Mumía Abú-Jamal •  Opinión •  13/10/2016

Se acabó la fiesta

En los últimos días ha explosionado la campaña presidencial en los Estados Unidos.

Cintas grabadas en video del candidato Donald J. Trump glorificando sus conquistas (o atentados) sexuales han causado una hemorragia en sus filas de apoyo –especialmente entre las mujeres, que están muy disgustadas y asqueadas por la increíble grosería de ver a Trump enorgullecerse de agarrar a las mujeres en us partes privadas (!)

Muchos Republicanos inteligentes, sensitivos y honestos, sienten repugnancia de Trump.

Pero, como dice el viejo dicho: «Tú tienes lo que tú compras» (o quizás se deba decir, «Lo que Trump compró»).

Éste es entonces el rostro y la voz del Partido de Trump, sellado por un hombre que lo detesta todo, menos el dinero.

Andrew Hacker, especialista en ciencias políticas y autor del libro, Dos Naciones: Negra y Blanca: Separadas, Hostiles, Desiguales, (Two Nations: Black and White: Separate, Hostile, Unequal, Ballantine: 1992), predijo que el Partido Republicano se convertiría en un partido de Blancos, que no quiere ni necesita el voto de los Negros.

Bajo Trump, el Partido Republicano ya no quiere el voto de los Latinos.

Además también parece que dos millones de Norteamericanos musulmanes tampoco necesitan pedir ser admitidos en el Partido Republicano de Trump.

Y debido a los cambios demográficos, el Partido Republicano, por las buenas o por las malas, ha creado barreras para evitar que Negros y Latinos lleguen a las urnas a votar. 

Por generaciones estas fueron tácticas del Partido Demócrata, puestas en práctica por los terroristas Blancos del Ku Klux Klan.

Ahora el Ku Klux Klan es parte del Partido Republicano de Trump.

El Partido Republicano está que arde.

Pero arde no porque nadie le ha puesto fuego.

Arde porque Donald J. Trump encendió el fósforo.

Y como niño engreído, Trump está aplaudiendo lleno de alegría al ver que el Partido Republicano se quema y cae al suelo envuelto en llamas.

–© ‘16maj

Traducción libre del inglés enviado por
Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com,
hecha en REFUGIO DEL RIO GRANDE, Texas.

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