Masacre en Gaza: además de realizar una investigación, se debe poner fin a la ocupación
Las Fuerzas de Defensa israelíes ubicaron puestos de francotiradores por encima y por debajo del muro construido por Israel, que deja a los dos millones de palestinos de Gaza en un estado de virtual prisión colectiva. Tarek Loubani declaró en una entrevista para Democracy Now: “Estábamos lejos del área de protesta, 25 metros al sur de los manifestantes. Estaba todo tranquilo. Podíamos ver los puestos de los francotiradores. Era seguro que ellos podían vernos a nosotros también. Estaba hablando con el equipo médico, estábamos probando algunos dispositivos médicos que habíamos tratado de hacer en Gaza, por la escasez. Era muy temprano y aun así ya se nos habían acabado todos los suministros, así que nos reabastecimos. Fue entonces cuando lamentablemente oí un fuerte estallido, me vi en el suelo y me di cuenta de que me habían disparado”.
El Dr. Loubani describió su rescate: “El primer rescatista que acudió a mí fue un hombre llamado Musa, un paramédico excelente con quien habíamos hecho capacitaciones juntos y a quien ayudé a capacitar. Se acercó y dijo: ‘A ver, doctor, ¿qué se hizo ahí?’. Me miró la pierna, me cortó los pantalones y comenzó a trabajar”. Una bala había atravesado las dos piernas del Dr. Loubani. El paramédico Musa le preguntó al doctor si quería un torniquete. “Sabía que necesitaba uno, pero pensé ‘solo tenemos ocho’. Uno de ellos estaba en mi bolsillo trasero. Lo saqué, se los arrojé y les dije: ‘No, úsenlo para otra persona’. Sabía que habría muchos disparos más”.
El Dr. Loubani continuó su relato: “Musa Abuhassanin era un hombre genial. Lo digo en tiempo pasado porque cerca de una hora después de rescatarme, acudió nuevamente a atender una emergencia y, por desgracia, recibió un disparo en el pecho. Había tantos disparos, tanto fuego de balas a su alrededor que sus colegas no pudieron alcanzarlo y no pudieron tratarlo. Y cuando finalmente llegaron a él ya habían pasado 20 minutos. El problema que tuvo se llama neumotórax, básicamente ingresa aire al pecho en un lugar donde no debería entrar. Y no debería haberle causado la muerte. Yo sé cómo solucionar el problema. Si hubiera estado ahí lo podría haber arreglado literalmente con un bolígrafo BIC. Pero lamentablemente no pudo recibir el tratamiento que necesitaba y murió”.
Pocos días después de haber sido herido, el Dr. Loubani tuiteó una foto con la siguiente leyenda: “Una foto inquietante. Viernes 11 de mayo. A la izquierda: Mohammed Migdad, con un tiro en el tobillo derecho. Hassan Abusaada. Tarek Loubani, con un tiro en la pierna izquierda y en la rodilla derecha. Moumin Silmi. Youssef Almamlouk. Musa Abuhassanin, muerto tras un tiro en el tórax. Voluntario desconocido. Fotógrafo: herido de bala”.
Loubani afirma que tanto él como cualquier otro rescatista podría haber salvado a Musa, pero el fuego de los francotiradores israelíes impidió que fuera alcanzado por el personal médico, que era fácilmente reconocible por su vestimenta e identificaciones. En una cobertura de la misma protesta, Sharif Abdel Kouddous, corresponsal de Democracy Now! y colaborador destacado de la organización de apoyo a la prensa independiente The Nation Institute, declaró: “Las balas de los francotiradores no llegan en sucesión rápida. No es un aluvión de fuego. Es algo metódico, paciente, preciso. Oyes un disparo y alguien cae. Se llevan su cuerpo ensangrentado. Esperas unos minutos, escuchas otro disparo y ves caer otro cuerpo”.
Ya en 2010, el ex primer ministro británico David Cameron calificó a Gaza como “una especie de prisión al aire libre”, mientras que, recientemente, Naciones Unidas ha declarado que Gaza es “inhabitable”.
En todo el mundo se ha expresado indignación por la masacre, incluso dentro de Israel. Nueve destacados israelíes, entre los que se encuentra Avraham Burg, ex presidente de la Knéset, el Parlamento israelí, escribieron en una declaración conjunta: “[Estamos] alarmados y horrorizados por el asesinato masivo de manifestantes palestinos desarmados en Gaza. Ninguno de los manifestantes representaba un peligro directo para el estado de Israel ni para sus ciudadanos. El asesinato de más de 50 manifestantes y los miles de heridos evocan la masacre de Sharpeville de 1960 en Sudáfrica”.
En medio de la protesta, que lleva seis semanas, Natalie Portman, la actriz israelí-estadounidense nacida en Jerusalén, se negó a viajar a Israel para recibir el Premio Génesis, que tiene un valor de dos millones de dólares, y expresó en un comunicado: “[E]l maltrato de los que sufren las atrocidades de hoy simplemente no está alineado con mis valores judíos. Dado que Israel me importa debo pronunciarme contra la violencia, la corrupción, la desigualdad y el abuso de poder”.
Estados Unidos bloqueó una moción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que proponía iniciar una investigación sobre la masacre. Mientras tanto, el presidente Donald Trump estuvo representado en la ceremonia de apertura de la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén por su hija Ivanka y su yerno Jared Kushner, que en su discurso culpó a los palestinos por la violencia.
Las mentiras se llevan vidas: una investigación no es suficiente. Se debe poner fin a la ocupación y los responsables de la masacre deben rendir cuentas.
Fuente: Democracy Now