Asociación Patrice Lumumba: Análisis coyuntura geopolítica (septiembre 2024)
El Eje Atlántico Norte, (EEUU, Unión Europea, y sus aliados de la OTAN) continúan el desarrollo de su estrategia de “guerra fría” con la que pretenden dividir al mundo en bloques de países enfrentados y desconectados este sí.
Esta estrategia trata de evitar el desarrollo de unas relaciones internacionales de carácter multilateral en la que sienten haber perdido la iniciativa y capacidad de competencia ante las economías emergentes, esta división en bloques del Mundo les permitiría tener una importante zona de influencia desconectada del resto del Planeta, a la que explotar desde la lógica colonial de beneficio cero .
Esta estrategia, siendo global, se aplica tácticamente según las condiciones geográficas o políticas de cada territorio en el que tiene que aplicarse.
En primer lugar desde los centros de pensamiento y de acción del eje Atlántico Norte se trata, tácticamente, de caracterizar a un enemigo con el que confrontar y del que defenderse; este enemigo para los Estados Unidos se ha situado en China, que ha sido definido como enemigo sistémico y rival comercial frente al que hay que cohesionarse y defenderse.
En el desarrollo de esta táctica los Estados Unidos tratan de llevar a sus aliados de la Unión Europea y de la OTAN a que les secunden en su guerra comercial contra China para levantar un muro de restricciones que impida el normal flujo comercial entre China y Occidente propiciando la desconexión pretendida.
Al mismo tiempo, activan toda una serie de provocaciones que van desde intensificar el apoyo a la situación ilegal y contraria al derecho internacional de Taiwán, hasta exigir a China que tome partido por la OTAN en la Guerra de Ucrania, no admitiendo que este país tenga una posición partidaria de una salida negociada y diplomática de la guerra.
Desde esta perspectiva, para consolidar la estrategia de “guerra fría”, en el terreno geopolítico el Eje Atlántico Norte necesita:
– Consolidar su dominio sobre Europa, desconectándola del espacio eurasiático, para hacerla aún más dependiente de Estados Unidos.
– Recuperar el dominio total sobre América Latina, de manera que vuelva a ser su “patio trasero”, del que extraer recursos materiales y mano de obra para alimentar la tasa de beneficio de las grandes empresas capitalistas y desconectarlo de China para situarlo al servicio de los intereses estratégicos del eje Atlantico Norte.
– Generar las máximas tensiones en la zona de Asia Pacífico para enturbiar las relaciones de China con sus vecinos y justificar la presencia política, económica y militar de Estados Unidos en esa región.
– Apoyar a Israel como cabeza de puente en Oriente Medio con capacidad militar para controlar la región, al tiempo que tratan de impedir una unidad del mundo árabe que les permitiría actuar de forma independiente en el concierto internacional.
– En África, sin ser hoy por hoy un escenario de primera línea, los EEUU tratan de frenar el avance comercial y político de China con su modelo de relaciones basadas en el beneficio compartido que permitiría un desarrollo independiente del Continente. Al imperialismo lo que le interesa es que este continente siga siendo la suma de Estados fallidos fáciles de seguir colonizando.
En el terreno ideológico el Eje Atlántico Norte está actuando:
– Tratando de centrar la confrontación ideológica entre Democracia y Dictadura, y entre Estados Democráticos y Estados Autoritarios, de esta manera, manipulando desde los grandes medios de comunicación, las diversas realidades locales, tratan de definir de una forma demagógica quiénes son esos estados democráticos y quiénes son esas pretendidas dictaduras, en función de qué países sean dóciles a sus intereses y quienes pretendan tener una acción internacional propia.
En esta batalla ideológica la capacidad mediática del imperialismo es grandísima en la medida que tiene instrumentos para llegar directamente, por diversas vías, a cada persona, y tratar de conseguir que mensajes manipulados resulten creíbles, aunque solo sea por aquello de una mentira repetida cien veces empieza a ser tenida como una verdad.
De esta manera, Rusia y China, como Venezuela y Cuba, son presentadas como terribles dictaduras, mientras que los propios Estados Unidos es presentado como una democracia plena, garante de los Derechos Humanos, con capacidad para repartir lecciones de democracia.
Sobre esta prendida confrontación entre democracia y dictadura el eje Atlántico Norte trata de conseguir hacer coincidir la división geopolítica del Mundo, con la división ideológica, y al tiempo también conseguir la división en fuerza progresistas.
En este sentido, es preocupante ver como no hace mucho tiempo había gran consenso en Europa para situar a la OTAN como la principal causante las tensiones militares con las que había que confrontar, y ahora, una parte de las fuerzas progresistas, fundamentalmente en Europa, han empezado a blanquear la OTAN e incluso algunos partidos europeos la están viendo como un mal menor, necesario para defender Occidente de las posibles agresiones del Estado totalitario ruso.
