Juan Carlos Monedero •  Opinión •  02/08/2024

Doce apuntes sobre lo que pasa en Venezuela

  1. ¿Te acuerdas cuando te contaron lo de las armas de destrucción masiva en Irak? ¿Y cuando te dijeron que Gadafi iba a pasar a cuchillo a toda una población y que justificó que pudiera bombardear la OTAN?¿Recuerdas cuando te dijeron que Lula era un ladrón y que por ese lo metían en la cárcel? ¿Recuerdas las decenas de acusaciones contra Podemos en España? ¿Te acuerdas cuando Aznar dijo que los atentados de Atocha eran cosa de ETA? Sabes hoy que todo eso era mentira. ¿Y no será que te están mintiendo ahora sobre Venezuela?
  2. EEUU y Europa están perdiendo la batalla geopolítica y económica con el crecimiento y articulación de los BRICS, esa organización crecientemente poderosa de Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Arabia Saudí y otros países.
    Su respuesta, como bestia herida, es violenta: y ahí tenemos el auge de la extrema derecha, el acoso y sanciones a países desobedientes o, directamente, la guerra. No son buenos tiempos para la democracia.
    La derecha está renunciando al liberalismo. Y por eso el auge del fascismo en Europa, la guerra en Ucrania (que se podía haber parado hace dos años), el genocidio en Gaza, las guerras olvidadas en África, Milei, Bolsonaro, Bukele y, por supuesto, el ataque a Venezuela de la supuesta comunidad internacional.
    ¿Por qué Venezuela es un asunto en tantos países de política interior y no de política exterior?
  3. La izquierda se ha dejado acorralar con Venezuela. Así, cada vez que defienden en sus países la sanidad pública, la educación pública, las empresas públicas, medicinas baratas, el pago de impuestos por parte de los ricos, le gritan ¡Bolivariano! Y se asustan.
    La derecha global necesita arrodillar a Venezuela para lanzar una advertencia a la izquierda del mundo: si no obedecéis, os quebramos.
    Igual que la iglesia construyó el mito del diablo para que la gente obedeciera, hoy se ha construido el mito de Venezuela para que la izquierda asuma el marco del hijo de Vargas Llosa que diferenciaba entre izquierda vegetariana e izquierda carnívora. La vegetariana, esto es, la amable, adelante; la carnívora, plomo.
    Por cierto, conozco a muchos vegetarianos que luchan como todo un ejército.
  4. El tema de las actas en Venezuela es todo un guión para construir una mentira. Eso sí, bien construida. En primer lugar, sabotearon el sistema informático del Consejo Nacional Electoral para intentar que no hubiera resultado oficial. Así podían presentar sus actas y decir que ese era el resultado. Cuidado, que esas actas pueden ser falsas o pueden ser solo de las zonas donde realmente ganó la oposición. Lo que buscaban era poder decir que ese es el resultado oficial. Pero es burdo. Aunque ¿no es la misma oposición que nombró Presidente a Guaidó sin siquiera actas, que no le pidieron votos y les bastó que se autonombrara en una plaza? No seamos ingénuos.
  5. No es verdad que Maria Corina Machado tenga, como dijo, el 40% de las actas. Tiene el 100%. Pero ¿qué son las actas? Hay que entender el sistema electoral venezolano que lleva funcionando más de 20 años y ha cubierto 32 elecciones.
    En muchos países tenemos urnas físicas donde se deposita el voto y al final de la jornada se cuentan las papeletas y se hace un acta. En Venezuela no es así, porque en la IV República el fraude era constante. Hay un dicho en Venezuela que dice “acta Mata voto”, es decir, el acta que falsificaban los dos principales partidos, mataba el voto real que tenía la izquierda.
    Por eso, hicieron un sistema electrónico impenetrable donde entrar dentro del sistema solo se puede lograr con claves electrónicas donde todos los partidos tienen un pedazo de esas claves. Como en la activación de la bomba nuclear, o están todas las llaves o no se abre.
    Las urnas de nuestros países son sus máquinas: ahí está la verdad del resultado, no lo que digan unos papeles que alguien puede haber hecho con photoshop.
    Donde nosotros tenemos el acta que se hace al final de la jornada electoral después de contar las papeletes, ellos tienen el resultado que dicta la máquina. Máquina que se ha verificado antes, durante y después de las elecciones y que todos los partidos han validado. Escúchese: ningún partido dijo antes de las elecciones que las máquinas no valían. Porque saben que son absolutamente fiables.
    Además, al votar electrónicamente, la máquina emite un resguardo con la persona o partido al que se ha votado con una firma digital, que el votante recoge y deposita en una caja. Al finalizar la jornada, la máquina hace el acta, que es la que vale, la que todos los partidos han aceptado y que ha sido auditada por todos los partidos (de lo contrario, no participarían).
    Ese acta que sale de la máquina la firman todos los miembros de la mesa y los testigos. Es como un ticket largo con todos los resultados, la información de la mesa y las marcas electrónicas que no se pueden inventar previamente.
    Todos los miembros de la mesa y los testigos reciben su copia y además de que la máquina ha mandado el resultado al CNE, el presidente de la mesa mandará al CNE el acta firmada en lo que llaman sobre 1. Por si fuera poco, aleatoriamente se abren las cajas del 55% de las mesas, se cuentan los papeles (que no son los votos, recordemos que los votos que se dan por válidos en el país son los que dicta la máquina) y se hace otra acta que, una vez más, firman todos los miembros de la mesa y se mete en el sobre.
