Mikel Itulain •  Opinión •  01/09/2016

La rosa en el desierto que se olvidó. La metáfora de una mujer y una nación

La rosa en el desierto que se olvidó. La metáfora de una mujer y una nación
Vogue es una revista estadounidense  de moda de dilatada trayectoria cuyo propio nombre significa «con estilo». Y parece que hace honor a tal nombre, porque el buen gusto no le suele faltar, dejando aquí a un lado aspectos clasistas o elitistas existentes. En mi opinión, en una sociedad equilibrada no debiera estar nada mal visto el aprecio por la elegancia en el vestir y en otros menesteres. 
Este, el buen gusto, como el criterio o el talento suelen ser propiedades que o vienen dadas o difícil resulta adquirirlas. «O se tiene o no se tiene» decía un señor anciano que conocí.
En relación a lo comentado, en marzo de 2011 su publicación mensual iba dedicada a una persona vinculada indirectamente al mundo de la política, que titulaba:  Asma al-Assad: una rosa en el desierto. Se trataba de la esposa del presidente sirio Bashar al-Assad. Y esto decía sobre ella.
Asma al- Assad es glamurosa, joven y muy chic -la más original y magnética de las primeras damas. Su estilo no es la alta costura y la joyería ostentosa deslumbrante del poder de Oriente Medio, sino una deliberada falta de ornamento. Ella es una rara combinación: una belleza delgada de largas piernas con una mente analítica formada, que viste con ingeniosa sutileza. 1
Es cierto lo que dice Vogue, estamos ante la más elegante de las mujeres que bien directamente o indirectamente están vinculadas a la política, y añadó yo, una de las más valerosas y honestas. Me puedo imaginar la de titulares en revistas, periódicos y televisiones sobre ella si esta dama hubiera nacido en otro lugar o no hubiese tenido el coraje de permanecer junto a su pareja tras la tan inmensa como falsa e injusta demonización del presidente sirio Bashar al-Assad por no someterse a los dictados de los poderes occidentales.

 
Gracia y estilo en el vestir y el estar
 
Asma al Assad en Vogue, marzo 2011
 
Tras marzo de 2011 Vogue se vio obligada a quitar de sus páginas este interesante reportaje.  Lo que muestra la escasa libertad de expresión presente en el «occidente libre». En él, en el reportaje, no solo se hablaba de la belleza y elegancia de Asma, sino que también se trataba sobre Siria, de como era la vida en Siria antes de que fuese arrasada por un torrente de millares de mercenarios fanáticos impulsado por los dirigentes de Estados Unidos y sus aliados. La imagen de una mujer equilibrada y con tanto magnetismo, talento y belleza ya no resultaba conveniente. Había que destruirla. Es lo que se hizo, como se hizo del mismo modo con la de Siria. El país multicultural, tolerante, bello, que prosperaba, ya no debía mostrarse, debia caer, como la rosa del desierto, en el olvido. La metáfora de una mujer se muestra en la de una nación.
En el texto de marzo de 2011 se dice que Siria es conocido como el país más seguro de Oriente Medio, con un estado secular donde las mujeres ganan tanto en sus trabajos como los hombres. Un lugar sin bombas o secuestros. Aunque indica, sin especificar qué y por qué (como de costumbre), con zonas oscuras. Mencionan como Siria era un receptor de inmigrantes, un millón por la guerra de Estados Unidos contra Irak y medio millón por la de Palestina. Hablan de la mágica herencia de Palmira, Apamea y Ebla, y de la inmensa riqueza del Museo Nacional. De las milenarias, con más de cinco mil años, Alepo y Damasco, y la legendaria seda de su capital. Relata la vida activa de una mujer independiente y  emprendedora que vivía en Londres e iba en vacaciones a Siria y como al conocer a una persona que inesperadamente se convertiría en presidente de Siria, fue a vivir a su país de origen.
Resulta importante recordar la visión y realidad religiosa de aquel país de hace cinco años.
De vuelta en el coche, pregunto de qué religión era el orfanato. «Eso no es relevante», dice Asma al Assad. «Déjeme intentar explicárselo a usted. Esa iglesia es una parte de mi herencia porque es una iglesia siria. La mezquita de los Omeyas es el tercer lugar musulmán más importante, pero dentro de la mezquita está la tumba de San Juan el Bautista. Todos nos arrodillamos en la mezquita en frente de la tumba. Es así como las religiones viven juntas en Siria -de una forma que yo no he visto nunca en ninguna otra parte del mundo. Vivimos unos junto a otros, como lo hemos hecho históricamente. Todas las religiones y culturas que han pasado por estas tierras -los armenios, el Islám, la Cristiandad, los omeyas, los otomanos- han hecho lo que soy yo.
¿Eso incluye a los judíos? -Pregunto-
«Y a los judíos» -responde ella- «Hay un barrio judío muy grande en la zona antigua de Damasco.» 1
Como diría el entonces embajador francés en Siria Eric Chevallier:
Ella [Asma]consiguió que la gente considerase las posibilidades de un país que se está modernizando, que está por un secularismo tolerante en una región que es explosiva, con extremistas y radicales empujando de todos los lados -y la fuerza directora para eso descansa en gran medida sobre los hombros de una pareja. Espero que tomen las decisiones correctas para su país y la región. 1
El fanatismo en Siria venía de la mano de los Hermanos Musulmanes, que ya habían creado células terroristas en el país desde hace años. Como reflejaba el estudio  del Combating Terrorism Center del Ejército de los Estados Unidos sobre los documentos de Sinjar de Al Qaeda en sus ataques a Irak. Los lugares de donde partían las células terroristas desde Siria a Irak, serían en 2011 los focos de las revueltas promovidas desde el exterior en la denominada «Primavera Árabe».

