Elisabet Pérez •  Soledad Torres Guijarro •  Opinión •  03/07/2024

Orgullo 2024: no es un desfile, es una ‘manifa’

Este ha sido uno de los eslóganes más coreados en la manifestación del Orgullo en Vigo este año. Probablemente, se gritaría en numerosos otros pueblos y ciudades, en los que el ambiente festivo no acalla la crítica. Hay bastante que festejar, pero hay mucho más por reivindicar porque la comunidad LGTBIQ+ aún enfrenta diversas violencias y desigualdades.

Orgullo 2024: no es un desfile, es una ‘manifa’

Para que estas manifestaciones – y algún desfile – puedan celebrarse, muchas personas han peleado con uñas y dientes, muchas han dejado su sangre en las porras y en las manos de sus agresores, o incluso sus vidas. Cada paso contra la violencia y la discriminación, cada derecho alcanzado, ha sido posible tras una lucha en la que nadie les ha regalado nada.

Quedan muchos motivos para la reivindicación porque hay múltiples violencias y desigualdades que afectan a estas personas. Algunos ejemplos: mujeres y hombres trans que han vivido excluidas del sistema laboral y siguen luchando para conseguir los tratamientos médicos que les corresponden. Personas no binarias que no pueden cambiar su nombre en el registro civil porque han quedado fuera de la legislación.

Lesbianas y gais que siguen sufriendo agresiones físicas y verbales en la calle a diario. Personas bisexuales, invisibles en todos los espacios. Adolescentes trans, a quienes el primer día de clase en el instituto se les nombra por su deadname (su nombre no sentido). Parejas de madres que siguen luchando en los juzgados para que se reconozca la discriminación lesbófoba que sufren en los registros civiles. Personas migrantes LGTBIQ+ solicitantes de asilo porque su condición es incompatible con la vida en sus países de origen…

Discursos de odio

Los derechos alcanzados y la consecución de los pendientes, y de la igualdad real, peligran ante el avance de la extrema derecha. Censurar obras culturales y películas infantiles, vetar actos por el Orgullo y prohibir las banderas arcoíris en las instituciones parecen pequeños actos sin importancia, pero van acompañados de discursos de odio que están detrás de las estadísticas: cada vez se comenten más delitos de odio de carácter LGTBIfóbico, aunque solo una pequeña parte se denuncia. Las agresiones a lesbianas, bisexuales, gais, personas trans y no binarias están aumentando. Los asesinatos también.

Allí donde la extrema derecha gobierna, los efectos son devastadores. Deja niños y niñas huérfanas en Italia, borrando a las madres no gestantes de los libros de familia. Hace imposible vivir en Hungría con sus leyes anti-LGTBI. Alienta el asesinato en Argentina, donde hace unas semanas tres lesbianas fueron quemadas vivas.

Las personas LGTBIQ+ salen a la calle un año más a lucir la diversidad de sus colores y gritarle al mundo que están orgullosas de ser como son y amar a quien aman. Pero sobre todo, salen a la calle a manifestarse por su derecho a la vida, a la dignidad y a la igualdad.

Referencia:

Soledad Torres Guijarro es profesora e investigadora en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad de Vigo, socia de AMIT y presidenta de la asociación Nós Mesmas.

Elisabet Pérez es educadora social, fundadora y coordinadora de Nós Mesmas, asociación por la defensa de los derechos LGTBIQA+

Fuente: SINC


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