«El chavismo busca cobrarse por la vía electoral todo el daño que ocasionó la operación Guaidó»
Venezuela entra en la recta final para sus elecciones legislativas del 6 de diciembre. Parte de la oposición llama a la abstención. Desde el chavismo piden que no se quede nadie sin votar. ¿Por qué el voto sigue siendo la apuesta del chavismo?, ¿por qué muchos siguen apoyando a Maduro pese a las dificultades económicas y sociales que vive el país?
Si no puedes acceder con facilidad a alimentos, medicinas, a servicios básicos, si el país sufre las consecuencias de un bloqueo económico y financiero para sacar a Maduro del poder ¿por qué seguir votando por él?, ¿por qué seguir apostando por la opción del chavismo? Son preguntas que se plantean muchos analistas dentro y fuera de Venezuela, y en cuyas respuestas no siempre aciertan.
«Aunque el bloqueo ha hecho mella en el cotidiano de la población, porque es imposible que no nos afecte en nuestro día a día, desde que nos levantamos para ver cómo hacemos para tomarnos un cafecito y acostarnos con las tres comidas diarias, aunque nos afecte severamente eso, en Venezuela el acto de votación es un acto de rebeldía popular. Más allá del derecho que nos consagra la Constitución Bolivariana y del hecho de que votar no es obligatorio, que no se sanciona al que decida no votar, es la rebeldía popular lo que hace que la gente en cada proceso electoral salga a las calles en masa a cumplir con esto porque están claros de que solamente sosteniendo este Gobierno es que nosotros vamos a poder seguir siendo soberanos y libres, enfrentando al enemigo, como EEUU, y también al enemigo interno», explica a Sputnik Gustavo Borges, un conocido líder social de los barrios caraqueños.
«El chavismo está buscando en esta elección cobrarse por la vía electoral todo el daño que ocasionó la operación Guaidó. Yo creo que hay un ímpetu y una voluntad de sacar del juego político a los sectores extremistas que han atacado violentamente al país y que han erosionado el bienestar de la gran mayoría de la población venezolana. Creo que el chavismo entiende que es una oportunidad dorada e histórica de cambiar este cuadro», indica William Serafino, politólogo venezolano.
«Entonces, la importancia histórica de las elecciones del 6 de diciembre radica en poder revertir no solo el asedio, sino también en cambiar la correlación de fuerzas de la Asamblea Nacional, renovar el mandato del parlamento y desactivar todo el dispositivo de cambio de régimen, de planificación de sanciones que se han hecho desde esta asamblea y poder revertir todo el secuestro, el pillaje de activos y el uso de la Asamblea Nacional como un aparato de intervención extranjera», argumenta Serafino.
Razones para votar
Más de 20 millones de venezolanos están convocados a elegir a 277 nuevos representantes de la Asamblea Nacional. Una vez más, chavismo y oposición se enfrentarán en una contienda electoral, la número 25 en 21 años de Revolución Bolivariana.
Sin embargo, la oposición no se presentará en bloque. Por un lado, está el grupo nucleado en torno a la figura de Leopoldo López y Juan Guaidó, que ha decidido no participar, como ya sucedió en el año 2005. Al igual que en ese momento, argumentan que los comicios serán un «fraude» porque no hay condiciones para unas «elecciones libres, justas y verificables». Otra parte de la oposición sí ha apostado por el camino electoral porque, aseguran, que ellos «han derrotado tiranías y castigado malos gobiernos con el voto».»Del lado de la oposición hay mucho desvarío y confusión, desorientación porque hay un sector de oposición más moderado, de centro tirando a la socialdemocracia, o de otras corrientes políticas muy periféricas, que ven en estas elecciones la oportunidad de hacerse expresar. Los sectores de la oposición que están participando en esta elección también quieren votar contra Guaidó porque sienten que ha implantado una especie de dictadura a través del G4 [agrupación de partidos de oposición] que los ha aislado de las principales decisiones de la conducción de la oposición, que ha instalado una red de corrupción de favores y capitalismo de amistad que los ha dejado por fuera de las prebendas y los privilegios, y creo que hay una confluencia de intereses a favor de la nación que se van a expresar el 6 de diciembre», asegura Serafino.
