Las elecciones del 26 de junio en España: reflexión para un análisis
“…la izquierda no ha desarrollado todavía una teoría social clara que explique la prolongada resistencia del sistema social existente en el mundo o que indique claramente qué hay que hacer para transformarlo.”1
Immanuel Wallerstein.
A Diego Cañamero Valle, cuyo ejemplo constituye una fuente inagotable de inspiración para todos aquellos antisistemas y anticapitalistas.
Seis meses después de haber celebrado las elecciones ordinarias que la democracia representativa burguesa “obsequia” cada 4 años, el reino de España tuvo que repetir nuevamente la contienda electoral. No es que no haya habido gobierno, lo había y fuerte. En el medio año transcurrido hasta el 26 de junio de 2016 en que la burguesía española, a través de sus medios de comunicación, nos repetía insaciablemente que no había gobierno (un gobierno burgués, con al menos cierta pantalla de legitimidad salida de las urnas) se mantuvieron los desalojos de fincas ocupadas por jornaleros sin tierra, se siguieron desahuciando a los seres humanos de sus casas, continuaron reprimiendo a los que se acercan a nuestras fronteras huyendo del caos capitalista, prosiguieron libres y/o liberando a los banqueros, empresarios corruptos y políticos mafiosos; entonces sí había gobierno, pero sí bien había gobierno, y además robusto, que a cada paso se encargaba de demostrarlo con sus acciones, la legitimidad y estabilidad institucional, tan necesaria para el libre desenvolvimiento de los negocios, se ha visto amenazada.
La oligarquía financiera española ha visto como, con la irrupción de PODEMOS, el conocido como régimen del 78, que no ha sido otra cosa que la continuación por otros medios, de su control del poder posterior a Franco se ha visto prácticamente quebrado y sin posibilidades de reinstaurarlo.
Pero, ¿por qué se le ha hecho tan difícil a la burguesía española la recomposición del gobierno, al estilo de como lleva haciéndolo cada vez que en las últimas tres décadas se producen elecciones?.
La burguesía española ha podido gobernar en los últimos treinta y pico de años (el llamado periodo post franquista) a través de dos formas: bien con mayoría absoluta (donde se ha mostrado groseramente omnipotente), o bien aliándose a un sector de la burguesía de la periferia (geográfica, no económica) de la península, básicamente vasca o catalana, la que si bien es nacionalista también es de su mismo signo ideológico. Pero hoy en día ambas puertas, que han funcionado durante décadas sin problemas, se le han cerrado. Por un lado, la crisis económica que estalló en 2008, con la subsecuente agravación de las irresolubles contradicciones económicas, ha exacerbado el nacionalismo periférico, antes socio opcional de gobierno, que ahora a toda costa (cuestión de vida o muerte para él) quiere independizarse del reino español, hecho que hace imposible dicha opción; y por otro lado, la llegada de PODEMOS y sus aliados al parlamento español ocupando 71 de las 350 plazas hace irrealizable la primera alternativa.
Así es que, bloqueadas las dos posibilidades de gobierno por pate de la burguesía española, hemos llegado otra vez a unas nuevas elecciones el 26 de junio de 2016 en que, por primera vez, dos amplios sectores de la izquierda (PODEMOS e Izquierda Unida) se unen para hacer frente al bando burgués del Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
¿Qué ocurrió?. En principio se repitió la situación de diciembre de 2015: bloqueo para formar una institucionalidad burguesa fuerte ya que, ninguno de los dos partidos sistémicos fuertes del establisment (PP-PSOE), logra mayoría suficiente para formar gobierno ni encuentra los aliados afines necesarios para ello.
¿Cuál es entonces, la única salida que tiene la burguesía española para seguir detentando el poder de forma efectiva, como lo ha venido ejerciendo desde 1978?. Pues unirse en bloque con un gobierno conjunto PP-PSOE, algo inédito y a lo que no ha tenido necesidad de recurrir nunca, pero con ello corre un grave riesgo que es desechar el mantra, engañoso y obnubilador a todas luces, de presentar la alternancia de gobiernos del PP y del PSOE, como dos opciones político económicas contrapuestas, contradictorias y distintas, cuando en realidad son lo mismo, dos caras de la misma moneda, una táctica que ha permitido al capital el control y apaciguamiento de las masas, ante los excesos explotadores, durante los últimos 200 años a nivel sistémico.
