El Papa Francisco a la izquierda de la izquierda
“ Si se toma en cuenta que la religión cristiana fue en los primeros tiempos la religión de los pobres, que fue en la época del Imperio Romano la religión de los esclavos porque se basaba en preceptos profundamente humanos, no hay duda de que el movimiento revolucionario ganaría mucho, el movimiento socialista, el movimiento comunista, el movimiento marxista-leninista ganaría mucho en la medida en que los dirigentes de la iglesia católica y otras iglesias vuelvan al espíritu cristiano de la época de los esclavos de Roma. Y digo, no solo ganaría el socialismo y el comunismo, ganaría también el cristianismo.”
Fidel Castro Ruz.
El Papa Francisco escribió una emotiva carta a los movimientos populares de todo el mundo, en medio de la pandemia del coronavirus durante el Domingo de Resurrección. El papa Francisco les recordó a los “hermanos y hermanas” que integran los movimientos populares del mundo que “si la lucha contra el COVID-19 es una guerra, (ellos) son un verdadero ejército invisible en las más peligrosas trincheras″.
El Papa se dirigió a los excluidos de los beneficios de la globalización y que “no gozan de esos placeres superficiales que anestesian tantas conciencias”. Afirmó que los males que aquejan a todos, a ellos los golpean doblemente porque “viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los protejan”.
También planteó una vieja reivindicación de la izquierda el salario universal, hizo referencia a los más excluidos: “Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento… y las cuarentenas se les hacen insoportables. Tal vez sea tiempo de pensar en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”, remarcó.
Esta Carta está en concordancia que el histórico encuentro de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, donde denunció las políticas neoliberales. Entre otras cosas señaló como arma más valiosa de las organizaciones populares:»es la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo”. Sin embargo, les pidió que no se encierren en la queja, que se sigan arremangando y trabajando por sus familias, por sus barrios, por el bien común. «Esta actitud de ustedes me ayuda, cuestiona y enseña mucho”, aseguró. «A las periferias no llegan las soluciones del mercado y escasea la presencia protectora del Estado”, agregó. Destacó la actitud de salir a reclamar por sus derechos en vez de quedarse resignados esperando a ver si cae alguna migaja de los que detentan el poder económico. “Muchas veces mastican bronca e impotencia al ver las desigualdades que persisten incluso en momentos donde se acaban todas las excusas para sostener privilegios”, señaló.
A todos ellos les dijo que “el Padre Celestial” está mirando su trabajo, los valora, los reconoce y fortalece en su opción. “Pienso en las personas, sobre todo mujeres, que multiplican el pan en los comedores comunitarios cocinando con dos cebollas y un paquete de arroz un delicioso guiso para cientos de niños, pienso en los enfermos, pienso en los ancianos. Nunca aparecen en los grandes medios. Tampoco los campesinos y agricultores familiares que siguen labrando para producir alimentos sanos sin destruir la naturaleza, sin acapararlos ni especular con la necesidad del pueblo”, resaltó.
Francisco también se mostró preocupado por la forma en que los distintos sectores sociales tienen que llevar adelante la cuarentena total. “Qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña vivienda precaria o que directamente carece de un techo. Qué difícil es para los migrantes, las personas privadas de libertad o para aquellos que realizan un proceso de sanación por adicciones. Ustedes están ahí, poniendo el cuerpo junto a ellos, para hacer las cosas menos difíciles, menos dolorosas. Los felicito y agradezco de corazón”, los motivó. También los invitó a pensar en “él después” ya que una vez que pase la tormenta se sentirán las consecuencias. “Ustedes no son unos improvisados, tiene la cultura, la metodología pero principalmente la sabiduría que se amasa con la levadura de sentir el dolor del otro como propio. Quiero que pensemos en el proyecto de desarrollo humano integral que anhelamos, centrado en el protagonismo de los Pueblos en toda su diversidad y el acceso universal a esas tres T que ustedes defienden: tierra, techo y trabajo”, remarcó. Y continuó: “Espero que este momento de peligro nos saque del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro. Nuestra civilización, tan competitiva e individualista, con sus ritmos frenéticos de producción y consumo, sus lujos excesivos y ganancias desmedidas para pocos, necesita bajar un cambio, repensarse, regenerarse”. Francisco consideró a los movimientos populares como los constructores indispensables de ese cambio impostergable: “Ustedes poseen una voz autorizada para testimoniar que esto es posible. Ustedes saben de crisis y privaciones… que con pudor, dignidad, compromiso, esfuerzo y solidaridad logran transformar en promesa de vida para sus familias y comunidades”.
Por último, los llamó a seguir luchando y cuidarse como hermanos. “Rezo por ustedes, rezo con ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los bendiga, los colme de su amor y los defienda en el camino dándoles esa fuerza que nos mantiene en pie y no defrauda: la esperanza. Por favor, recen por mí que también lo necesito”, concluyó el Santo Padre. Estas mismas recomendaciones fueron trasladadas al presidente Alberto Fernández, en las distintas reuniones que tuvo con los curas de Francisco en la Argentina, los padres Pepe y Paco entre otros. A pesar de yo ser, un declarado “Ateo, Apostólico y Romano” el Papa Francisco vanguardiza un pensamiento progresista, señalando en cada momento los graves problemas de la humanidad. El Papa, a parte de sus oportunas y contundentes declaraciones, está sembrando en nuestro continente las semillas de muchos mártires cristianos, que dieron la vida por la opción de los pobres. Ya florecen los padres Camilo Torres, Mugica y los obispos Angelelli y Romero.
Por todo esto digo que el Papa está a la izquierda de la izquierda.
* Analista Internacional.