Jesús Uzkudun •  Opinión •  04/10/2016

Euskadi: El PNV mantiene su hegemonía ante unas izquierdas incapaces de superar el frentismo

Euskadi: El PNV mantiene su hegemonía ante unas izquierdas incapaces de superar el frentismo

Con una abstención del 37,74% – que han perjudicado especialmente al PSOE y Elkarrekin/Podemos-, el PNV ha logrado utilizar el riesgo de una “Venezuela en Europa” en estas elecciones autonómicas en Euskadi para revalidar su mayoría y aumentarla en 1 escaños y 12.898 votos, logrando el 37,66% y 397.664 votantes, mientras el resto de las fuerzas políticas retroceden.

El resultado permitirá probablemente al PNV gobernar en solitario, con la ayuda de la muleta del PSOE y con alianzas puntuales asimétricas, incluso en ocasiones del PP. Es decir, su objetivo será mantener su hegemonía en nombre de la estabilidad política, de manera que le permita una negociación en posición de fuerza con el gobierno central del PP sobre el Concierto económico, en un marco de austeridad, y las formas de satisfacer la deuda acumulada del cupo, que asciende a más de 1.000 millones de euros.

El PNV reclama al Gobierno del PP la trasferencia de la competencia de prisiones, recogida en el Estatuto de autonomía. De lograrlo, en un cambio de cromos, le concedería frente a EH Bildu un gran protagonismo para resolver la problemática de los presos de ETA y su acercamiento al País Vasco. Pero en la campaña electoral ha descartado promover cualquier vía soberanista “a la catalana” para ejercer el derecho de autodeterminación. El “independentismo del siglo XXI” en el espacio de la Unión Europea, según Urkullu, pasa por la negociación bilateral de las competencias, en un régimen más de subsidiaridad europea que de co-soberanía (inexistente por otra parte en el régimen constitucional de 1978).

 

EH BILDU, cuyo candidato Arnaldo Otegi fue inhabilitado por el Tribunal Supremo y la Junta Electoral, logró parar la caída sin freno a los infiernos, tras las reiteradas pérdidas electorales de la izquierda abertzale. Ha logrado cierta recuperación, situándose en el 21,24% (la segunda fuerza, aunque retrocediendo de 21 a 18 parlamentarios y perdiendo 53.669 votos respecto a las elecciones autonómicas de 2012). Ha logrado la renovación de sus listas, encabezadas por tres mujeres y con la presencia permanente de Otegi. Y ha buscado limitar la confrontación con el PNV, pidiendo un consenso de hoja de ruta tras el previsible portazo del Gobierno central a los cambios soberanistas que pudiese aprobar el Parlamento Vasco. Su propuesta se resumía en un gobierno de coalición de PNV, EH BILDU, ELKARREKIN–PODEMOS, como reflejo de una mayoría política a favor del derecho a decidir. Pero las otras fuerzas no consideraron prioritario este objetivo ni, por tanto, esa fórmula de gobierno.

Esta por ver la incidencia de los sectores de la izquierda abertzale “críticos o nostálgicos” agrupados en ATA, que llamaron a la abstención en el proceso electoral, tras su apuesta de crear HB berría, tratando de recoger la frustración del escaso debate sobre los profundos cambios estratégicos de la izquierda abertzale.

La propuesta de coalición con el PNV -realizada según algunas fuentes, en un intento de desbaratar el “pacto secreto de Gobierno entre PNV-PSOE”-, carecía de credibilidad, por el rechazo del PNV y Podemos, la confrontación sindical y diferencias profundas en cuestiones sociales, como la Incineración de residuos. Es más, algunos elementos de la campaña electoral como la eliminación de carteles competidores en los pueblos o la calificación de “españolista” a la candidata de Elkarrekin-Podemos, Pili Zabala.


 

ELKARREKIN-PODEMOS irrumpe con 11 parlamentarias y 156.671 votos (14,84%), aunque muy lejos de las expectativas y con resultados muy distantes a los de las dos elecciones generales del 20 N y el 26 J en Euskadi. El cambio en el sentido de voto de la ciudadanía vasca era indiscutible, pese a las afirmaciones de los críticos de Podemos.

