André Abeledo Fernández •  Opinión •  13/11/2024

Roma no paga traidores pero en España sí. El sucio y lucrativo negocio de la disidencia en Venezuela

Recordemos que Leopoldo López abandonó la residencia del embajador de España en Venezuela y se vino a vivir a cuerpo de Rey en Madrid. Tras protagonizar en 2014 un fallido levantamiento militar, fue condenado a catorce años de cárcel de los que cumplió tres y después le traspasaron a arresto domiciliario en 2019.

Recordemos que su padre, Leopoldo López Gil, vino a España desde Venezuela en 2014 y en 2015, durante el mandato del entonces presidente Mariano Rajoy que le concedió la nacionalidad española de un modo caprichoso y arbitrario.

Hoy es militante del Partido Popular, lo colocaron muy bien en el Parlamento Europeo, donde ocupó el cargo de vicepresidente en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-Chile, siendo miembro de la Subcomisión de Derechos Humanos y de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana.

Guaidó también tenía una casa pagada en Madrid, pagada con dinero público.

Ahora llegó Edmundo González, el nuevo presidente autoproclamado de Venezuela que vive con su familia en Madrid, como no, también a cuerpo de Rey. 

La disidencia venezolana ve recompensados sus servicios a las oligarquías extranjeras con puestos a medida, dinero en efectivo, residencias en barrio pijos y hasta la nacionalidad española si es necesario. Las ultraderechas se cuidan mutuamente. 

La familia de Leopoldo López disfruta ahora de un exilio dorado, en el barrio de Salamanca, donde viven muchos de esos disidentes que han tenido que huir de Venezuela pero con las cuentas bancarias llenas y buenos contactos en Madrid.

Aún recuerdo cuando a Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, le confiscaron las autoridades venezolanas doscientos millones de bolívares que llevaba en su coche. Aseguró entonces que el dinero que transportaba iba destinado a pagar gastos médicos de «mi abuelita que tiene cien años».

Corrupción, clasismo, desvergüenza y traición a la patria son las bases sobre las que se sustenta la oposición en Venezuela.

Edmundo González no acudió con las actas a la reunión del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), tenía que llevar las pruebas del supuesto fraude en las elecciones pero no lo hizo, como Corina Machado, pidiendo que el pueblo se mate en la calle, pero escondidos, Corina con la familia en Miami y Edmundo con su familia en Madrid.

Edmundo González pidió asilo en España para después autoproclamarse, el ultraderechista venezolano siempre a las órdenes de los EEUU y de la CIA.

Recordemos que ya en su juventud como Embajador en El Salvador participó en la Operación Cóndor, una operación de EEUU para mantener a América debajo de su bota y como patio trasero de los Yanquis.

Ahora desde su cómoda vida en Madrid Edmundo González se autoproclama presidente de Venezuela con el apoyo de la derecha española y europea, también de la Socialdemocracia, y con el silencio de la falsa izquierda.

La derecha venezolana continúa dando sus servicios al imperialismo yanqui, el sionismo internacional, a Repsol, a la ultraderecha europea, a el sionismo y a cualquiera que pague bien.


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