Ilka Oliva Corado •  Opinión •  03/09/2018

Guatemala: indignación selectiva

Lo primero que uno se pregunta ante la situación crítica que vive el país, es: ¿hasta cuándo?, ¿hasta cuándo el pueblo seguirá soportando (solapando)? La respuesta, tristemente es: hasta siempre. En Guatemala la cosa es de tal sociedad, tales gobernantes. 

Hablar de la corrupción en Guatemala, del posicionamiento de la impunidad ante la justicia, del asalto de las clicas criminales al gobierno del país, es hablar del ADN de la sociedad en sí. En Guatemala estamos hechos de  mediocridad, de hipocresía, de tibieza y de descaro. 

Jimmy Morales no dio ningún golpe de Estado como el de Temer  a Dilma en Brasil, ni engañó a las masas como el traidor Lenín Moreno en Ecuador, él fue puesto ahí por la mayoría de quienes fueron a manifestar por corrupción los sábados de ir a broncearse, cuando estaba la bullaranga de destituir al genocida Otto Pérez Molina. Es decir: los majeados por la oligarquía, el ejército y la embajada de Estados Unidos en el país. Fueron esas marionetas que son maniobrables para beneficio de quienes tienen el sartén por el mango en esa fincona que aún no llega a país, las que pusieron a ese truhán de presidente.  

Analicemos a profundidad a esa parte de la sociedad que se ha resistido a la corrupción de Jimmy Morales. Hablo de esos ciudadanos cultos, preparados, dignos, trabajadores y honestos que se manifiestan en redes sociales y salen a manifestar los sábados de ir a broncearse (o mojarse ahora que es invierno) frente a la plaza central: ¿por qué no salieron a manifestarse cuando el gobierno de Jimmy Morales violó y quemó vivas a 41 niñas del Hogar Seguro? ¿Acaso la vida de esas 41 niñas no importa  lo más mínimo  como les importa la corrupción? ¿Qué  es lo indignable entonces para esta parte de la población? ¿El robo de dinero pero no los feminicidios ni las violaciones sexuales que vivieron estas niñas? ¿Por qué no fueron capaces de reaccionar como lo hacen por la corrupción? ¿Por clasistas, homofóbicos, machitas, misóginos e indolentes? ¿Qué temática, qué hechos son los que tienen la capacidad de despertar en esta parte de la sociedad la indignación colectiva? ¿Solo cuando se ven tocados en sus bolsillos? 

¿Por qué a esta parte de la población no le indignan las muertes de familias completas en los deslaves de los basureros? Que se alimenten de la basura, que viven en la basura, que mueren en la basura. ¿Por qué no les indigna ver en cada esquina del país, bares y casas de citas y que ahí se golpee, se viole sexualmente y se asesine a niñas, niños, adolescentes y mujeres? 

¿Por qué no los indigna la existencia de maquilas donde se explota hasta despellejar a miles de parias? ¿Por qué no les indigna la cantidad de niños picando piedra para sobrevivir? ¿Los miles de niños lustrando zapatos en las calles y parques del país? ¿Las limpiezas sociales en los arrabales? ¿Por qué solo les indigna cuando un monigote como Jimmy Morales llega a robar y a solapar el saqueo de las clicas criminales? 

¿Por qué no les indigna la explotación que viven miles de indígenas a quienes se les niega todo, hasta el derecho a la vida? ¿A los miles que se pudren en las fincas cortando café, caña, algodón, frutas y verduras? ¿No les indignan esos miles durmiendo en galeras, sin agua, sin luz, sin servicio sanitario, sin un pago laboral justo? ¿Los miles que se ven obligados a migrar sin documentos? ¿El abuso, la exclusión y las muertes de personas de la comunidad LGBTI? 

¿Por qué si les indigna la injusticia, en plenas manifestaciones se apartan de los parias y de los Pueblos Originarios porque ni siquiera en la búsqueda de justicia quieren verlos? ¿Por qué no se unen  a las manifestaciones entre semana que realizan los Pueblos Originarios?   ¿Por qué no les indigna con el mismo fervor que la corrupción  las cantidades de abusos sexuales,  embarazos y partos en niñas y adolescentes? ¿Por qué no les indigna con la misma ira las cantidades de feminicidios en el país?  ¿Por qué no les indigna que no exista una educación y un Estado laico en el país? ¿Por qué no les indigna el robo de mercadería, los golpes y el encarcelamiento de vendedores ambulantes por parte de la policía? 

¿Por qué no les indigna que el Congreso busque criminalizar a las mujeres que abortan espontáneamente? ¿Por qué si odian la injustica no apoyan el derecho al aborto? ¿Acaso por cachurecos, machistas y misóginos? ¿Por qué es tan importante revolcarse y sacar espuma por la boca para llamar la atención  frente a la cámara de un medio de comunicación en las manifestaciones? ¿Acaso para fingir decencia e indignación?  ¿Por qué no se revuelcan de dolor y sacan espuma por la boca con la cantidad de niñas abusadas y embarazadas por familiares y desconocidos? 

En Guatemala todo es oportunismo, hasta la indignación selectiva. Una llamarada de tuza que dura lo de un flash de fotografía. En donde todo seguirá tal y como está, porque la explotación del paria y mantener el sistema intacto beneficia a todo aquel que descansa placentero sobre los lomos curtidos de quienes aunque griten jamás serán escuchados.  Pero llegará el día que esos  miles de parias despertarán en rebelión y no habrá plaza de sábado de ir a broncearse ni indignaciones selectivas que puedan detenerlos: será la insurrección de la alcantarilla. 

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com

Ilka Oliva Corado @ilkaolivacorado

02 de septiembre de 2018. 


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