En la otra esquina se mantiene el chavismo, una fuerza que desde 1998 agrupa a sectores políticos, sociales y culturales que durante más de cuatro décadas estuvo marginada de toda participación política y atención social. Para ellos el voto ha sido una conquista social a la que no pretenden renunciar.
«En el pasado en este país solo votaban 2 o 3 millones de personas y esas personas eran las que aseguraban el poder de aquellos gobiernos que llevaron al país a la debacle. Chávez creó una revolución completa con relación al acto de votar y lo primero que hizo fue sencillo: lograr que millones y millones de personas a las cuales se les negaba el derecho al voto de una manera soterrada, que era no entregándole el documento de identidad, pudieran expresarse. Entonces con Chávez se logró que todo venezolano tuviera su documento de identidad y pudiera expresar su derecho al voto», recuerda Borges.
«Pero, aparte de eso, hay otra situación y es que había una parte del pueblo que era analfabeta, no sabía ni firmar, y fue gracias a métodos revolucionarios de alfabetización, como la Misión Robinson o la Misión Ribas, que todas esas personas lograron alfabetizarse. Entonces fíjate, nuestro acto de votar está enmarcado en todo un proceso de la revolución y es el pueblo consciente, la gente de a pie, la que tiene claro esto», apunta Borges.
Además de defender la conquista social que significó votar y de ahora querer castigar por esta vía a quienes pidieron el bloqueo económico y financiero contra el país, el pueblo chavista asegura estar convencido de que el camino electoral es la única vía que garantizaría la paz en el país.
«Forma parte de la conciencia que nos moviliza para ir a votar. De hecho, en un proceso democrático y abierto como este, pero enfrentados a enemigos violentos como lo hemos visto en los últimos años, en los que han tomado las calles, han quemado gente, han asesinado personas, han asediado comunidades enteras, solamente el acto de votación neutraliza esa situación. Una muestra fue el llamado a la Asamblea Nacional Constituyente que se hizo en 2017, en medio de casi una guerra civil, eso neutralizó completamente las pretensiones del enemigo en ese momento. Después de esas elecciones, como un acto increíble, vino la tranquilidad de nuevo al país. Entonces sí, el acto de votación y de elegir, de lo simbólico de ver a millones de personas en la calle participando, saliendo de su casa, aún en medio de las situaciones más contrariadas que podamos tener, votar es un mensaje claro al enemigo y, aunque ellos no quieran la paz, muestra que la gran mayoría de la población venezolana sí la quiere», insiste Borges.Desde dentro y fuera de Venezuela hay quienes aseguran que el voto chavista se mantiene porque el Gobierno les entrega «bolsas de comida» y subsidios.
«Ese argumento, que es muy racista y clasista, que viene de las capas acomodadas de la sociedad, lo que realmente deja ver es cuál es su medida de las cosas. Si ellos estuvieran en el poder actuarían de esa manera. Por eso creo que lejos de ser un argumento que debilita al chavismo, termina mostrando cómo ellos miden las cosas, como ellos creen que es la política y como ellos actuarían en un contexto neoliberal donde les tocaría asumir una posición de mando en un contexto de precariedad económica. Creo que ellos piensan que el pueblo es así y en la medida que piensen eso seguirán recibiendo las lecciones que han recibido en estos 20 años», explica Serafino.
A su vez, Serafino agrega que detrás de esas ayudas sociales hay una organización popular que se invisibiliza.
«Es decir, no es gente pasiva que está esperando en su casa que le llegue un determinado subsidio, sino que es gente que en el terreno lo organiza y cuando tú organizas, cuando tienes una responsabilidad directa en el cuidado, en la supervivencia, en la prolongación de la vida, en ganar un poco de bienestar en grandes capas de la población, el efecto ideológico, organizativo que tiene una experiencia de ese tipo es lo que permite tener un alto nivel de movilización y concientización política», insiste.
