Bielorrusia el nuevo objetivo para tratar de acorralar a Rusia. Una mala idea, que se lo pregunten a Hitler o Napoleón.
Primero fue Ucrania, los EEUU y Occidente apoyaron a los NAZIS ucranianos con una estrategia de desestabilización muy parecida a la que la oligarquía venezolana con el apoyo de Washington llevan a cabo en Venezuela.
Se trata de ir arrinconando a Rusia, de ir cercando a Rusia y poniendo gobiernos títeres en los países són sus aliados o amigos.
Es una estrategia peligrosa que obliga a Rusia a reaccionar y defenderse, es inaceptable que Occidente pretenda dejar a la Europa Oriental en manos del fascismo.
De sobras es conocido el currículum de EEUU en cuanto a injerencias en países por todo el mundo, o bien para derribar gobiernos que defienden su soberanía nacional, o para robar recursos energéticos, o para mover ficha en el tablero de la batalla geoestrategica para conseguir imponer la «Pax Americana».
Los EEUU y sus satélites Europeos jugaron un papel determinante en la caída de la URSS, apoyándose en políticos traidores y haciendo también un bloqueo económico a la URSS cuando pasaba un mal momento.
Tras la caida de la URSS los EEUU se convirtieron en la policía del mundo, imponiendo por la fuerza su ley, todo aquel país que no se arrodille es un enemigo.
Rusia ahora a recuperado una parte importante del terreno perdido tras la caída de la URSS.
Hay que reconocer que Vladimir Putin ha conseguido volver a recuperar buena parte del prestigio y ha convertido a Rusia nuevamente en un país soberano capaz de parar los pies a EEUU.
Lo hizo en Siria y ahora tiene que hacerlo en Bielorrusia, pero no como país agresor, sino como defensor de un país soberano y un gobierno que cuenta con el apoyo que la mayor parte del pueblo bielorruso.
La irrupción de Rusia como potencia no solo militar, porque esta pandemia también ha demostrado que Rusia es una potencia a nivel científico y sanitario.
La vacuna Sputnik V es la constatación, una constatación que pone aún más nerviosos a EEUU, Alemania o Francia entre otros.
El oso ruso ha despertado y pretenden acorralarlo para que no pueda seguir creciendo. Nunca es buena idea acorralar al oso ruso, que se lo pregunten a Hitler o Napoleón.