Wikileaks y las guerras de Cuarta Generación
Sin duda alguna los medios masivos de comunicación tradicionales como los nuevos, basados en las Tecnologías de la Información y la Comunicación, son herramientas claves e imprescindibles en las nuevas estrategias en la lucha por el control hegemónico y son la base de los nuevos modelos de guerras, basadas en desgastes, difusión de información falsa o generación de masa crítica tras la difusión de noticias falsas o tendenciosas mas los ataques cibernéticos concretos.
Las guerras de cuarta generación requieren de la combinación de estrategias en las que el control de los medios de comunicación, las redes informáticas tanto físicas: fibra óptica, cables, computadores y dispositivos electrónicos para el tráfico y generación de información, como las redes sociales como nueva herramienta de difusión, son objetivos claves. Vimos surgir la llamada “Primavera Árabe” con la inmolación de Mohamed Bouazizi, informático desocupado, vendedor de frutas, en Túnez en diciembre de 2010. Allí se dispararon herramientas de información y contra información basadas casi en su totalidad en las nuevas Tecnologías de la Información (TIC). Varios gobiernos bloquearon el acceso a las redes debido al poder de convocatoria que tuvieron las redes sociales, llevando a millones de personas a la calle a manifestarse. También vimos a Microsoft apoyando el “lock-out” petrolero en Venezuela en 2012, dando acceso a los computadores vía sus sistemas operativos para bloquear la salida de hidrocarburos y poner al país al borde del Golpe de Estado.
La propiedad y el control de las fibras ópticas submarinas que comunican al mundo entero, está en manos de corporaciones que responden a los diferentes ejes de poder político centrales. Entre ellas Telefónica, Google, China Telecom, etc. Las mismas potencias centrales poseen, por ejemplo, submarinos no tripulados capaces de realizar ataques físicos (cortar los cables) en pocos minutos lo que incomunicaría parcial o totalmente a la humanidad entera: el equipamiento industrial o médico, por ejemplo, depende de computadores y conexión a internet, el sistema financiero va camino a abandonar el papel moneda y manejarse exclusivamente con “dinero electrónico” que no es otra cosa que millones de transacciones por redes informáticas, desde dispositivos electrónicos, dependiendo en forma exclusiva de las redes informáticas y software para ello.
El “no tengo nada que ocultar” que ha impuesto el sistema y que oímos decir todos los días tanto a amigos como a altos dirigentes políticos, ha llevado a que toda la información financiera, militar y civil esté almacenada en computadores centrales alojados ¿donde? en su mayoría, ¡oh casualidad! en EEUU, Alemania o China. Y todo está diseñado para que sea mas simple, de lindos colores, de tocar un botón y subir a “la nube” el documento de síntesis del Congreso del Partido, la contabilidad de todos y cada uno de nosotros o la foto del gato sentado al sol. Todo guardado en grandes computadoras sin NINGÚN CONTROL por parte de nosotros, los usuarios o los Estados!
El estado de bienestar basado en ese cúmulo de servicios “gratis” es aplaudido por la mayoría de los ciudadanos del mundo entero. Un par de clicks y todo parecería estar resuelto! ¿Acaso alguien se pregunta quién paga los millones de dólares que requiere Google, por ejemplo, para mantener sus mega centros de datos donde almacena en forma “gratuita” nuestra información? ¿Porqué nos aparecen “mágicamente” publicidad en redes y servicios de correo de las cosas sobre las que hemos estado buscando en la internet o incluso chateando o “whatsapeando”? ¿Porqué el WiFi gratis ofrecido en espacios públicos de Montevideo por la firma “UNO WiFi”, sugiere publicidad sensible al contexto y los intereses del usuario? ¿Quién hace esas magias? ¿Quien paga y quien gana, en tanto vivimos en capitalismo puro y duro? Los “filántropos” como George Soros o Mark Suckerberg se sacan fotos con Pepe Mujica y Dilma Rouseff y pocos se preguntan ¿para qué?
El sistema ha logrado centralizar la información de la población mundial. Y con la capacidad de cortar la conexión en muy pocas horas, lo que llevaría al caos mundial, o tal vez a cosas imprevisibles como que misiles se dispararan solos o si un ataque a sus propias computadoras lo haría. También hay información semi pública que da cuenta de los países centrales “juegan” a sacarse de órbita satélites de comunicación o espías o a controlar su equipamiento militar exclusivamente desde las redes. La Soberanía ha pasado a ser un concepto cada día más abstracto: en lo particular el término recientemente acuñado: Soberanía Tecnológica.