La unión PP-PSOE, o la simple abstención del segundo a favor del primero, que en la práctica es lo mismo, dejaría al capitalismo español sin la coraza protectora que ha defendido al sistema en la península durante casi cuatro décadas, ocultando ante la ciudadanía el hecho de que ambos partidos, y no solo uno de ellos, han aplicado (unas veces más velada, otras menos) similares recetas neoliberales, muy a tono con la actual etapa de desarrollo del sistema-mundo capitalista.
Finalmente, qué ocurrió en las elecciones del 26 de junio 2016 en el reino de España:
Nosotros no creemos, como algunos ya han dicho, que tras éstas elecciones se haya producido una derechización de la población española peninsular y de Islas. El PP sólo aumentó el número de votos un 9.5% (en total 690 433 votos más) que, si tomamos en cuenta que la bajada en votos de la otra cara del PP, el partido Cs (Ciudadanos) ha sido de 376 772 votos menos, el añadido neto de votantes del PP en estas elecciones de junio de 2016, en relación a las de diciembre de 2015, ha sido sólo de 313 661 votos que, en un techo electoral que ya tenía la derecha nacionalista española de 10 716 293 (suma de los votos obtenidos por PP y Cs en diciembre de 2015) no hay porque alarmarse de una supuesta derechización o fascistización de las bases de los dos partidos ultraconservadores españoles, más allá de la existente hoy en día. Pero ello no niega, el hecho objetivo, de que la población española (y por extensión europea) sea mayoritariamente conservadora, lo que en política conceptualizamos como de centroderecha, por otra parte lógico, ya que España está ubicada en la zona central de la economía-mundo capitalista.
¿Y entre la izquierda qué pasó el 26 de junio?, porque se decía que la coalición PODEMOS-Izquierda Unida, bautizada con el acertado nombre de Unidos Podemos, adelantaría al PSOE, e incluso que podía superar, si no en número de escaños, si en número de votos al PP. Pablo Iglesias ha llegado a afirmar esto: “Los que simpatizan con mi partido no fueron a las urnas porque ya se veían como ganadores o tuvieron miedo a lo nuevo”2, ¿en realidad se cree lo que esta diciendo?, lo cierto es que es asombroso y hasta una ofensa escuchar que los que votaron a PODEMOS en diciembre de 2015 y no lo hicieron ahora el 26 de junio de 2016 es porque son unos COBARDES.
Unidos Podemos consiguió repetir el mismo número de parlamentarios electos (71 en ambas elecciones) que consiguió por separado PODEMOS y sus aliados (69) e Izquierda Unida (2) en las generales de 2015, aunque se ha dejado por el camino 1 062 822 votantes entre el 20 de diciembre de 2015 y el 26 de junio de 2016, que si no hubiese sido por la unión de las dos formaciones de izquierda habrían obtenido seguramente menos diputados.
¿Por qué lo que parecía un votante fidelizado (por el elevado sentido ético e ideológico que imprime a su voto todo simpatizante de izquierda) ha dejado de votarle en tan sólo seis meses?, ¿qué es lo que ha pasado máxime si aún no ha gobernado, y en las grandes ciudades y ayuntamientos donde lo hace, coaligado con otras formaciones políticas desde mayo de 2015, no detenta poder económico ni decisorio en esa materia como para ser culpado de algo?
En primer lugar, aunque la unión de PODEMOS e Izquierda Unida de cara a las elecciones del 26 de junio es una decisión acertada y que compartimos, hay un votante de PODEMOS que nunca votaría a Izquierda Unida, porque de lo contrario lo hubiese hecho desde antes y no lo hacía. Un ejemplo de ello es que en las elecciones generales de 2011, en medio de la crisis económica, a Izquierda Unida solo le votaron 1 686 040 ciudadanos, mientras a PODEMOS y lo que se ha dado en llamar a sus aliados “las mareas”, llegaron a votarle en diciembre de 2015, 5 189 423 ciudadanos, y nos consta que algunos que en 2011 votaron a IU en citas posteriores se pasaron definitivamente a PODEMOS. Y por otra parte, hay un votante de Izquierda Unida que jamás votaría a PODEMOS, ¿o es que aquellas palabras de Cayo Lara admitiendo “que le costará votar a Unidos Podemos”3 no han tenido ningún efecto sobre un ciudadano doctrinario como el votante de Izquierda Unida?. Como quiera que sea ¡magníficas palabras! de un miembro del Partido Comunista de España en su discurso de despedida al frente de la coordinación general de Izquierda Unida. La dirección de PODEMOS tampoco se ha quedado callada, es conocida la frase de aritmética matemática de Iñigo Errejón, el otro profesor universitario número dos en la dirección de PODEMOS, en relación a la unión de su organización con Izquierda Unida de que “hay sumas que restan”. No queremos darle razón pero lo cierto es que se ha cumplido el vaticinio.
