Chechenia
Chechenia. Un nombre que nos evoca guerras y lejanía. Caras de presentadores de informativos pronunciando nombres impronunciables de países, regiones y personas que se nos antojan muy lejanos. Un territorio que provoca duda a la hora de señalarlo en el mapa y duda sobre si realmente existe o es un invento para rellenar minutos de informativos. Teatro Dubrovska de Moscú año 2002. Muchos ni nos acordamos de lo que allí sucedió.¿Petróleo? Probablemente si no no saltaría a los telediarios regular aunque tampoco excesivamente. ¿Será que no hay petróleo y hay intereses menores? Lo que seguro que hay son rusos. O no, porque hay pelea. Tal vez sean armenios, o kurdos, o vaya usted a saber. Si al final es todo lo mismo. Hay rusos y punto. Bueno, los rusos son personas, ¿no? Luego en Chechenia hay personas. Y tienen derechos, entonces. Humanos. Derechos humanos. Llegan noticias otra vez de Chechenia. ¿Otra guerra? No parece, la información no llega por canales oficiales. Llegan denuncias de derechos deshechos por gobernantes con el cerebro y la humanidad también desecho. Campos de concentración. En Chechenia. En Rusia. Casi casi en Europa. Campos de concentración en Chechenia. Concentración. Centrémonos y allá donde podamos concentrémonos. Por los chechenos. Por dignidad. Porque están lejos física y mentalmente de nuestras burbujas arco iris y nuestros orgullos que nada enorgullecerían nuestras conciencias si nos quedamos quietos, o bailando, mientras despierta el dinosaurio.