Coordinación de Núcleos Comunistas (CNC) •  Opinión •  05/08/2024

El asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, es una provocación criminal del sionismo agonizante

El asesinato del máximo dirigente de Hamás Ismail Haniyeh por parte del estado sionista es un crimen repugnante que engrosa el saldo de quienes compiten con el nazismo en la ejecución de los más execrables crímenes contra la Humanidad.

El atentado se ha producido en Teherán, precisamente después de que Haniyeh hubiera asistido a la toma de posesión del nuevo presidente iraní, elegido recientemente tras la muerte del anterior en un accidente. Este ataque ha sido precedido este mismo año por dos graves atentados. El del cementerio de Karman, atribuido a Israel, sucedido en el mes de enero, en el que murieron más de 80 personas, que habían acudido precisamente a rendir homenaje al gran dirigente Qasem Suleimani, asesinado en 2020 en Iraq por EE.UU de la mano del Mosad. El siguiente fue el bombardeo en el mes de abril, que destruyó el consulado de Irán en Damasco provocando la muerte de dos generales iraníes y otros cinco oficiales. El asesinato de Hadinayeh se inscribe en la misma lógica sionista, cada vez más desesperada: provocar la involucración directa de Irán en la guerra, que a su vez justificaría la participación aún más abierta de EE.UU y de la OTAN.

El estado sionista que, como estamos viendo los pueblos del mundo, bebe de la misma fuente y responde a los mismos objetivos que el imperialismo y el fascismo, es un monstruo agonizante que sólo vive gracias a las gigantescas transfusiones de armas, unidades militares y dinero que le administran EE.UU y la UE; la OTAN, en definitiva. Su profunda descomposición económica, social, política y militar lo refleja mejor que nada la salida de Israel de cerca de un millón de judíos en menos de un año, huyendo precisamente del lugar que tenía su razón existir por ser “ un hogar seguro para el pueblo judío”. Ante esta situación de degeneración galopante el gobierno sionista, al igual que quien está a punto de ahogarse, intenta desesperadamente provocar una guerra abierta que involucre directamente a sus patrocinadores y que llegue antes que su propia implosión.

El intento de acabar con la Resistencia eliminando a sus dirigentes es inútil. Por cada líder caído, cientos se forjan cada día en el yunque del dolor y la determinación. El pueblo palestino, unido en torno a su Resistencia ha asumido con todas las consecuencias que el objetivo es la victoria y que el precio a pagar no les va a detener. Y ese mismo destino es asumido por los demás pueblos del Eje de la Resistencia que luchan a su lado y que Hezbollah vertebra.

La respuesta a este nuevo crimen llegará, pero seguramente no en la forma que Israel espera. Se hará con inteligencia y frialdad: fortaleciendo la unidad política y la capacidad de combate de la Resistencia Palestina y del Eje de la Resistencia. Fue así como se respondió al asesinato en Iraq, ejecutado directamente por EE.UU de la mano del Mosad, de Qasem Suleimani, figura emblemática y arquitecto político del bloque histórico que constituye el Eje de la Resistencia. Un bloque estratégico que tiene como centro neurálgico la defensa del pueblo palestino, y cuyos objetivos, estrictamente políticos, de liberación de la Región del sionismo y del imperialismo van mucho más allá de la vida de dirigentes concretos o de una determinada generación. Es un combate que contempla la victoria como única opción y que se abre a la solidaridad internacionalista con otros pueblos sometidos al imperialismo, como los de América Latina, tal y como Suleimani diseñó.

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Ese es el precioso legado que regado con el dolor infinito y la sangre de su pueblo, nos está ofreciendo el pueblo palestino a las clases explotadas y a los pueblos oprimidos: la determinación inquebrantable de luchar para vencer. Con ello, se arrumba un pacifismo criminal, profundamente inoculada en la izquierda europea que llevaba a calificar de terrorista a cualquier pueblo que empuñara las armas para defenderse. Además nos muestra que el precio a pagar, por alto que sea, siempre será preferible al destino de barbarie que el imperialismo, sostén del fascismo y el sionismo, nos tiene preparado.

Hoy, el destino de la Humanidad se juega con el del pueblo palestino. El apoyo a la Resistencia Palestina y al Eje de la Resistencia contra el sionismo, es una parte estructural de la misma lucha antiimperialista y antifascista, contra la OTAN y las Bases Militares.


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