En segundo lugar, el discurso de PODEMOS sobre determinadas cuestiones es ambiguo, lo que lo asemeja (cuando por el contrario tendría que diferenciarlo) de los partidos políticos burgueses tradicionales, que esconden los pensamientos tras las palabras. Como su discurso sirve para una cosa y también a veces para su contrario, quien le vota pensando hoy que es una cosa, mañana puede dejar de hacerlo porque dice en otra parte, ante otras circunstancias, diferente perfil de personas y distinto auditorio que es otra. No estamos criticando que esta línea política sea buena o mala (que no es de lo que tratamos aquí) lo que si afirmamos es que puede explicar el origen del vaivén de una parte del electorado, además de que las oscilaciones en política nunca han sido buenas fidelizadoras de votantes.
En tercer lugar, PODEMOS al contrario de Izquierda Unida tiene un amplio electorado con profundas raíces independentistas en la periferia peninsular: Cataluña, Valencia, Galicia y País Vasco; sin esas “mareas” como se la dado en llamar, PODEMOS no tendría la fuerza y repercusión que tiene. De los 69 escaños logrados en las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, 27 se deben al éxito de las coaliciones territoriales, los acuerdos alcanzados para concurrir en alianzas en tres territorios (En Comú Podem en Cataluña (12 diputados, 24.7 % del voto válido emitido en dicha región); PODEMOS-En Marea-Anova-EU en Galicia (6 diputados, 25 % del voto) y PODEMOS-Compromís-Es el moment en la Comunidad Valenciana en Valencia con 9 diputados y también el 25 % del voto en dicha comunidad) es lo que ha impulsado a Pablo Iglesias, sin dejar de mencionar los 5 diputados que representaron el 26 % del voto en el País Vasco.
Sin embargo, ese lado fuerte de PODEMOS es lo que a su vez lo hace débil, ya que el electorado de PODEMOS en la España profunda y central con su núcleo en ambas Castillas, Madrid, Andalucía, Extremadura, Aragón y no sólo éstas4, no es partidario del desgajamiento de ninguna parte de lo que consideran la nación española; por tanto, el derecho a decidir su destino de los pueblos que forman parte del reino de España, que PODEMOS enarbola en Barcelona, no genera aplausos ni capta adeptos en Madrid, Zaragoza o Badajoz; un problema estructural de la izquierda española que nadie ha podido resolver de forma íntegra, PODEMOS tampoco, porque se torna sencillamente irresoluble. Ha sido una cuestión histórica que se arrastra, vale recordar que la primera república española de 1873 negaba la independencia, por la que justamente ya llevaban luchando 5 años a los independentistas cubanos, y conocida es aquella pregunta (acaso todavía no resuelta o ignorada por los historiadores españoles, incluso de izquierda) que un joven cubano, llegado como presidiario desterrado hizo circular, tan pronto arribó a Madrid en 1873, en un folleto titulado La República española ante la Revolución cubana, allí inquiría: “Y si Cuba proclama su independencia por el mismo derecho que se proclama la República, ¿cómo ha de negar la República a Cuba su derecho de ser libre, que es el mismo que ella usó para serlo? ¿Cómo ha de negarse a sí misma la República?”5.
Una parte no desdeñable del electorado de izquierda de la España española (redundancia intencional), antes que de izquierda se siente español, priorizará lo segundo a lo primero, también en las urnas, sino votándole a los partidos españoles de ámbito nacional (PP-PSOE y Cs, los que sí son nacionalistas españoles a ultranza) al menos no otorgando el voto a alguien que puede proveer las circunstancias para que algunos territorios se independicen de España.
¿Es es esto sólo una hipótesis de la pérdida de más de un millón de votos de Unidos Podemos o un argumento serio a tener en cuenta?.