El único país que venía “salvándose”, irónicamente gracias al bloqueo, era Cuba: no podía conectarse con los cables de fibra submarina que en su mayoría TODOS pasan a pocos kilómetros de la costa de la mayor de las Antillas. Sus computadoras, redes, software y demás estaban todos dentro y con una única salida “al mundo” via satélite más un cable de fibra que tendiera Venezuela gobernada por Chavez. En el pasado año se ha sabido de convenios Google-Cuba lo que no deja de preocupar y habla claramente de la intención, para nada velada, del gigante imperialista de conquistar ese gran mercado cuasi virgen pero fundamentalmente de entrar para poder agregar control a uno de los pocos puntos del mundo en donde aún no lo han logrado hacer.
Pero el mercado y el estado de bienestar nos hacen ver a cada instante de que somos dueños de nuestros dispositivos informáticos, al igual que el Estado lo es; que somos dueños de la tecnología y que la manejamos y utilizamos a nuestro total libre albedrío. La cruda realidad es que no somos más que tristes dueños de un montón de fierritos, cables y chips, que por cierto nos los venden como si de oro en polvo se tratase. Pero en ningún caso somos dueños de la información y menos aún de los programas que corren “por debajo” de los que usamos a diario en nuestros dispositivos, que no los vemos ni sabemos que cosas hacen, no sabemos que existen, pero se ejecutan en nuestros computadores, consolas de juego o celulares para espiar, escuchar y controlar nuestro movimiento.
Gracias a las revelaciones, sobre vigilancia mundial de Edward Snowden en junio de 2013 se supo que, por ejemplo, la presidenta Dilma Rouseff así como la petrolera Petrobras, venían siendo espiadas por mucho tiempo. Objetivo político y económico en tanto Petrobras comenzaba las prospecciones petroleras que darían Soberanía Energética al “país continente”. Otros mandatarios han sido y son espiados todo el tiempo sin que tengan consciencia de ello. Pero también el “ciudadano común” en tanto el cruce de información analizado por imponentes sistemas informáticos hace que “cualquier monedita sirva” y que todos aportemos algo para ese gran sistema de control mundial. Se apunta a la agencia NSA como responsable de este espionaje.
Pero como indudablemente ha hecho mucho ruido mediático el pasado 7 de marzo de 2017 las filtraciones de WikiLeaks relacionadas a espionaje de la agencia norteamericana CIA, es bueno hacer una breve reseña de WikiLeaks, sus integrantes y el nivel de la información filtrada.
WikiLeaks (del inglés leak, «fuga», «goteo», «filtración [de información]») surge en el año 2006 es una organización mediática internacional sin ánimo de lucro, que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes. Se estima que su base de datos acumula 1,2 millones de documentos. Si bien no hay información pùblica de quienes son sus integrantes, se sabe que los hay periodistas, tecnólogos, cientìficos entre quienes aportan a la organización.
En términos técnicos es básicamente una Wiki, que utiliza el software de Wikipedia (Wikimedia) con algunas modificaciones y de acuerdo a los permisos de acceso que cada uno de los usuarios tiene, es el nivel cosas que se pueden realizar, es decir: puede ser solamente un lector, un editor, corrector, manejador de las bases de datos, como habitualmente sucede con cualquier sistema informático, máxime cuando lo es colaborativo.
En el año 2010 surgen las primeras filtraciones de información que generaron impacto mundial. Entre ellas se destacan en el año 2007 como desde un helicóptero Apache se tirotea a un periodista de la agencia Reuters junto con otros civiles, ninguno de ellos en posición de ataque o amenaza contra la aeronave de guerra norteamericana. En relación con la Guerra de Afganistán iniciada en 2001, en julio de 2010 los periódicos The Guardian, The New York Times y Der Spiegel hicieron públicos un conjunto de unos 92.000 documentos sobre la Guerra de Afganistán entre los años 2004 y 2009. Estos les llegaron a través de WikiLeaks sin compensación económica a la página. Lo mismo ha sucedido con los casi 400.000 documentos filtrados de la guerra de Irak entre los años 2004 y 2009, revelados también en el año 2010.
Los más de 250.000 cables o comunicaciones entre el Departamento de Estado estadounidense con sus embajadas por todo el mundo, conocido como «Cablegate» y como la filtración de información de documentos de la historia, fue develado a fines del año 2010. A comienzos del 2012 Wikileaks realiza la filtración de archivos de correos electrónicos de la empresa Stratfor en 2012 y refiere a la publicación y difusión de correos electrónicos de carácter interno entre personal de la agencia de inteligencia privada y espionaje estadounidense Stratfor así como del personal de la empresa con sus clientes.
El pasado 7 de marzo de 2017, el portal Wikileaks aseguró haber obtenido los detalles de un programa de hackeo de teléfonos, ordenadores y televisores por parte del espionaje de Estados Unidos, y comenzó a filtrar miles de documentos relacionados que atribuye a la CIA. Incluyendo un programa llamado «Año Cero», que incluiría toda una serie de armas informáticas para poder hackear teléfonos y dispositivos producidos por compañías estadounidenses, como los iPhone de Apple, el sistema Android de Google, el Windows de Microsoft o los televisores Samsung con conexion a Internet, que se convertían en micrófonos encubiertos a través de los cuales espiar a sus usuarios.
