El rostro femenino de la monoparentalidad
En Andalucía existen diversas interpretaciones del concepto de familia monoparental, algunas de ellas extremadamente restrictivas. En el ámbito educativo, por ejemplo, la Junta de Andalucía sólo considera como tales a las familias formadas por personas viudas con hijos, madres solteras con hijos no reconocidos por el padre, y víctimas de violencia de genero con descendientes.
Se excluyen de esta categoría, aún compartiendo una misma composición familiar, nuevos modelos de familia, como los generados tras una separación o divorcio en los que uno sólo de los progenitores convive y asume en exclusiva la guardia y custodia de sus hijos así como aquellos formados por madres solteras cuyos hijos sí están reconocidos por el padre aunque éste no ingrese la manutención y/o no participe en la atención y cuidados del menor
Ello está generando situaciones de desigualdad, fundamentalmente a efectos de escolarización y en el acceso a los servicios complementarios de aula matinal y comedores escolares, dejando a familias totalmente desprotegidas y conduciéndolas consecuentemente a una situación de exclusión social.
Las políticas de familia aplicadas por el gobierno estatal y autonómico equiparan estos nuevos modelos de familia con el modelo nuclear o tradicional, excluyéndolas del concepto de monoparentalidad a pesar de que su realidad socio-familiar sea más fácilmente equiparable a la de cualquier otra familia monoparental.
En España, al frente de la mayoría de los hogares monoparentales, entendiendo éstos en su amplia dimensión, hay una mujer. Por lo que podemos afirmar que la monoparentalidad es eminentemente femenina. Y además de asumir el cuidado de sus hijos, muchos veces en solitario, y atender las tareas del hogar, las más afortunadas, se enfrentan con la dificultad de intentar mantener a flote una carrera profesional.
Las medidas que contempla la Ley 39/99, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras, son, sin duda, necesarias pero insuficientes y poco eficaces para favorecer la conciliación. ¿De qué sirve la excedencia por cuidados familiares si va a suponer la no percepción de ingresos económicos para estas familias?
De este modo, las mujeres no pueden ejercer en condiciones de igualdad su derecho al trabajo o a acceder a empleos bien remunerados, viéndose obligadas a abandonarlos o a reducir su jornada laboral para poder atender a sus hijos. La disminución de ingresos que ello conlleva, favorece que muchas de estas familias tiendan a sufrir situaciones de pobreza.
Por su parte, el Plan Integral de Apoyo a la Familia favorece en mayor medida a las familias numerosas frente a las monoparentales, a pesar de que las primeras son menores en número y disponen ya de una ley propia que las protege y beneficia. Dicho Plan no contempla medidas eficaces que permitan la conciliación de las familias en situación de monoparentalidad, limitándose a reconocerles determinadas bonificaciones y beneficios fiscales, medidas insuficientes si no pueden acceder en condiciones de igualdad a los recursos para poder conciliar.
Resulta, por tanto, evidente que las medidas concebidas para brindar protección y apoyo a las familias monoparentales y a los nuevos modelos de familia similares, son insuficientes, siendo imprescindible ampliar la oferta de recursos públicos socio-educativos y las plazas en comedores escolares y aulas matinales, así como favorecer la apertura de escuelas de verano en los centros escolares para favorecer la conciliación de la vida laboral y familiar de estas familias. Sin ello, las políticas de igualdad, por más medidas que incluyan para facilitar la incorporación de la mujer al mercado laboral y apoyar su maternidad, estarán incompletas. Porque seguirá vigente la amenaza y el riesgo de pobreza, desarraigo y exclusión social de un buen número de mujeres.
Es indispensable, pues, que el gobierno autonómico re-defina el concepto de familia monoparental, englobando dentro del mismo a todas aquellas familias en las que un solo progenitor convive y ostenta en exclusiva la guardia y custodia de sus hijos, de modo que los nuevos modelos familiares también puedan beneficiarse de los mismos recursos y prestaciones. Sólo así podremos evitar situaciones de desprotección y desigualdad de estos nuevos modelos de familia.
Los gobiernos estatal y autonómico deben asumir un firme compromiso político para favorecer en mayor medida la conciliación familiar y laboral de las mujeres que están al frente de un hogar monoparental y brindarles un mayor apoyo institucional a estas familias promoviendo políticas que incluyan medidas de protección integral efectivas para las mismas.
Noelia García Millán
(Área Igualdad IU Jerez)