Sectores de la izquierda vasca les apoyó entonces para lograr un cambio en el Estado. Pero el cambio de hegemonía en Euskadi no ha sido posible por su ambigüedad política respecto al derecho a decidir, el escaso liderazgo político de la candidata y la falta de articulación social en un ambiente de fuerte polarización política.

Además, la candidatura de GANEMOS, al parecer una escisión, que ha logrado 6.036 de votos, sin duda, ha generado cierta confusión y perjudicado los resultados de Elkarrekin-Podemos

La propuesta de sectores de IU, izquierda del PSOE y EQUO, junto a sindicalistas de CCOO y UGT, de un frente que descartase eventuales acuerdos con EH Bildu no deja de ser el envés de las propuestas frentistas de la “mayoría sindical vasca” que excluyen a CCOO y UGT.

 

Erosión electoral de los “constitucionalistas”. De entrada, UPyD desaparece como fuerza parlamentaria, tras optar por no presentarse y CIUDADANOS con 21.362 votos, el 2,02%, no logra representación, ni recuperar el espacio de UPyD.

El PSOE continua desubicado -con discursos y videos contra el euskara como instrumento de descriminación de la Administración vasca-, no logra situarse en un escenario de fin de la violencia. En medio de la crisis de la socialdemocracia europea, retrocede de 16 a 9 parlamentarios y hasta el 11,94% de los votos. Es decir, pierde 86.670 votos en 4 años. Y todas las localidades menos Lasarte-Oria en Guipuzkoa.

Su única esperanza en la campaña ha sido convertirse en la “muleta” del Gobierno de Urkullu, apoyándose en los “guetos de la emigración de los 60”. Recuperar su autonomía política exige realizar una profunda reflexión, que lleve a una refundación del PSE-PSOE, sobre el papel de la “izquierda vasquista” tras el fin de ETA.

El PP con 107.357 votos, el 10,17% y 9 parlamentarios puede convertirse en instrumento de un “cambio de cromos” con el Gobierno central y, por otro lado, en un freno en Euskadi que frene cualquier tentación soberanista del PNV.

 

En este escenario político, conviene insistir en algunas viejas reflexiones:

Que se señale, como hace EH Bildu que una mayoría de 57 parlamentarios son favorables al derecho a decidir, no deja de ser una lectura optimista. En todo caso, no se activará salvo que desde Gure Esku Dago logremos activar un fuerte movimiento social por la consulta soberanista, superando el frentismo que divide actualmente a las izquierdas sociales y políticas vascas. En todo caso, no apunta por el momento una mayoría independentista en la sociedad vasca, salvo que se produjeran agresiones externas.

Cientos de miles de trabajadores/as se encuentren sin convenio provincial o autonómico, desde hace años y, por tanto, sin mejoras salariales, y se ven obligados a acogerse a peores convenios colectivos de ámbito estatal, salvo quienes logran convenios de empresa. El frentismo sindical se extiende, incluso vetando la participación al sindicalismo confederal en unas Jornadas Ecosocialistas Internacionales, como las del fin de semana pasado en Bilbao. La consecuencia es un bloqueo de la izquierda desde la misma defensa de los intereses más inmediatos de los trabajadores y la imposibilidad de construir una alternativa creible al PNV.

Los avances hacia el soberanismo y la ruptura del regimen del 78 solo serán posibles con un fuerte movimiento social de confluencia por las conquistas sociales que incorpore el derecho a decidir. Es decir, cuestionando social y democráticamente la hegemonía del PNV, resultante de la transición del 78. El cambio y la apuesta por la confluencia ha de producirse en ambos sectores de la izquierda. Claudicar (como están haciendo diferentes núcleos de izquierda), ante las exigencias de unos u otros aparatos, con una mentalidad frentista, no favorecerá ningún avance de las izquierdas vasquistas o soberanistas.

Activista social, miembro de CCOO de Euskadi y de ASVIAMIE.

Fuente:

www.sinpermiso.info, 1 de octubre 2016

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