Recordemos además que la cabeza visible de Wikileaks, Julian Assange, se encuentra asilado en la embajada de Ecuador en Londres. Guillermo Lasso, candidato por la oposición que enfrentará a Lenin Moreno el próximo 2 de abril de 2017 en la segunda vuelta electoral, aseguró el pasado 17 de febrero y con motivos de la primer vuelta electoral que, de llegar al poder, le daría un mes al fundador de Wikileaks para salir de la embajada de su país en Londres.
Aparentemente de las nuevas filtraciones se desprendería, en forma primaria en tanto son miles los documentos revelados, que la agencia de inteligencia CIA maneja “agencias clandestinas” en su seno, igual o más potente y aceitada que la NSA. Incluso se ha dicho que unos espían a otros.
En todos los casos, las revelaciones de los últimos siete años, dan cuenta de la importancia que le dan a los inmensos ejércitos informáticos en EEUU, China, Israel, Alemania, Iran, etc. Se recluta a la par soldados e informáticos, como Mamram o Unidad 8200 del ejército israelí.
Y hasta aquí ustéd podrá decir: Basta de relato!!, pese a notarse que habrían decenas de páginas para redactar respecto a filtraciones, espionaje, revelaciones, contraespionaje y pasar a preguntarnos: ¿Qué hacemos? Hemos escuchado a encumbradas figuras de nuestro gobierno decir “tenemos que hacer alianza con los EEUU” (y de allí, entre otras cosas, tal vez lo más públicamente conocido ha sido el acuerdo del Plan Ceibal de Google, del que poco o nada se sabe hoy día).
Otros más osados, fuera de los ejes de decisión, se preguntan “¿Y si hacemos alianza con China, comunista, potencia, que tiene buscadores y tecnología iguales o más sofisticada que los EEUU?” y quizá los más tozudos decimos: no queremos cambiar control norteamericano por control chino o de quien fuera; sencillamente NO QUEREMOS SER CONTROLADOS. Pero allí surge el nudo más grande: para lograrlo, debemos tener nuestro propio hardware soberano, saber cómo se fabrica (computadores, celulares, tabletas, tomógrafos o cualquier dispositivo electrónico utilizado hoy dia), fibra óptica soberana y la capacidad de desarrollar y analizar nuestro software: programas de computadora y celulares, por ejemplo. En el caso de los programas, la única forma de lograr saber a ciencia cierta que es lo que hacen es utilizar Software Libre. Hacemos la analogía del término para denominar Hardware Libre a aquel capaz de ser analizado, modificado, compartido, cumpliendo las mismas premisas que el Software Libre.
Imposible pensar en el perimido concepto de Estado-Nación para resolver tan complejo asunto. Se requiere de cifras millonarias pero sobre todo de conocimiento acumulado durante más de 20 años que ningún país por si solo tiene, a excepción de las potencias centrales.
En la región se han hecho interesantísimas propuestas. Anillo de Fibra Óptica UNASUR, Centro de Datos regional y distribuido, MERCOSUR, Grupo de Seguridad Informática MERCOSUR más los intentos individuales de cada uno de los paises: en Brasil todo el correo electrónico del Estado alojado en servidores y con programas controlados 100% por Brasil, diferentes leyes como la Ley de Software Libre en Uruguay, de Infogobierno en Venezuela, etc. Todas estas propuestas, lamentablemente, han sido “saludos a la bandera” pese a que TODAS ELLAS fueran realizadas en momentos de gobiernos progresistas o de izquierda lo que hacía aún más alentador animarse a pensar en que algo de eso funcionaría. No ha sido así: ninguno de los gobiernos progresistas parece haberle dado importancia o las potencias tienen más fuerza. Con el actual retroceso en las correlaciones de fuerza en nuestro continente, parece aún más impensable.
Quizá la propuesta pueda ser la reactivación de esos macro proyectos regionales, la posibilidad de reclutar a nuestros propios ejércitos informáticos, capacitarnos a la par de quienes hoy detentan el control, pero comenzando por poner estos temas en agenda, darles visibilidad. A no quedarnos en que “solo es un tuit, lo que importa es salir a la calle, como el 8 de marzo donde eramos como 300.000” (recordemos, sin ir más lejos, el impacto que generó en las pasadas elecciones de EEUU, la filtración de correos electrónicos de Hillary Clinton, según dicen un “gesto” de Rusia para apoyar a Trump, algo que, quien escribe, no logra terminar de comprender a cabalidad), a poner pienso, recursos humanos y financieros para comenzar a armar redes regionales para pensar juntos en las mejores estrategias para salirnos de la lógica sistémica e ir camino a la Soberanía Tecnológica que se enmarca, sin duda alguna, en nuestras históricas luchas y compromiso por la Liberación.