La guerra de Ucrania y el proceso electoral venezolano son escenarios que el imperialismo ha elegido para intentar acentuar la división en la izquierda y en las fuerzas progresistas, y que hay que reconocer que están consiguiendo algunos resultados positivos, no podemos negar que, hoy por hoy, las fuerzas de izquierda y progresistas de Europa y América Latina están mas divididas que hace dos años cuando en 2022 se celebró, de forma unitaria y exitosa, una Cumbre de la Paz en Madrid, que hacía frente a la Cumbre de una OTAN que se refundaba con voluntad de intervenir en todo el Planeta al margen de las Naciones Unida y que nadie dudaba en definir como el mayor peligro para un futuro de Paz y Progreso para la Humanidad, o cuando en 2023 se celebró en Bruselas la Cumbre de los Pueblos en paralelo a la Cumbre UE-CELAC.
En consecuencia, la realidad es que en Europa la división y desconfianza mutua entre las fuerzas de izquierda está haciendo que la respuesta a la estrategia de Guerra Fría sea muy débil y por consiguiente, con escasos o nulos resultados, de manera que podemos decir que Europa, es la región del Planeta dónde esta estrategia de guerra fría está más asentada, con una cada vez mayor sumisión de la UE a los intereses de los Estados Unidos y de la OTAN.
Hoy por hoy la UE renuncia a jugar algún papel en el concierto internacional, incluso aunque en algunas ocasiones este sometimiento a los intereses de los Estados Unidos esté perjudicando a los intereses económicos de la propia ciudadanía europea.
En América Latina y el Caribe, aunque en menor medida, también se empieza a producir una cierta división entre las fuerzas de izquierdas, que hacen que el foro de Sao Paulo, en otro momento, instrumento fundamental de lucha antiimperialista en el continente, pase hoy por dificultades para jugar ese mismo papel, y que otros instrumentos, como el llamado Grupo de Puebla, también estén con cierta parálisis, circunstancia que se refleja en dificultades para el normal desarrollo del proceso de integración regional en torno a la CELAC, y una vida política demasiado centrada en “lo institucional” y los procesos electorales, que siendo importantes, no son suficientes para provocar verdaderas transformaciones económicas y sociales, si no van acompañadas de movilización popular que convierta a los Pueblos en protagonistas de la vida política.
Al mismo tiempo que esto ocurre en Europa y en América Latina y Caribe, Rusia resiste bastante bien la política de sanciones y restricciones que le han impuesto los EE.UU. y la UE, y ha encontrado mercados alternativos y alianzas políticas en el seno de los BRICS y otras articulaciones internacionales que no siguen las presiones del eje Atlántico Norte; pero sigue embarcada en una Guerra en
Ucrania, en la que cada vez es más claro que no pude conseguir los objetivos que planteó para justificar la entrada de sus tropas en territorio ucraniano, ni mucho menos una victoria militar, estando en una situación en la que Putin no puede permitirse una salida que pueda ser considerada como una derrota política que le pondría en una situación realmente peligrosa ante su propio Pueblo pero tampoco encuentra una vía de salida negociada a la guerra.
En el caso de China, que como hemos señalado, es el principal objetivo de la estrategia de Guerra Fría promovida por los EE.UU., la UE y sus aliados de la OTAN, la respuesta a la ofensiva imperialista, está teniendo varios ejes, por una parte intensifica su apuesta por la estrategia de un ordenamiento internacional de carácter multilateral, que aplica tácticamente activando articulaciones internacionales e instrumentos políticos y económicos de carácter multilateral, como los BRICS con su Nuevo Banco de desarrollo, por otra parte actualiza los cinco principios para la coexistencia pacífica como base para un modelo de seguridad que confrontar con el modelo belicista de disuasión militar y por otra parte también intensifica su defensa de una reforma de las NNUU que le permita tener la capacidad suficiente para aplicar los principios de su Carta Fundacional.
Este desarrollo táctico de la estrategia del multilateralismo, significa, por una parte renunciar a constituir un bloque homogéneo en lo ideológico y cerrado en lo político, al estilo del COMECON que impulsó la Unión Soviética en la guerra fría del siglo pasado. China está contribuyendo activamente al desarrollo de los BRICS, como alianza económica comercial de carácter multilateral, por otra parte significa responder con propuestas de acuerdos comerciales a los intentos para aislarla del resto de la comunidad internacional.
Por último China, con su Presidente Xi Jinping a la cabeza, están dando la batalla para no dejarse arrebatar la bandera de la democracia y de la defensa de los derechos humanos por Occidente, planteando en un mensaje claro que China no pretende ser ninguna potencia hegemónica ni construir un espacio de influencia del que aprovecharse.