¿Cómo explicar que en una Comunidad autónoma como Madrid, Unidos Podemos pierda 23% del voto en sólo seis meses; y en Aragón y Murcia un 24%, Extremadura un 22% o Castilla la Mancha 20%, mientras en el País Vasco sólo pierde el 5,4%, o en Cataluña el 8,6% del electorado que le votó en diciembre de 2015?. Y no puede decirse que fue debido a la abstención ya que la misma fue menor en aquellos territorios donde PODEMOS mermó más en por ciento de voto (¡y eso que dicen que la abstención perjudica a la izquierda!, parece que esta vez no se cumplió el viejo apotegma). Para que se tenga una idea: la abstención en Cataluña fue del 34,3% y en País Vasco 32,5%, muy por encima del media de España (30%), y desde luego, mucho mayor que Madrid con sólo un 25 % de abstención, Castilla la Mancha 27%, Aragón y Murcia 28% y Extremadura 29,5%.
¿No será que en la España “española” el sentimiento nacionalista español del electorado de izquierda temía que dándole el voto a Unidos Podemos, se podía poner en riesgo la unidad de la “madre patria” y con ello poner en riesgo el sistema de seguridad social y de pensiones español?, ¿No saben que el riesgo de las pensiones en España (en déficit a partir de 2019) no proviene de los que se quieren separar de la misma, sino de la ineficacia y falta de competitividad del capitalismo español, de la misma forma que el periodo de decadencia posterior a 1898 no se debió a la pérdida de las más rentable de las colonias españolas en América, sino al carácter rentista y parasitario de la nobleza y los reyes españoles?.
¿Alguien recuerda lo que antes de las elecciones del 20 de diciembre de 2015 Pablo Iglesias decía en relación a la independencia de Cataluña y un posible referendo sobre la misma?. Decía esto el 7 mayo de 2015 (siete meses antes de las elecciones) en entrevista a RAC1 de Cataluña: “el derecho a decidir depende de los catalanes, pero en el marco de la legalidad actual no es posible que sólo dependa de ellos”6?, ¿No decía Iglesias, con el leve matiz de que “el derecho a decidir depende de los catalanes”, lo mismo que decían (y dicen) los partidos del régimen (PP-PSOE y Cs)?
Cómo no es posible recordar aquellas palabras de Pablo Iglesias previas a las elecciones del 27 de septiembre de 2015 al parlamento de Cataluña, de que “yo no quiero que Cataluña se vaya de España”. ¿Podría algún votante nacionalista español de izquierda sentirse más seguro en relación a la independencia de Cataluña que con estas determinantes y categóricas palabras del líder de PODEMOS?.
Eso explica en parte el hecho de que en las generales de diciembre de 2015 PODEMOS cosechara en Madrid, Aragón, Andalucía, Extremadura, Asturias, Murcia y las dos Castillas todo el voto posible de izquierda en aquellas circunstancias, aunque ello no fuera suficiente para alterar la correlación de fuerzas en el reino, y mucho menos que fuera de las proporciones requeridas para asaltar el poder central ; si descontamos las “mareas” mencionadas, más el voto de la “rebelde y contestaría” dirección de PODEMOS en Euskadi, el PODEMOS “español” solo contaba con 37 escuálidos votos, por eso el profesor universitario de la Complutense cambió el discurso, ¡tenía que cambiarlo! si es quería ganarse el voto de la España geográficamente periférica para, conformando un poderoso bloque decisorio, hacerle frente a la burguesía española en el gobierno; y cambió el discurso, algunos seguramente se acordaron de cuanto había cambiado en su forma de pensar aquel hombre, que en su momento dijo, que en el marco de la legalidad actual no es posible que algún territorio pueda decidir por sí solo su pertenencia o no al reino de España, y aquel otro que decía (¡tan sólo 10 días antes de la repetición electoral del 26 de junio de 2016!) que, “si hiciéramos un referéndum sobre la independencia de Cataluña el año que viene [2017], habría tranquilidad y calma sobre esta cuestión en los próximos 25 años”7, y ¿cómo no recordar que el veto a un apoyo al líder del PSOE, Pedro Sánchez, como presidente de España era que éste, estaba totalmente en contra a apoyar un referéndum en Cataluña, que era una precondición del apoyo de PODEMOS a su investidura?.
