Luis Henríquez Lorenzo •  Opinión •  02/10/2016

¡Larga vida al pintor canario Pepe Dámaso!

<<Creo en el dios Cosmos, hay algo, es una energía, no tiene por qué ser lo católico, la Iglesia católica, no, para nada, es la espiritualidad de todas las religiones, yo respeto todo, todo, todos los caminos espirituales que llevan a Dios, pero en los últimos meses he llegado a comulgar en misa, tengo amigos curas que me han ayudado a ver, y ahora estoy mejor de mi enfermedad… Me siento como rejuvenecido, como conectado a la energía cósmica. Yo nunca he sido ateo, siempre he creído, claro que no en el sentido de creer en la Iglesia, no, la Iglesia ha sido terrible con los homosexuales, horror, lo sé, y uno ha vivido, viajado, disfrutado de la vida, claro, todo eso, pero Chavanel, yo creo que hay un algo, el Cosmos, no es la nada, no soy como tú, que no crees en nada, no es nada lo que hay, siento la espiritualidad energética del Cosmos>>…

 

 

Palabras que acaba de pronunciar el afamado pintor canario Pepe Dámaso, de renombre internacional, en entrevista realizada por el periodista y empresario canario Francisco Javier Chavanel en su programa de radio El espejo canario. Pepe Dámaso cree en el dios Cosmos, Chavanel sigue ateo. Pepe Dámaso se manifiesta como un buscador de la verdad que es Dios bajo la apariencia de una mezcla de panteísmo, sincretismo e indefinición de credo. Chavanel, gran comunicador y perspicaz conocedor de la realidad canaria, se mueve entre el agnosticismo y el ateísmo.

 

Le deseo salud y felicidad al canario universal Pepe Dámaso. Y de paso a Chavanel y a su equipo de comentaristas. Pero desde luego, la degeneración, descristianización, neopaganización y apostasía en esta sociedad occidental no parecen conocer ya ni freno ni límites… 

 

 

De memoria, sin acudir a la Sagrada Escritura recuerdo la siguiente enseñanza de san Pablo en su Carta a los corintios, que entrecomillo como la recuerdo: «Cuando se acerquen a comulgar el cuerpo del Señor, miren bien que su vida sea conforme con la fe de la Iglesia, no sea que al comulgar estén comulgando su propia condenación». Y es así como enseña el apóstol Pablo esta enseñanza en 1Co 26-29: «Así pues, cada vez que comen de este pan y beben de la copa, están proclamando la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor indignamente, peca contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por eso, que cada uno examine su conciencia antes de comer el pan y beber de la copa. De otra manera come y bebe su propia condenación al no reconocer el cuerpo». 

 

 

Esto no parece saberlo ni Chavanel, que se confiesa ateo, anticlerical y cómo no, «admirador del papa Francisco», como buen progre pata negra o jamón de jabugo. Y lo que es acaso peor, tampoco parece saberlo Pepe Dámaso. Me imagino que ninguno de sus amigos curas, señor Pepe Dámaso -hoy la mayoría, siempre con las excepciones de rigor, bendito sea Dios, o son apóstatas o son meros burócratas del culto, ya más quemados que la pipa de un indio- le han hablado de la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, así que me va a permitir usted que yo le cite lo que sobre este asunto pensaba el misionero franciscano italiano san Bernardino de Siena (1380-1444): «Alguien que vivió practicando el vicio de la sodomía sufrirá más dolores en el infierno que cualquier otro, porque este es el peor pecado que existe». 

 

 

De nada. Ni que añadir que con este escrito, una vez vea la luz, más cerradas tendré aún si cabe las puertas de los medios de comunicación canarios, vendidos en su mayoría, honrosas excepciones aparte, al pensamiento propio del Nuevo Orden Mundial: laicismo, masonería, irenismo religioso, relativismo, odio a Cristo y a su Iglesia, neomarxismo, multiculturalismo… Y también más cerradas tendré aún si cabe, muy probablemente, las puertas en los ambientes eclesiales, que no en balde abundan los pastores que a día de hoy se han convertido en verdaderos lobos con piel de cordero, esto es, en apóstatas y demoledores de la Iglesia, a los cuales interesa principalmente mantener su negocio: el puesto de trabajo, el ansia de hacer carrera y de trepar,  el figurar, el poder, o sea, el bisne de cada quien. Realidad de apostasía y demolición ante la cual uno se acuerda ahora de una canción del genial Bob Dylan: «Knockin’ on Heaven’s Door», llamando a las puertas del cielo… 

 

Recuerdo que me llena mi espíritu y mi ánimo de los ecos bíblicos de esta canción; y a la vez me hace recordar México, país que amo tanto, pues en Durango, al norte del país azteca, se rodó en 1973 la cinta de Sam Peckinpah Pat Garret and Billy the Kid, en cuya banda sonora aparece la canción de Bob Dylan que he citado, de hecho tema central de la película; y asimismo, por si no fuera suficiente con lo anterior, Pat Garret and Billy the Kid ¡es un western!, de atmósfera entre violenta (la violencia es marca de la casa en el cine de Sam Peckinpah: recordemos, para muestra un botón, Perros de paja, título de 1971) y crepuscular, nada menos que una historia ambientada en el salvaje Oeste, uno de los géneros preferidos por este cinéfilo que soy y que escribe.

 

 

Postdata (o nota): soy exige sujeto en primera persona singular: «yo redactor». Escribe exige sujeto en tercera persona singular, por lo tanto, ya no puede ser sujeto ese yo demiurgo que no está omitido sino que simplemente es morfológico, por tanto sin referencia extralingüística expresa. Así pues, el sujeto de escribe es este cinéfilo: «este cinéfilo escribe». En definitiva: «yo soy este cinéfilo»; «este cinéfilo [que soy] escribe».

 

 

Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.


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