A la izquierda gráfico donde se indican las principales localidades y zonas de donde procedían los terroristas de Al Qaeda (o grupos afines comos los Hermanos Musulmanes) en Siria durante la guerra contra Irak. A la derecha principales centros de donde emanó la «rebelión». Hay una coincidencia clara entre uno y otro. El país se llenó de células y centros de terroristas latentes y luego atacaron a Siria con la ayuda externa occidental y de los países de Oriente Medio sometidos al poder estadounidense: Turquía, Israel, Jordania, Egipto (hasta la llegada de al-Sisi), Arabia Saudí o Catar. 2
 
 Su marido, el presidente actual de Siria, estudió cirugía ocular, porque según él esta labor: «es muy precisa, casi nunca hay una emergencia y hay muy poca sangre». Aspectos que contrastan con la imagen artificial y demonizada que se tiene de él en occidente. Un apodo para Bashar dentro del ejército es «corazón blando», precisamente por no ser especialmente cruel con sus enemigos y sí compasivo. Pedía por ejemplo que capturasen con vida a los sirios que participaban como mercenarios contra su propio país.
Uno de los conceptos que llama la atención es el que tiene Asma al Assad y su familia de la seguridad: «Estás protegido porque estás rodeado de gente que te mantendrá protegido». En una visita en 2009 que hicieron los actores Brad Pitt y Angelina Jolie, esta última precisamente una promotora y justificadora de guerras, como hizo en Libia, quedaron sorprendidos con la naturalidad y falta de especiales medidas de seguridad para caminar por las calles de Siria.

«Mi marido nos llevaba a todos a comer», dice Asma al-Assad, «y por el rabillo del ojo podía ver que Brad Pitt estaba inquieto. Me volví y le pregunté, ‘¿algo va mal?'»

«¿Dónde esta vuestra seguridad?» -Preguntó Pitt.

«Yo empecé a burlarme de él. ¿Ves aquella mujer mayor en la calle? ¡Esa es uno de ellos! ¿Y aquel chico mayor cruzando la carretera?»

«¡Ese es el otro!» Rieron ambos. 

Siria, como cualquier otra nación, no era un país ideal ni perfecto, pero era un gran lugar donde vivir y poder viajar. Diverso, culto, tolerante, lleno de vida y belleza, con una enorme historia. Sin embargo,  hoy, gracias a la codicia y las malas artes de desalmados magnates que son demasiado ricos y poderosos para el oscuro corazón y la oscura mente que poseen, la han convertido en un espacio de desolación, terror, destrucción y muerte. 
Si hubieran conocido Siria hace unos años, como si lo hubiesen hecho con Libia, no darían crédito a lo que hoy ocurre. Destruir y hacer el mal siempre fue una tarea mucho más fácil que la contraria. Y en almas tan innobles como las que nos gobiernan, tan denostable hábito se ha convertido en costumbre.

Referencias:
1. Joan Juliet Buck. Asma al Assad: a rose in the desert. Gawker. 9.6.2013.
2.  Al Qa´ida´s foreign fighters in Iraq. Harmony Project. Combating Terrorism Center at West Point. 2007.

Fuente: http://miguel-esposiblelapaz.blogspot.com.es/2016/08/la-rosa-en-el-desierto-que-se-olvido.html


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