En un primer momento tenemos que valorar positivamente como esta táctica de China esta dando resultados positivos, en la medida que nadie niega hoy que este País ha conseguido éxitos en el desarrollo interno y aumentar su credibilidad ante la comunidad internacional potenciando tremendamente sus relaciones comerciales económicas y políticas con gran parte los Estados en todo el Planeta. El desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda es el principal, pero no único, exponente de este éxito.
Pero al mismo tiempo que reconocemos estos éxitos tienen una doble cara realidad positiva, porque en la medida que la táctica China hacia el multilateralismo, la respuesta del eje Atlántico Norte se hace más agresiva y violenta, sobre todo en las regiones que pueden ser consideradas de mayor importancia geopolítica, cómo pueden ser en este momento Oriente Medio y América Latina y Caribe.
América Latina y el Caribe, porque los Estados Unidos, como ya hemos dicho, en su objetivo de frenar el avance del multilateralismo necesitan dominar esta
región, porque no pueden configurar un bloque solamente con la Unión Europea y sus aliados y con la OTAN, sin territorios de los que extraer riquezas que le aseguren mantener sus altas tasas de beneficios.
Oriente Medio por ser una importante cabeza de puente es esta región, rica en recursos naturales y de gran importancia geopolítica al conectar Europa, Asia y África, llegando al punto de estar dejando que Israel culmine limpieza étnica del pueblo palestino en el mayor genocidio cometido después de la II Guerra Mundial.
Analizados y definidos los diversos escenarios hay que recurrir a la pregunta clásica de ¿Qué hacer?, pero antes de entrar en la contestación directa de esta pregunta, hay tomar conciencia de la necesidad de reconocer nuestras debilidades y las fortalezas del enemigo y la urgencia de encontrar espacios e instrumentos que permitan la colaboración y coordinación entre fuerzas que siendo plurales y diferentes, es necesario sumar fuerzas para que la contestación a la respuesta de ¿Qué hacer? Tenga la capacidad de enfrentar con alguna garantía de éxito la gran potencialidad de manipulación y presión que tiene el eje Atlántico Norte en su ofensiva imperialista.
En este sentido es realmente significativo que en los últimos años se hayan celebrado más de 15 foros, encuentros, seminarios internacionales de fuerzas de izquierdas y progresistas, con una importante y plural participación, pero no se ha sido capaz de organizar una sola acción unitaria en todo el planeta; por el contrario vemos como el enemigo se reune en sus Foros y Clubes “privados” y son capaces de aplicar fielmente lo allí acordado.
También hay que ser conscientes de que no se puede pensar que es posible salvar un gobierno progresista de forma aislada, unilateral. La heroicidad de Cuba, siendo capaz de resistir el empuje de los Estados Unidos en solitario, desde la implosión de la URSS hasta la Constitución del ALBA, es cada vez más difícil, por no decir imposible, de repetir, por lo que si se pierde la colaboración entre los gobiernos progresistas y revolucionarios de América Latina y Caribe, estos irán cayendo uno a uno a manos de la alianza de los EE.UU. con las oligarquías locales, de manera que esta región se integraría sin más, en el bloque que hoy configuran los Estados Unidos con la Unión Europea y sus aliados de la OTAN.
En este sentido, parece que los Estados Unidos, son conscientes de la fuerza interna que tiene el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y por tanto de la dificultad de derrocarlo por la medios “clásicos”, por lo que en estos momentos parecen tener más interés en sembrar dudas que descalifiquen el proceso electoral venezolano, como táctica para dividir y debilitar el bloque progresista de la Región, de manera que consigan frenar, y si es posible, anular, el proceso de integración regional, que le daría a América Latina y el Caribe capacidad para desarrollar una política internacional independiente de carácter multilateral, al tiempo que podrían utilizar los recursos naturales y riquezas de la región en beneficio de la mejora de la calidad de vida de sus pueblos, poniendo fin a siglos de colonialismo.
Desde estas bases tenemos que ser capaces de buscar cómo dar respuesta al ¿Qué hacer?, elaborando de forma colectiva y participativa una aplicación táctica de la estrategia de ordenamiento multilateral de las relaciones internacionales, por ser la que puede permitir afrontar los retos que nos plantea este siglo XXI desde una comunidad con un destino compartido para toda la Humanidad, buscando puntos de encuentro con posibilidades de disputar la hegemonía política e ideológica a la estrategia de “guerra fría” que impulsa el imperialismo.
Esta cuestión, ni se improvisa, ni se consigue en convocatorias y eventos que no consiguen tener continuidad ni proyectan acciones efectivas hacia el exterior, sino que es necesario un proceso de puesta en común, en el que lo importante no sea solo la puesta en escena, sino un trabajo de elaboración y acumulación de fuerzas capaz de conseguir la capacidad para que lo que se acuerde, se decida, se pueda llevar exitosamente a la práctica, porque no se puede olvidar que la verdad está en los hechos y que las ideas que no se organizan se pierden en el vacío.