Más allá del 6D
Desde Estados Unidos y Europa se asegura que no se reconocerán los resultados de estas elecciones, y muchos analistas advierten que una baja participación ciudadana pondría en entredicho la legitimidad de los comicios parlamentarios.
«Plantear la abstención como un concepto abstraído de una realidad como la pandemia creo que es totalmente irresponsable. La pandemia es un factor de inhibición del voto, porque la gente siente temor de que la aglomeración en los centros electorales constituya la posibilidad de contagio. Entonces, vaticinar que habrá una alta abstención como una especie de argumento para deslegitimar el proceso sin incluir la pandemia es totalmente irresponsable. Ahora, independientemente de la pandemia, el planteamiento de la abstención es una profecía auto cumplida de la oposición porque son ellos los que están inhibiendo el voto al retirarse», sostiene Serafino, quien además advierte que se podría repetir el escenario de las elecciones presidenciales de mayo de 2018.»Como en las elecciones presidenciales hubo una participación cercana al 50%, ellos dijeron que los que apoyaban al sector abstencionista era el resto de ese porcentaje. Eso fue una falacia argumentativa tremenda porque tú no te puedes adjudicar la no participación de determinados sectores como un apoyo político automático. Es lo que intentarán hacer en esta elección. Si hay una abstención del 40, 45% Guaidó saldrá diciendo que ese 45% es lo que él tiene como capital político y que apoyaría el golpe de estado, y eso es una falacia argumentativa porque hay sectores que históricamente no van a votar y porque aquí no hay una corriente política que plantee el voto en blanco o el voto nulo como forma de protesta».
Y pese a las amenazas internacionales, al bloqueo estadounidense y a las grandes dificultades que día a día deben sortear los venezolanos, desde el chavismo aseguran que ni la falta de agua, ni de electricidad, gas, alimentos o gasolina, quebrará su voluntad de construir un país que garantice un «mayor bienestar para todos».
«El asunto no es cómo lo vamos a lograr, el asunto es que lo estamos logrando. Te pongo un ejemplo de donde yo tengo participación: la Comuna Altos de Lídice. La Comuna Altos de Lídice hace parlamentos comunales una vez al mes y allí no solo se discute sobre el gas, sobre los alimentos u otros problemas, no, no, ahí se discute la conciencia nuestra. Ahí se discute también por qué razón hay que ir a votar, o por qué apoyar la Ley Antibloqueo cuando fue tan criticada por muchos, ¿por qué?, ¿cuáles eran los puntos?, ¿en qué nos iba a ayudar?, ¿por qué apoyar a Nicolás Maduro en esa decisión?», detalla Borges.
«Es increíble ver a la ama de casa, al herrero, al plomero, al vendedor ambulante, al estudiante, al profesor del barrio, a la enfermera, al doctor, o al desempleado del barrio discutiendo en ese parlamento comunal por qué apoyar la Ley Antibloqueo y por qué seguir resistiendo. En más de dos horas de conversación se tocan los puntos básicos de las necesidades del barrio, si claro, tal vez al final, pero también se discute todo lo otro. Eso es una realidad. El pueblo venezolano no resiste porque hay que resistir. No. Resiste porque tiene una conciencia política que es su identidad chavista, que es la forma del pobre de hacer política. No resistimos de forma automática, resistimos en la calle, buscando soluciones y discutiendo. Mira, en este mismo momento vengo de una reunión para ver cómo vamos a hacer para proveerle al barrio de gas directo, algo que ahora es bastante cuesta arriba, pero lo vamos a lograr. ¿Cómo? Gracias a la organización popular que cobró un cuerpo dinámico y poderosísimo desde que Chávez llamó al pueblo a gobernar», concluye Borges.
Fuente: Sputnik