31 aniversario EZLN: Siempre guerrilleros, nunca soldados
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El 1 de enero de 1994, el mismo día en el que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América – firmado entre Estados Unidos, Canadá y México-, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) decide mostrarse al mundo. Un grupo de guerrilleros ocuparon algunos municipios y lograron controlarlos en pocas horas. La respuesta del gobierno federal del Estado de México no se hizo esperar. El presidente Carlos Salinas de Gortari -del partido de “centroderecha” Partido Revolucionario Institucional (PRI)-, envía tropas militares a la zona donde se estaba produciendo el levantamiento armado para sofocar la rebelión. Se movilizaron más de 70.000 soldados del ejército mexicano. Pero la respuesta de la sociedad civil fue decisiva y la movilización masiva de la gente logra detener el enfrentamiento. A los 12 días de producirse el levantamiento, Carlos Salinas anuncia el alto el fuego unilateral en Chiapas y propone “dialogar”.
En el origen político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se encuentran en las Fuerzas de Liberación Nacional (FLN), una organización clandestina formada a finales de los años 60 en el norte de México. Estas se inspiraron en la revolución cubana y organizaron una lucha guerrillera con el fin de construir y asentar el socialismo en México. Estas FLN fueron prácticamente aniquiladas por el gobierno federal en los años 70, aunque algunas lograron sobrevivir y reorganizarse poco a poco. En 1983 se instalan en Chiapas, concretamente en la zona de Los Altos, el norte y la Selva Lacandona, que los años 90 estaba habitada por unas 200 comunidades indígenas y aproximadamente 200.000 habitantes. Estas células tenían los mismos objetivos y para alcanzarlos constituyen el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, y una base social fuerte para sostenerlo.
La rebelión por la justicia, por la dignidad, por los derechos de los pueblos originarios y de los pobres -a lo que se ha llamado “levantamiento zapatista”-, tuvo un importante impacto internacional. En la actualidad mantiene esta relevancia por ser ejemplo, más de tres décadas después, de resistencia y lucha, y porque nos hace mantener la esperanza en que otro mundo sí es posible.
Quienes conforman el EZLN se consideran guerrilleros, pero no soldados. Y esto está perfectamente resumido en la respuesta que el subcomandante Marcos dio una vez a un periodista cuando fue preguntado sobre la posibilidad de abandonar las armas. Entonces Marcos dijo: “La única condición en la que nosotros entregaríamos las armas es muertos. Así de sencillo. Porque el problema de la guerra no es la tenencia de armas, sino el uso que se hace de ellas. Nosotros estamos dispuestos a ceder el uso de las mismas, a dejar de utilizarlas…durante un tiempo o para siempre pues… pero nunca, jamás, entregarlas”.
Larga vida al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
Secretariado Permanente del Comité Confederal