Hablar gallego en Galicia continúa siendo un acto necesario, me atrevo a decir que hasta revolucionario, para seguir siendo
Debemos continuar la lucha para que en Estado español entienda que no existen idiomas de primera y de segunda categoría.
Nuestro idioma continua estando en peligro por acción y por omisión de un gobierno de la Xunta de Galicia que lo menosprecia, en vez de defenderlo como un tesoro, como parte de la identidad del pueblo gallego, una parte imprescindible para seguir siendo gallegos.
El gallego en Galicia fue siempre el idioma de la clase trabajadora, el idioma del campesinado, de la casa del humilde, el idioma del pueblo que no el de los señoritos.
El gobierno del PP tanto en Galicia como en Madrid vio siempre el hecho identidario de tener un idioma propio en Galicia, como en Cataluña, o Euskadi, como un peligro para la sacrosanta unidad del Estado español, como una agresión al españolismo rancio que ellos representaban.
Pero ahora con el nuevo gobierno del PSOE también estoy preocupado al ver que el flamante Ministro de Interior, un Juez, Fernando Grande–Marlaska, se atrevió en su etapa en la judicatura a decir que el gallego es un dialecto y menospreciándolo como idioma.
No hay idiomas de primera y de segunda categoría, todos los idiomas del mundo deberían ser declarados patrimonio de la humanidad, porque son mucho más que un modo de comunicarse, son el fruto de la evolución de los pueblos y de la humanidad en su conjunto, son siglos de construcción de una comunidad lingüística. O hecho de que en el Estado español convivan cuatro idiomas como son el castellano, el catalán, el euskera y el gallego debería ser visto como un tesoro, como una posibilidad de enriquecimiento mutuo.
Por desgracia en el Estado español no es así, sigue habiendo gente que piensa que hablamos gallego para molestar, que lo hacemos por ignorancia, o que hablar gallego es un atraso, es gente que no entiende nada, y va a dar igual que se lo expliques en gallego, en castellano o en chino mandarín, porque non quieren entender, los mueve el odio y el miedo a lo diferente, los mantiene en la ignorancia la herencia del nacional catolicismo y del franquismo de la «España una, grande y libre» que nunca fue ninguna de las tres cosas en esa oscura etapa de nuestra historia.
Por ese motivo debemos continuar la lucha para que en Estado español entienda que no existen idiomas de primera y de segunda categoría, que el idioma de Galicia es el gallego y eso no es una agresión, ni una ocurrencia, es una realidad a lo largo de siglos de historia, que los idiomas no separan si no que abren fronteras en la tierra y en la mente.
Debemos esforzarnos en que entiendan que cuando usamos el gallego en nuestra vida diaria no lo hacemos por chinchar a nadie, ni como una opción política, lo hacemos porque estamos en Galicia, porque el gallego es nuestro idioma, porque nos apetece y nos da la gana, y sobre todo porque es una necesidad defender un patrimonio de nuestro pueblo tan importante como el gallego. Nuestra obligación es recuperar y salvaguardar nuestro idioma para las futuras generaciones.