    ¿Qué significa todo esto? Pues que todos los partidos no tienen el 40% de las actas, como mintió María Corina Machado: tienen el 100%, tanto la de los votos de las máquinas como las del 55% del recuento de los papelitos.
    La oposición ha hecho trampa además porque ha enseñado actas -si no están falsificadas, como decimos, lo cual es muy sencillo con photosop- de los sitios donde han ganado. ¿Y los sitios donde no han ganado? Sería el sueño de todos los partidos: que solo se contabilizaran los votos donde ganan. Pero no sería una democracia.
  6. Creo que ha hecho bien el PSUV y los partidos del Gran Polo Patriótico en no sacar sus actas. ¿Por qué? Porque entonces empezaría una guerra de actas entre los partidos. Y si la oposición ha falsificado las suyas -y recordemos que ya falsificó firmas- empezaría una rifirrafe que ocultaría que el único que verifica la verdad de las elecciones son las actas -el resultado de las 30.000 máquinas- que diga el CNE. Porque el intento de sabotaje del sistema electoral del CNE buscaba que no hubiera datos oficiales y que la oposición dijera: nosotros sí tenemos datos. Aquí están las actas. Y proclamarían a Edmundo González igual que proclamaron a Juan Guaidó.
  7. El artículo 155 de la Ley de procesos electorales da un máximo de 30 días al CNE para que haga públicos los resultados de todas las mesas. Ojalá lo saquen pronto. Entonces tendremos que, por ejemplo en una mesa X en Petare, están los resultados que publica el CNE y las actas que tiene Maria Corina Machado, las que tiene el PSUV y el Polo Patriótico, las de todos los demás partidos de la oposición más las que tienen los miembros de la mesa. Y esas actas tienen que decir todas lo mismo, tener la misma firma electrónica, el mismo número de votantes, que las firmas de lo miembros sean idénticas. Entonces se verá sin duda que lo que ha dicho el CNE es cierto.
    Yo personalmente he verificado que en una de las mesas, la página de Machado donde dicen que tienen las actas, ha hecho votar a una persona muerta, hermana de un conocido.
  8. Lo han resumido bien Lula y López Obrador: que se sigan, como en todos los países, los cauces legales y se publique lo antes posible -sabotajes salvados mediante- todos los resultados de las mesas. Que es lo que ha hecho siempre el CNE y lo hará. Igual que según el cronograma harán esta semana las auditorías ciudadanas, donde lo más importante es verificar con los técnicos de los partidos, que todo está en orden. Por último, en la última fase, se abren el 51% de las cajas para ver si los resguardos coinciden con lo que dice el voto de las máquinas.
    ¿Y sabéis que no hace la oposición golpista? Ir a la auditoría cuando pierden para decir que ha habido fraude.
  9. Por último, como Edmundo González -que, insisto, no es toda la oposición aunque sí la más importante- ha desconocido el resultado, el Presidente Nicolás Maduro ha solicitado un amparo a la autoridad competente, el Tribunal Supremo de Justicia que tiene que hacer una cosa muy sencilla: pedir las actas que tiene la oposición, pedir las actas que tiene el gobierno, pedir el resultado al CNE y cotejar.
    ¿Presentará la oposición las 30.000 actas? Ya les aseguro yo que no, porque entonces se les acaba el show.
    Si las presentaran y lo que dicen es cierto porque coincide con los datos de las máquinas, que es lo que han votado los venezolanos, se debiera proclamar a Edmundo González presidente de Venezuela.
    Pero si las presentan y son falsas, estarán cometiendo un delito electoral, sumado al delito de pagar a gente para intentar que la noche de las elecciones hubieran 100 o 200 muertos en Venezuela.
    La inteligencia de Maduro fue decirle al ejército, a la policía y al chavismo que no hiciera nada, que aunque estuvieran golpeando y matando a gente, quemando escuelas, hospitales, autobuses, no respondieran. Porque lo que necesitaba la oposición era que no funcionara el CNE y que hubiera muertos en las calles. En las dos ha fallado.
  10. Le queda a la oposición la ingenuidad de algunos que les creen y la maldad de los que quieren desconocer el resultado. La OEA es la que validó el golpe en Bolivia contra Evo Morales, y el Centro Cárter, sin Jimmie Carter, ha perdido toda su credibilidad (bien valdría que observara las elecciones en EEUU).
  11. La conclusión es que la derecha global quiere ruido y le da igual un baño de sangre, anular la democracia o invadir un país. Y se lo digo como europeo que tiene, después de 30 años, otra vez una guerra en Europa, que está viendo a los jueces comportarse como los jueces del fascismo y que ve una creciente violencia alentada por los políticos de la extrema derecha.
  12. Y déjemne darle un consejo a todos los demócratas del mundo: lo que pretenden hacer en Venezuela, si les sale bien, es lo que van a hacer en todos los países del continente. Así que, por interés propio, no crean las mentiras de estos mentirosos profesionales que solo buscan confundirnos. Nuestra condición de demócratas se mide en los momentos de desafío. Y hoy estamos viviendo uno de esos momentos. No dejéis que os derroten.

Opinión /