Escarpo •  Opinión •  22/06/2020

Gobierno de coalición

Gobierno de coalición

La conformación del poder parlamentario es la que tenemos, guste más o guste menos, haciendo posible la formación de un gobierno de coalición hegemonizado por el PSOE y con Pedro Sánchez al frente. No voy a recordar aquí el trato que tuvo de sus “viejos compañeros”. Estos son los que tienen el verdadero poder en el Partido y algunos de estos sectores, abiertamente se suman a la derecha, para derrocar al Gobierno. La figura principal de este grupo de poder es Felipe González, quien ha llegado a convocar al grupo PRYSA para hacer campaña desde estos medios y acabar con el Gobierno de Coalición.

La otra fuerza que está en el Gobierno, aunque es minoritaria, es Unidas Podemos.

El PSOE es un partido, que nació de la vanguardia del movimiento obrero hace casi siglo y medio, pero que desde hace mucho representa la subordinación de este movimiento al capital. Unidas Podemos es una coalición que juntó a la vanguardia del movimiento obrero del siglo pasado (PCE), con la expresión política del recientísimo movimiento de masas del 15M contrario al neoliberalismo, pero fugaz y no proletario (PODEMOS). Ésta es la fuerza política de que dispone a fecha de hoy el pueblo trabajador, descontando otros partidos políticos con programas más representativos de sus intereses fundamentales, pero faltos del apoyo de aquél.

Este Gobierno es débil aunque sólo sea por la correlación de fuerzas que conforman el Congreso. Para buscar la aceptación mayoritaria de cada proyecto que presenta al Parlamento, tiene que buscar el apoyo de casi todas las fuerzas parlamentarias, (con excepción de las que ya sabemos), incluso de fuerzas de ideología de derechas: PNV, Junts per Catalunya,etc., o de nacionalistas como la CUP, ERC,EH BILDU. Sin el apoyo de éstos no saldría ninguna votación a favor del Gobierno.

Frente a estas fuerzas políticas, la otra parte con la que se forma el Parlamento es PP+VOX, que cada día se parecen más. Continuamente convocan desde esta Institución “caceroladas” en contra del Gobierno. Algunos llegan incluso a utilizar la tribuna del Parlamento para pedir que se dé un golpe de Estado. CIUDADANOS con su mínima representación, está intentando sobrevivir, pero todos conocemos su ADN. Fuera del Parlamento, vemos en muchos barrios, no sólo en el de los “señoritos”, gente que se manifiesta en contra del Gobierno de Coalición, caceroladas que puso de moda VOX, banderas rojigualdas etc., y también en algunos barrios populares con una considerable cantidad de participantes (siendo trabajadores quienes se suman a esto, siempre sería demasiado).

Con este panorama socio-político, y atacados por la pandemia del coronavirus, el Gobierno está aplicando o intentando aplicar una serie de medidas, para proteger socialmente a los más vulnerables. Para formar gobierno entre PSOE y UP firmaron una serie de acuerdos, entre los que destacan la derogación de la Reforma Laboral del 2012, el Ingreso Mínimo Vital y otras que se han adelantado por la gravedad de la crisis.

Hay quien plantea la pregunta ¿Qué hace Unidas Podemos en el Gobierno? La respuesta es bien fácil, que el Gobierno no se incline más a la derecha de lo que ya lo hace, y que se apliquen medidas no tan desfavorables para las clases populares, o menos duras de lo que fueron en 2008. Eso junto a hacer frente (aunque de forma suave), a los poderes que con su influencia, deciden la política en nuestro país sin presentarse a las elecciones. También por la mínima depuración que puedan realizar en algunos de estos poderes. Esto ya justificaría, en este momento concreto, el que los comunistas apoyemos, de forma crítica al actual Gobierno de Coalición, mientras sumamos a más y más a la lucha por verdaderas soluciones y no sólo paliativos para nuestros problemas.

El Gobierno está tomando medidas para aliviar la situación de los trabajadores, al menos en comparación con lo que hubo en la anterior crisis.

Bien es verdad que entonces los recortes tardaron un par de años en imponerse tras desatarse la crisis. Ahora, la actual ha estallado en los últimos tres o cuatro meses. Las medidas de alivio con cargo al Estado son siempre bienvenidas, pero no nos podemos conformar con ellas porque se financian con partidas a fondo perdido condicionadas por la UE y créditos que deberá devolverse, y entonces con la actual correlación de fuerzas de clase, la opción más probable es que la clase obrera y las clases populares se verán obligadas a pagar la factura con recortes del gasto público constitutivo de su renta indirecta y diferida (pensiones, sanidad, educación, etc.), precariedad, desempleo y reducción de derechos, por lo cual el alivio dará paso a un empeoramiento de su situación material.

La mayoría trabajadora pagará esta nueva crisis si no modifica la actual correlación de fuerzas de clase. Para ello, debe elevar su conciencia de clase, su unidad y su organización.