Por último un comentario necesario: en España hay normalmente un sector bastante numeroso, el 30% del electorado, que no acude a las urnas, se abstiene; en diciembre de 2015 si lo comparamos con las generales de 2011 la ilusión de cambio que generó PODEMOS pudo sacar un 3% de electores de dicha abstinencia, que ahora se vuelven a retraer. Es ahí, en esa masa nutrida, variada, compleja y bella donde hay que buscar las fuerzas motrices que impulsen un verdadero cambio (y no el cambio para que no cambie nada), y ninguna fuerza de izquierda hasta ahora los ha podido mover de su impasse, sin ellos no se ganará jamás. Baste decir que, el PP ganó las elecciones generales de 2011 con 10 866 566 votos de 36 430 507 votos posibles, es decir votaron por el PP 29,8 ciudadanos de cada 100 con derecho a voto, ¡y con ello obtuvo mayoría absoluta!, brillante democracia burguesa donde la mayoría absoluta no es el 51% del apoyo ciudadano sino tan solo el 29%; mientras se abstuvieron 11 113 050, lo que representa el 30,5 de cada 100 ciudadanos con derecho al voto, ¡esos fueron los que ganaron y en España siempre ganan las elecciones! y a esos nadie los ha representado. Si se quiere transformar España habrá que contar con ellos, cualquier estrategia que no los tenga en cuenta o margine será una estrategia perdedora.
Notas:
1. Wallerstein, Immanuel. Intelectuales radicales en una sociedad liberal. Capítulo 3 del libro Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Editorial Akal.2004. Página 53.
2. Pablo Iglesias achaca su bajada el 26-J al “miedo” a que gobernase “lo nuevo”. El País. 1 julio 2016. http://politica.elpais.com/politica/2016/07/01/actualidad/1467377979_371108.html
3. Cayo Lara admite que le costará votar a Unidos Podemos. http://ecodiario.eleconomista.es/elecciones-2016-26J/noticias/7613133/06/16/Cayo-Lara-admite-que-le-costara-votar-a-Unidos-Podemos-porque-Alberto-Garzon-va-de-numero-cinco.html las posiciones sectarias, el aferramiento y la mala disposición para el diálogo de algunos integrantes de la alta jerarquía de los comunistas españoles no es nueva, en noviembre de 2012 en el debate sobre “La Alternativa Económica de Izquierda Unida frente a la Crisis” la señora Maite Mola Sainz, a sazón Secretaria General del Partido Comunista de Navarra, integrante del Partido Comunista español, y parlamentaria en Bruselas en la filas del Partido de la Izquierda europea, interrumpió a un ciudadano invitado a tales efectos con aquellas insultantes palabras: “estas compitiendo con ventaja, no te estoy escuchando y no te voy a responder ninguna pregunta”. ¡Menuda forma de ganar adeptos y de hacer política a ciudadanos invitados a las sedes de Izquierda Unida!. Vázquez Iquierdo, Nardo. La crisis estructural del capitalismo y la actitud de la izquierda. Sitio web América Latina en Movimiento. 20 de mayo 2013. http://www.alainet.org/es/active/64134
4. Sobre éste aspecto recomendamos el profundo y filosófico artículo del compañero Santiago Alba Rico España contra las Españas https://www.rebelion.org/noticia.php?id=207212 El eminente intelectual español decía en aquel texto “Uno de los grandes méritos de Podemos es sin duda el de haber replanteado la construcción de España a partir de su dependencia democrática de los territorios ‘periféricos’. Va a ser la periferia “nacionalista” la que va a salvar al centro “españolista” si el bipartidismo y los mercados no se cruzan en el camino de la sensatez y la democracia. Vamos a reconstruir España desde Catalunya, Valencia, Galicia y el País Vasco”. La estrategia sin dudas es correcta, lo que ocurre es que para su victoria depende de la movilización en esa otra “España vieja, caciquil, rural, despoblada y miedosa que ha votado siempre ‘a los que mandan’… que prevarica en favor de los que roban… que considera a los ladrones ‘los suyos’ y les vota con consciente y hasta orgullosa complicidad…. Hay una España más joven, rural o urbana, prisionera del imaginario de consumo, que se aferra a las esperanzas de recuperación y vota, en todo caso, en favor del mercado, aunque esté excluido de sus ventajas”, que es con la que ha tropezado PODEMOS.
5. Martí Pérez, José. La República española ante la Revolución cubana. Disponible en http://www.damisela.com/literatura/pais/cuba/autores/marti/espanola/index.htm
6. Pablo Iglesias ve hoy inviable un referéndum sobre la independencia de Catalunya. http://www.lavanguardia.com/politica/20150507/54431085107/pablo-iglesias-inviable-referendum-independencia-catalunya.html
7. Iglesias cree que el referéndum en Catalunya “calmaría el debate en los próximos 25 años. http://www.lavanguardia.com/politica/elecciones/20160616/402546094906/pablo-iglesias-referendum-catalunya.html
– Rodolfo Crespo (rodohc21@gmail.com)