Rómulo Pardo Silva •  Opinión •  17/07/2016

Desde cuándo la izquierda debe actuar según los límites a que obliga ser gobierno

Hay políticas imposibles de llevar a la práctica. No obstante se ofrecen.

¿Se deben respetar las condiciones objetivas y subjetivas ya mientras se crea fuerza como oposición, o a partir del momento en que se asume poder?

Aunque esta disyuntiva suele no ser considerada como un problema político es útil examinarla.

 

En Chile la izquierda demanda junto al movimiento estudiantil educación gratuita universal.

El gobierno actual la promedió en su programa electoral. El freno en la realidad fue su déficit de financiamiento. Un error: no haber sopesado el débil crecimiento económico mundial y sus consecuencias locales.  

La oposición ahora con posibilidades de retomar el poder ejecutivo acusa populismo y desatención de las otras necesidades sociales.

 

Alguna izquierda argumenta que se debe aumentar nuevamente los impuestos para solucionar además las demandas de salarios, previsión, salud, medio ambiente, locomoción…  

Lo sostiene en una situación en que es minoría de no más de 5%, el control de la economía es del gran empresariado, el país es dependiente de Estados Unidos, los militares son derechistas, el grueso de la población cree en el sistema y le da su voto.    

 

La idea generalizada es hacer una etapa en que se levantan y apoyan rechazos y peticiones en cualquier dirección ganando espacio en la población. Y que la siguiente se construirá día a día manejándose en la realidad.

 

La debilidad consiste en que de alcanzarse el poder democrático el incumplimiento se transforme en un dejar y volver al poder en ciclos de adhesión y rechazo ciudadano.

O sea en la continuidad del sistema.

 

Quizás algo de esto sucede en Venezuela.

Llevado por las masas el chavismo invirtió en educación, vivienda, salud… sin dejar recursos suficientes para edificar una economía productiva nueva con que hubiera podido evitar o aminorar el desabastecimiento y su debilidad actual.

Una parte del electorado lo abandonó y se fue a la vieja derecha.

 

Es una decisión difícil de los partidos pero orientada más allá del presente, al futuro.

 

Quienes aceptan la insostenibilidad del capitalismo tienen más responsabilidad en no ceder a peticiones derivadas del mensaje ideológico de los empresarios hegemónicos.  

 

Por un Movimiento para una nueva civilización, sustentable-solidaria

 

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