Fatima Letradu •  Opinión •  01/07/2024

Exigimos una investigación frente al abuso violencia policial racista ocurrido en Barakaldo

El pasado 21 de marzo, policías municipales de Barakaldo, en torno a las 8:30 de la mañana, procedieron al desalojo de varias personas, migradas y racializadas, que se cobijaban en un túnel tapiado próximo a las inmediaciones del Garbigune. A falta de manejo de la situación por parte de la policía, dos personas resultaron heridas de bala. Paradójicamente el día internacional contra el racismo y la xenofobia. Las víctimas de esta actuación policial desproporcionada y racista eran personas que pernoctaban en la zona por no disponer de vivienda, como muchas otras que actualmente no tienen un lugar para dormir y en donde las instituciones no dan solución ni alternativas.

Dos personas jóvenes fueron disparadas por policías con sus pistolas reglamentarias. Una de ellas herida con pronóstico grave cuya vida va a cambiar drásticamente para siempre por haber recibido tres balazos en zonas vitales. Otra persona, con un impacto de bala, afortunadamente ya fuera del hospital, pero con consecuencias psicológicas y emocionales traumáticas generadas por la actuación de los policías. Cuatro balas disparadas en cuerpos racializados por sobrevivir durmiendo en la calle.

Nos encontramos ante una actuación policial que podemos calificar como desproporcionada y racista a partes iguales. Resulta socialmente inasumible y fuera de toda lógica que una acción preventiva finalice en disparos. En lo que a racismo se refiere, cabe preguntarse si esta actuación hubiese sido la misma en caso de que las personas implicadas hubieran sido jóvenes blancos. Sabemos que no.

El uso desproporcionado de la fuerza se llama brutalidad policial racista y es una grave violación de los derechos humanos y un atentado contra las vidas de las personas. Este caso, como muchos más, es literalmente el ejemplo del abuso de poder que la institución ejerce contra las personas migradas y racializadas desde hace años en el Estado español. Los cacheos humillantes, las paradas por perfil étnico, el abuso de poder, los insultos, el uso de la fuerza desproporcionada y ahora armas de fuego ¿quién vigila a la policía?

Exigimos a la institución investigaciones serias que puedan esclarecer los hechos, que se acojan e investiguen las pruebas que existen, que se realicen pruebas balísticas. No es normal que un hecho relatado como un desalojo, tenga como fin una persona que lucha contra la vida y la muerte. Estas situaciones racistas se repiten en nuestras calles con total impunidad y no podemos quedarnos calladas, necesitamos que estas prácticas se cuestionen e investiguen. Queremos justicia y sobre todo, no más racismo policial.

Fátima Letradu. SOS Racismo -Bizkaiko SOS Arrazakeria

Susterra.


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