicamente eficiente para los pagos transfronterizos. La Unidad -transaccional- cambia las reglas del juego como una nueva forma de moneda internacional que puede emitirse de forma descentralizada y luego ser reconocida y regulada a nivel nacional. El ímpetu de la nueva moneda, conceptualmente, es eliminar la dependencia directa de la moneda de otras naciones y ofrecer especialmente a la mayoría global una nueva forma de dinero apolítico, con un enorme potencial para anclar el comercio y las inversiones justas, es decir, convivir con el dólar.

De hecho, es un nuevo concepto en términos de moneda internacional, respaldado en el oro (40%) y las monedas BRICS+ (60%), incluidas materias primas. Tiene, además, un condimento especial, un componente que consolida las materias primas, creando una nueva Bolsa Mercantil Euroasiática, donde el comercio y la liquidación se puedan realizar en una nueva moneda que sirva de puente entre los flujos comerciales y el capital, allanando así el camino para el desarrollo de nuevos productos financieros para la inversión extranjera directa.

En 2023, el 76% del comercio y los acuerdos entre los países de la Unión Económica Euroasiática no se realizaron en dólares, sino principalmente en monedas nacionales y amigas. Este año se espera una tasa del 90%, si bien el proceso de desdolarización no fue un objetivo independiente, propuesto durante la creación de la Unión Económica Euroasiática, dadas las acciones de los Estados Unidos, que violaron todos los principios del funcionamiento de una economía de mercado que habían sido promovidos por ellos durante muchas décadas. La idea es protegerse.

Espero que la idea haya quedado clara. Lo lamentable de este itinerario de conocimiento de la geopolítica y la geoeconomía mundial es que Argentina va en sentido contrario a cada idea racional y alternativa de los países del sur global. No ingresa a los BRICS como alternativa a Occidente, rompe el Estado cuando se lo necesita para regular los bienes y materias primas necesarios para un modelo de país con energía y recursos baratos. Y ahora, entrega las materias primas que serán el anclaje y el futuro de monedas, comercio y desarrollo del mundo, quedando fuera de cualquier idea de no ser una simple factoría de pobreza. La patética democracia corporativa lo está borrando del mundo.

Fuente: El tábano economista


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