Mafia terrorista de Miami pretende presionar a Donald Trump
Por Arthur González*/Martianos–Hermes–Cub
Ejemplo de cómo esos “exiliados” cubanos se convirtieron en poderosos hombres de negocios, fue Jorge Mas Canosa, apodado El Chairman, nombrado por Ronald Reagan como presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana.
Son muchos y notables los nombres de algunos que, como Carlos Alberto Montaner, fue transmutado de terrorista prófugo de la justicia cubana por detonar bombas en centros comerciales, en politólogo, escritor y periodista. Otros lograron llegar a la cúspide política a cambio de favores y el pago de campañas electorales, entre ellos Ileana Ros, Lincoln y Mario Díaz-Balart.
A finales de la administración Obama, esa mafia recibió un tiro de gracia que marcó su fin en el protagonismo político hacia Cuba, al reconocer la propia Casa Blanca que:
“Décadas de aislamiento de Cuba no han conseguido nuestro perdurable objetivo de promover el surgimiento de una Cuba estable, próspera y democrática. Restringió nuestra capacidad para influenciar el curso de los acontecimientos en el hemisferio occidental e Imposibilitó el uso de toda una gama de medidas que Estados Unidos puede utilizar para promover un cambio positivo en Cuba.
La propia candidata presidencial Hillary Clinton afirmó:
“No podemos mantener por más tiempo una política que no ha fructificado. Tenemos que aprovechar el momento. […] estábamos ayudando al régimen…en vez de promover la apertura positiva a la influencia externa, en la misma forma que lo hicimos de forma tan efectiva con el antiguo bloque Soviético…”
En los estertores de su muerte, la mafia anticubana intenta negociar con el presidente Donald Trump, para que eche atrás algunas de las decisiones ejecutadas por Barack Obama.
Siendo más realista, el heredero de la FNCA, Jorge Mas Santos, reconoció que “los cambios que haría Trump serán más bien cosméticos”.
Sin embargo, Ileana Ros, involucrada en casi todas las acciones subversivas contra Cuba, declaró:
“El presidente nos hizo esa promesa (que revertiría algunas medidas de la anterior Administración) y él es un hombre de palabra, y yo tengo fe que va a cumplir, y ojalá que sea pronto”.
Esas aseveraciones causan risa, pues si algo ha realizado bien Trump, es no cumplir con sus promesas.
Al parecer uno de los aspectos que los mafiosos desean, es que Trump implante nuevamente la política de pies secos-pies mojados, pues en sus declaraciones de la congresista Ros-Lehtinen afirmó:
“Sobre las consecuencias del cambio de política en cuanto al tema de tráfico de personas, señaladas por La Habana, es un argumento absurdo”.
Lo cierto es que la nueva política establecida por Obama para Cuba, fue aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional, órgano que llegó la conclusión de que es necesario dejar a un lado a la mafia anticubana, si realmente Estados Unidos desea obtener resultados en su anhelado sueño de ver derrocado el socialismo.
A pesar del pataleo de los mafiosos la realidad dice otra cosa, porque el presidente Trump acaba de tomar una decisión que pudiera significar el entierro de esos asalariados que viven en Cuba como reyes sin trabajar, gracias al dinero que reciben desde los Estados Unidos.
Sin contar con los mencionados líderes de la mafia anticubana, Trump propuso eliminar los 20 millones de dólares anuales que aprobó Obama para la contrarrevolución cubana en Estados Unidos y en Cuba, camuflada como “ayuda para el desarrollo”, dejando en un limbo a esos que como marionetas bailan al compás de los dólares yanquis.
De ese tema ni la Ros-Lehtinen, los Díaz-Balart y el senador Marco Rubio, no han dicho ni media palabra, a pesar de que la medida los afecta directamente.
En ese sentido, Arturo López Calleja-Levy, profesor en Mills College de California, dijo que con esa propuesta de recorte presupuestario “Trump se distancia del consenso intervencionista de post-guerra y por ende también de los gastos en la llamada promoción de la democracia, para dedicarse a temas de seguridad más inmediatos”.
José Pepe Hernández, directivo de la FNCA, afirmó:
“A Cuba solo llegan 4 millones de usd de esos 20 millones, porque el resto va a parrar a los bolsillos de los grupos del exilio de Miami”.
Cuando esos fondos fueron auditados por la Oficina de la Contraloría General (GAO) del Congreso de los EEUU,
descubrieron que una parte de esos millones, se emplearon en Miami para la compra de abrigos de cuero y lana, bombones de marcas costosas y equipos electrodomésticos, por los mafiosos beneficiados con ese dinero, demostrándose nuevamente que la contrarrevolución es un negocio muy jugoso.
La suerte está echada y cual juego de azar, habrá que esperar donde cae la bolita de la ruleta, pero sin dudas la situación de la mafia con sus asalariados en Cuba, va en picada, porque Trump y el Consejo de Seguridad Nacional, llegaron a la conclusión que, las caminatas dominicales por cuatro cuadras de las Damas de Blanco, los actos provocativos de la UNPACU en la zona oriental, ni las falsas acusaciones sobre inventadas “detenciones arbitrarias”, podrán cambiar el socialismo cubano.
Para avanzar en ese terreno, los que tienen que cambiar de estrategia son los propios yanquis y eso Obama lo inició en 2014 y es imposible que a Trump, la CIA y las demás agencias de inteligencia, le permitan modificar lo que ya se puso en marcha, esperando ver los resultados.
Trump podrá hacer lo que le pidan esos que no entienden de honor, pero debería saber que como dijo José Martí:
“Cuba no anda de pedigüeña por el mundo…”
*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.