István Ojeda Bello •  Opinión •  08/09/2016

Estadísticas cubanas: foto con filtro

Cuando el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) movió a Cuba de su lista evaluativa del índice desarrollo humano (IDH) del año 2010 parecieron confirmarse las más duras críticas a las estadísticas publicadas por el gobierno cubano —arbitrariamente tachadas de poco confiables por alguna prensa del sur de la Florida que habitualmente se enfoca en el negativo de Cuba.

Era una idea tentadora, porque el análisis estadístico de un país por mucho que intente hacer una fotografía lo más exacta posible de su objeto de estudio, siempre tendrá el filtro mediador del analista.

La manipulación de las cifras es un fenómeno demasiado común a escala global. En 2013, un académico colombiano cuestionó la calidad de las estadísticas de pobreza del Departamento Nacional de Planeación de Colombia (DNP). Dos años más tarde la Unión Europea (UE) calificó de “negligencia grave” el ocultamiento, por parte de la Comunidad Valenciana, de una parte de sus gastos sanitarios, lo cual condujo a una alteración de sus alguarismos públicos.

Pero en Cuba, ¿qué sucede con esto?

El definitorio año 2011

El índice de desarrollo humano del PNUD es una de las referencias más importantes para estimar la calidad de vida de las diversas poblaciones del mundo. Por ende el lugar de cada país en esa lista anual supone una apreciación del mayor o menor éxito de la gestión de los gobiernos. Cuba estaba ubicada entre los países de alto desarrollo humano hasta que en su informe de 2010 el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo la colocó en el grupo de “otros países y territorios” dentro de su enumeración.

El PNUD pareció darle la razón a los críticos más acérrimos del gobierno de la Isla diciendo que para velar por la credibilidad del Informe se veía precisado a excluir aquellos países “para los cuales no existen datos confiables o donde hay considerable incertidumbre sobre la validez de los cálculos”. Pero a reglón seguido el organismo de la ONU hizo una aclaración importante sobre el caso específico de la Mayor de las Antillas.

Precisó que para la comparación entre países, el índice de desarrollo humano (IDH) se basa, entre otros, en el ingreso nacional bruto (INB) per cápita estimado por el Banco Mundial. Cuba, explicó, facilitó todos los datos para valorar su IDH, menos el susodicho INB porque no participaba en el Programa de Comparación Internacional de PNUD.

“Con el apoyo de la ONU, Cuba está en este momento revisando y actualizando sus estadísticas nacionales de manera de contar con datos comparables internacionalmente”, sentenció el informe. El PNUD se mostró optimista en que rápidamente Cuba proveería números compatibles para computarle su índice de desarrollo humano.

Coincidentemente a la publicación del informe en 2011 ocurrieron varios cambios importantes en el sistema estadístico cubano. El Decreto Ley 281 redefinió el sistema de información del Gobierno cubano. En febrero la hasta entonces Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) fue reorganizada agregándosele a su anterior cometido de proveer al Estado de información estadística, la prerrogativa de proponer, organizar y ejecutar, la aplicación de esa política. La institución fue rebautizada como Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).

Durante más de una semana, días atrás, la página oficial de la ONEI estuvo deshabilitada.
 
Sin embargo, por lo menos desde el 2009 ya Cuba buscaba conciliarse con los estándares estadísticos internacionales mediante varios proyectos conjuntos con el PNUD. Hasta abril de 2010 se aplicó uno que la incorporaría al ya mencionado Programa de Comparación Internacional. Con presupuesto declarado de 51 mil 70 dólares el Proyecto incluyó la capacitación de los expertos locales y además buscó perfeccionar el sistema de cuentas nacionales de manera que a la hora de calcular el producto interno bruto (PIB) del país, este dato fuera compatible con las estimaciones del Banco Mundial y por ende con las evaluaciones anuales del PNUD.

Este Proyecto parece haber sido lo suficientemente exitoso pues en su Informe anual del 2011 la Isla estaba de vuelta en la lista general de países. Pero no todo estuvo resuelto, pues en el Informe de 2015 el PNUD acotó que recién ahora pudo determinar un índice de desarrollo humano más realista para Cuba a partir de la información del Banco Mundial y gracias a una mejor coordinación con la ONEI. Así la Isla se ubica en el escaño 67 entre 187 países y es catalogada entre las naciones de desarrollo humano alto.

Junto a contactos de colaboración en Ecuador y España entre 2014 y 2015, la ONEI lleva adelante con el PNUD otro proyecto dotado de unos 370 mil dólares que se propone fortalecer su capacidad para informar bajo la pauta de cuentas nacionales y dotarla de metodologías más cercanas a los estándares internacionales.

Mucho por mejorar todavía

Desde diferentes posturas ideológicas el sistema estadístico cubano es objeto de críticas aunque los análisis más objetivos no lo alejan demasiado de sus homólogos de la región. Carmelo Mesa-Lago, con una relación bastante difícil con el gobierno antillano, le ha objetado a las estadísticas cubanas sus dificultades en materia de compatibilidad en las cifras macroeconómicas.

Al acogerse Cuba al sistema de producto material (SPM), típico del antiguo campo socialista europeo, dice, era imposible cotejarla con los países que empleaban el sistema de las cuentas nacionales (SCN). Además le reprocha la ausencia de cifras oficiales sobre la incidencia de la pobreza y la distribución del ingreso. En términos de calidad, afirma, las estadísticas cubanas más fiables son las de demografía, educación, salud pública, comercio exterior y producción industrial.

Desde la Universidad de la Habana la profesora Sulema Rodríguez Roche en un extenso y bien documentado análisis explica que el Sistema de información de Gobierno en Cuba se apoya en la ONEI como fuente de datos; institución que guía metodológicamente la gestión de información relevante para el Gobierno, para lo cual se ha implementado el Sistema de Información Estadística Nacional (SIEN).

Rodríguez Roche enfatiza que los cambios en marcha después de los Lineamientos económico-sociales aprobados por el VI Congreso del Partido son un reto también para los estilos estadísticos tradicionales en el país. No es únicamente la compatibilidad internacional, la analista agrega que a las necesidades informativas de los planificadores y decisores se unen la de especialistas y la ciudadanía en general.

Sin embargo los actuales mecanismos de la ONEI, como órgano rector no satisfacen requerimientos que continuarán creciendo en el futuro. Enfáticamente Rodríguez Roche recalca los problemas de la web de la ONEI, hasta ahora el enlace más expedito de la Oficina con el público.

Su ritmo de actualización variable, la presentación de la información, un diseño anclado en estilos de la web 1.0 y el que los datos publicados rara vez posibiliten su automatización; todo eso, alerta, puede provocar errores de interpretación y discrepancias entre los datos dados a conocer por la ONEI y los publicados directamente por las diferentes instituciones suministradoras de estos.

La ONEI ha respondido con acciones que aún espera por cuajar. En 2015 Gustavo Santos Fernández, director del Centro de Difusión de la Oficina coincidió en que el desafío inmediato de la institución es que la ciudadanía acceda más directamente a la información estadística desde sus sedes territoriales y vía Internet. Derecho que, por cierto, está incluido en la reciente conceptualización del modelo socialista cubano. Adicionalmente la emergencia del sector privado en la economía sería otra de las aristas a no descuidar para el sistema estadístico cubano por su rol ya palpable en la economía nacional.

Los estadísticos son el filtro de esa foto que pretenden hacer los investigadores o los ciudadanos cuando se plantean sus interrogantes sobre la realidad, brindar una información útil, oportuna y transparente, traerá imágenes mucho más nítidas.

Fuente: Progreso Semanal


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