¿Y qué hacen los dirigentes de Unidas Podemos frente a esta realidad? En lugar de decir la verdad, la enmascaran llamando “nuestra democracia” a lo que es dictadura de los capitalistas y llamando “escudo social” a lo que son medidas de alivio necesariamente precarias, mientras los medios de producción y el Estado sigan en manos de los capitalistas. Esto pone de manifiesto que no son una fuerza política que persigue la liberación de la clase obrera, sino una fuerza política que apuntala la subordinación de ésta a sus explotadores y opresores, aunque no sea consciente de ello: en definitiva una fuerza pequeñoburguesa.

¿Y qué hacen frente a esta realidad los dirigentes de las organizaciones comunistas más representativas de los intereses fundamentales de la clase obrera en lugar de organizar a ésta en partido político? Hacen del Gobierno su enemigo principal:

1) Como si tuviera realmente el poder del Estado, confundiendo a las masas obreras sobre la necesidad que tienen de conquistar, no el gobierno mediante elecciones parlamentarias, sino todo el poder político por medio de su lucha de clase revolucionaria.

2) Como si fuera el Estado Mayor de la burguesía, sin discernir sus contradicciones con ésta y sus vínculos con la pequeña burguesía antimonopolista, dificultando así que las capas no proletarias del pueblo se reúnan bajo la dirección del proletariado.

3) Como si no fuera el fruto de la decisión de las más amplias masas obreras para frenar la voracidad de los capitalistas, dificultando por tanto el acercamiento de estas masas al comunismo y la elevación de su conciencia de clase revolucionaria, su unidad, su organización y su disposición combativa.

En definitiva, la emancipación de la clase obrera exige que los marxistas-leninistas participemos en los dos movimientos de masas en que se halla dividida nuestra clase, criticando las respectivas desviaciones que impiden su unidad: el reformismo y el “izquierdismo”.

Las fuerzas que conforman el Gobierno de Coalición y EH Bildu han firmado un acuerdo para que sea derogada íntegramente la reforma laboral como condición, para que el partido vasco apoye la quinta fase del confinamiento. No sólo la patronal y los partidos que la representan, se han opuesto con virulencia a esta derogación. También partidos “izquierdistas” y personas con una clara identidad comunista han criticado que la izquierda que está en el Gobierno, firme este acuerdo. Su argumento es que han pecado de inmadurez política al no valorar las fuerzas de quién se va a oponer a la retirada de la Reforma Laboral del 2012.

Éste es uno de los puntos más importantes del acuerdo para formar gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos. Ahora lo único que han hecho es reafirmarlo para conseguir el apoyo de EH Bildu. Se argumenta, que Izquierda Unida y Podemos, son ignorantes, porque no conocen la fuerza de la Unión Europea, que se va a oponer a esta derogación de la reforma laboral. Entonces la izquierda, los comunistas, si renunciamos a esta lucha porque los conservadores son fuertes. ¿qué hacemos? ¿Nos retiramos de la política? Por supuesto que con ese criterio no podemos pensar en cambiar la realidad social, y menos aún acabar con el capitalismo. Esa forma de analizar no es propia de un marxista, ni tan siquiera de alguien que se etiquete de izquierda, progresista o feminista.

Los marxistas-leninistas debemos dar apoyo crítico al Gobierno de Coalición en estos momentos en que la correlación de fuerzas es tan desfavorable a la clase obrera. Aunque débil, es por ahora el único muro de contención contra lo que ya se ha convertido la derecha en España. Con este apoyo no quiere decir que respaldemos la ideología de las fuerzas que componen el Gobierno, en especial el revisionismo que sigue practicando el PCE y que confunde a las masas obreras perjudicando su independencia de clase.

Por lo expuesto anteriormente, el Gobierno de Coalición, ante la inexistencia de un partido que luche por los intereses proletarios, es lo menos malo que ha podido pasar. Este Poder Ejecutivo:

1) Ha impedido una nueva repetición electoral, que muy probablemente hubiera supuesto todavía más crecimiento parlamentario de la extrema derecha.

2) Ha conseguido la unidad parlamentaria, con casi todos los grupos, menos PP, C´s y VOX para lograr acuerdos progresistas.

3) Ha conseguido algo que no ocurría desde los años de la II República. Tener un gobierno con ministros situados políticamente a la izquierda del PSOE.

Algunos comunistas critican que al aceptar tener algún ministro dentro del gobierno se deja a la derecha el papel de la oposición. ¿De verdad creen que si Izquierda Unida no hubiera aceptado entrar en el Gobierno, la oposición la hubieran protagonizado los comunistas? ¿No está clara la correlación de fuerzas? Es lamentable que esas personas acusen de ingenuos a quienes quieren derogar la Reforma Laboral.

Estoy de acuerdo con quienes dicen que los Ministros que tiene el PCE en el gobierno, no están aprovechando, para que se note la presencia de “comunistas” en el mismo. El PCE y el resto de organizaciones comunistas tenemos pendiente una autocrítica profunda de lo que hacemos desde hace ya demasiados años, aplicando el marxismo-leninismo a partir de los textos de los clásicos, para recuperar la acción política propia de un partido comunista y unificarnos para construir el partido de la clase obrera. De lo contrario seguiremos siendo débiles y subsidiarios de la socialdemocracia o del radicalismo pequeñoburgués.


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