Ramón Pedregal Casanova •  Opinión •  01/05/2022

Rosa María Paya revolcándose en la charca del yanqui

Se infiltra en Cuba como turista, y debido a la generosidad y la hospitalidad de sus autoridades y pueblo pasa por tal cosa. Pero lo cierto, tan cierto que él mismo lo declaró, es que había ido a llevar financiación e instrumental al contrarrevolucionario Payá, que andaba libre por Cuba. Y tuvo que ser él quien lo matase el 22 de julio de 2012. ¿Sabe quién es el referente y responsable de esa muerte? Recordará su nombre: Francisco Carromero Barrios, conocido con el alias de el “fontanero” porque se ha dedicado a espiar a los responsables máximos del partido o lo que sea, el PP, que una sentencia lo declaró Asociación Criminal para Delinquir. El tal Carromero, el “fontanero”, se ha dado de baja en la susodicha Asociación porque los actuales capos del PP tienen sus conflictos con aquellos para quien espiaba nuestro personaje.

El caso es que vuelve a la superficie el caso de Carromero con haber matado a Payá padre, responsable de un grupo contrarrevolucionario. Oswaldo Payá Sardiñas y su segundo, Harold Cepero, murieron cuando el español contrarrevolucionario estrelló contra un árbol el coche en el que viajaban, y los dejó sin vida.

Repasemos: Carromero entró en Cuba con engaño. Su estrellamiento contra un árbol fue asistido por testigos que iban en la misma carretera, un paisano con un tractor y otro que se vio sobrepasado por un rayo cuando pedaleaba su bicicleta. Los dos ciudadanos cubanos auxiliaron a los vivos, por los muertos no pudieron hacer nada. Los vivos eran Carromero y el sueco ultraderechista Modic. ¿A qué velocidad circulaban?, el español declaró que no sabía, y que perdió el control del coche, para luego añadir: “no nos dio ningún vehículo por la parte trasera”.

Modic, el sueco, declaró ante la prensa internacional que también viajó en 2009 con el mismo fin de entregar dinero y equipos a un grupo contrarrevolucionario, y en esta segunda ocasión iba a reunirse además con Payá para darle dinero y verse con jóvenes, para a continuación viajar a otros lugares. También viajaba con visa de turista, ¿por qué cree usted que ocultaba su presencia/viaje a Cuba en sus comunicaciones?, ¿por qué se reunió en otros momentos con estadounidenses involucrados en actos contrarrevolucionarios?

Además de a los medios cubanos, Carromero respondió en presencia del Cónsul español, a los medios internacionales como la BBC, la Agencia AP, Televisión Española, … y se repitió que no hubo ningún otro vehículo implicado, que iban a entregar 4.000 euros como en otras ocasiones en contacto con extremistas, y lo hicieron con el descaro de decir que no sabían que lo que hacían era ilegal, ¿entonces por qué esconderse?

Carromero llegó a pedir que no hablasen fuera de Cuba de que había implicaciones políticas en el accidente, porque sabía que le podían caer unos cuantos años, que hablasen solo de que había sido un accidente de tráfico por su culpa. Pero qué le importa a la contrarrevolución de lo que pase a sus mercenarios, y a la petición de Carromero respondieron que sí había habido acción política cubana, y responsabilizaron al Gobierno cubano, añadiendo desde el régimen imperialista que seguirían invirtiendo en mercenarios como esos dos. Ya sabe usted el apoyo que da el profesional de la injerencia y la guerra. Como no podía ser menos, Carromero, el “fontanero”, era el chico de los recados de los ultraderechistas Aznar y Esperanza Aguirre, personajes implicados en desarrollar actividades contra Cuba. Al ultraderechista sueco se le conocen sus vínculos con el Instituto Republicano Internacional, una cueva desde la que se dirigen actos contra Cuba. Por aquel entonces el que dirigía a Carromero, que era vicepresidente de Nuevas Generaciones del PP, era Pablo Casado, hacía las veces de presidente, pupilo de Aznar. Como puede ver les une el hilo recolonial, cuando hablan de Latinoamérica es para declarar su admiración por el genocidio y la conquista, son el peor ejemplo de seres humanos.

Pero Carromero tiene además una historia particular con la conducción de vehículos, lo multaron varias veces, hasta perder todos los puntos del carnet y retirárselo, por circular al doble de lo permitido en carretera y en autopista. Bien, pues con estos mimbres quiere hacer Rosa María Payá, hija de quien Carromero mató, una historia con la que volver a la actualidad. ¿Podía preguntar a Carromero por que murieron los que iban detrás y a los que iban delante no les pasó nada? El personaje, para conducir, ya hemos visto es un fenómeno de las carreras. ¿Qué le dio la Payá para que al cabo de un tiempo, tras reunirse con él, saliese declarando lo que la contrarrevolución y sus jefes del régimen imperialista habían sacado en su día?

Ésta mujer que vive de la conspiración por la que la CIA le paga, que el Departamento de Estado quiere poner a la cabeza de la contrarrevolución y es rechazada porque otros perderían sus cobros, esos mismos que no la quieren a su lado porque dicen que es una “oportunista y cínica”, ésta mujer quiere ahora desenterrar a los muertos de carretera para hacerse una fotografía con ellos como doliente. Pero son muchas las fotografías que se ha hecho alegre y vivaracha con los ultraderechistas estadounidenses, senadores y congresistas, y jefes de la mafia de Miami y golpistas latinoamericanos, empezando por el golpista Almagro.

Una vez que su misma organización contrarrevolucionaria, el Movimiento Cristiano de Liberación la expulsa, como vemos la manera que tiene de ganarse la vida apunta a una mayor indignidad humana, revolcarse en la charca putrefacta yanqui, la más cadavérica, la mayor causante de terror.  Vete payá.


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