Este desarrollo táctico tiene que tener capacidad para mantener la cohesión de los que ya estamos convencidos de nuestra razones históricas, pero sobre todo, tiene que tener capacidad para ganar la confianza de sectores intermedios que teniendo dudas de todo tipo, no pueden ser entregados sin más al enemigo, para que sean captados por sus manipulaciones. Para ello es necesario sacar el máximo provecho a los recursos que tenemos, en el objetivo de intentar romper el bloqueo mediático que impide que nuestro mensaje llegue directamente, sin manipulación a la mayoría social que solo se informa por los grandes medios de comunicación o por la jungla que hoy constituyen las grandes redes sociales.
Al mismo tiempo que se plantea esta necesidad de reafirmar la estrategia y definir su aplicación táctica, tenemos ser consciente de que “la historia no se detiene” y no va a esperar que seamos capaces de hacer este trabajo, por lo que es necesario dar respuesta a las necesidades del día a día, actuando en cuestiones que son cada vez más urgentes, para lo que es necesario alcanzar un acuerdo que nos permitan desarrollar serie de acciones que no pueden esperar:
– Campaña que desmonte las manipulaciones que tratan deslegitimar el proceso electoral venezolano. Campaña no dirigida solo a los convencidos, sino que esté pensada también para ganarse a quienes tienen dudas, por influencia de la tensión mediática que sufre por parte de los medios de comunicación del imperialismo, en la medida que este sector será determinante para inclinar la balanza de la opinión pública internacional.
En este sentido, es imprescindible evitar la ruptura entre los gobiernos progresistas que pueden sostener y avanzar en el proyecto de integración latinoamericana. De esta manera el objetivo de esta campaña no solamente es apoyar al gobierno legítimo de Venezuela, sino también el evitar que se frene la construcción de una integración territorial latinoamericana caribeña, con voluntad de apostar por una internacional independiente de carácter multilateral.
– Campaña de solidaridad con Cuba para romper de una forma efectiva el bloqueo. Es imprescindible que el imperialismo no pueda continuar su ofensiva de acoso y derribo contra el pueblo cubano, sin una respuesta que permita aliviar las consecuencias dramáticas que está teniendo este intensificación del bloqueo en el pueblo cubano, por ello hay que situar la solidaridad con Cuba en el campo de prácticas activas que permitan romper de forma concreta el bloqueo. En este sentido deben de ir los encuentros y las acciones de solidaridad que se celebren en este 2024, dando un componente más práctico que teórico/político al concepto de solidaridad.
– Campaña para desmontar el intento de desconexión de Europa con respecto a China, demostrando a los europeos cómo les beneficia más una relación plural, de carácter multilateral, que la dependencia exclusiva de los Estados Unidos. En este sentido es importante la participación de Europa en proyectos relacionados con la Nueva Ruta de la Seda y el apoyo a Iniciativas como la de Seguridad y Civilización Global.
– Campaña en defensa de la paz, por una salida negociada y diplomática de la guerra de Ucrania que desmonte el modelo de seguridad basado en la disuasión militar que sostiene la OTAN. Esto eliminaría una de las grandes excusas que tiene la OTAN para mantener su estrategia de “Guerra Fría”.
– Activar la campaña que trate de frenar el genocidio que se está cometiendo con el pueblo palestino y conseguir llevar a los tribunales a los culpables, desenmascarando además sus intereses geoestratégicos.
– Intensificar las relaciones entre las fuerzas de izquierdas europeas y latinoamericanas caribeñas, para sumar fuerzas frente a la ofensiva imperialista, para ello es importante activar los mecanismos de comunicación y articulación internacionales de las izquierdas de Europa y de América Latina Caribe.
En el objetivo de frenar la dispersión de las fuerzas de izquierda y progresistas, se deben aprovechar los pocos espacios de carácter unitario que existan para plantear una reflexión colectiva y tratar de buscar una declaración de principios que puede ser un punto de inflexión desde el que intentar recuperar alianzas y cooperaciones, que sean capaz de hacernos entender que el enemigo, que el rival está en la derecha y la extrema derecha y no en el compañero o la compañera de otra formación de izquierdas. En Europa hay que aprender de la experiencia histórica del siglo XX, cuando la división y enfrentamiento en la izquierda y en las fuerzas progresistas, facilitaron la toma del poder por el nazi fascismo, con las consecuencias que todos sabemos y tenemos que tratar de evitar que se repitan en este siglo XXI.
Cómo y cuándo responder a estos retos será determinante para tener la posibilidad de dar respuesta exitosa a la estrategia de Guerra Fría y así debe ser entendido por quiénes tienen responsabilidades internacionales.
José Luis Centella Gómez Asociación Patrice Lumumba