Alberto Garzón •  Opinión •  03/10/2017

Carta de Alberto Garzón a los representantes políticos de todas las formaciones con representación parlamentaria en el Congreso de los Diputados

Estimado XXXXX,

Observo con preocupación la situación política en España. A los efectos de la crisis económica y social, de sobra conocidos y padecidos, se suma ahora una grave crisis de Estado que conlleva importantes riesgos para la convivencia y la paz. La confianza de la ciudadanía en instituciones como el Parlamento, el poder judicial o los partidos políticos está gravemente afectada desde hace años, pero tras los acontecimientos de las últimas semanas es probable que esa percepción haya empeorado de forma notable.

En el caso de Catalunya, es ya evidente que la mayoría de la población no cree que el actual marco jurídico y político se ajuste a su realidad social. Hoy una gran mayoría de la población catalana, en torno al 80%, considera que tiene derecho a revisar la relación que mantiene Catalunya con el resto del Estado a través de un referéndum. Sin embargo, es conocido que esta fórmula no está recogida en la actual Constitución de 1978 y que no cuenta con la aprobación de los partidos políticos más votados en el conjunto del país. Y de esta situación deriva un arriesgado bloqueo, que es tanto más peligroso cuanto más se deja sin atender desde la política, es decir, desde el diálogo y la negociación.

Soy de la opinión de que estamos ante un problema político que requiere soluciones políticas, y pienso que las acciones policiales y judiciales no solucionan nada por sí mismas. Al contrario, como hemos visto estos días, pueden agravar el problema y alimentar las posiciones intransigentes. Y, sin duda, la incapacidad manifiesta de encontrar un cauce político desde el que abordar este conflicto está poniendo en riesgo la convivencia en nuestro país. Frustración, tensión y rabia son sentimientos en ascenso en la población de todo el país frente a lo que estamos viviendo.

Por esas razones, creo que en este momento histórico tenemos que asumir nuestras responsabilidades como representantes públicos y trabajar para construir los cauces políticos adecuados. En ese sentido, en Izquierda Unida hemos firmado y apoyado la llamada Declaración de Zaragoza, en la que pedimos abrir un proceso de diálogo y negociación al tiempo que exigimos el cese de las acciones policiales y judiciales que restringen las libertades civiles. Sin embargo, esto sólo sería el principio de la solución.

Somos conscientes de que el pueblo catalán tiene derecho a decidir su futuro, y trabajamos para que ese futuro sea en común con el resto de pueblos de España. Pero para que esto sea así es necesario que exista un proyecto de país que cubra las necesidades más urgentes de las clases populares, resuelva las aspiraciones de los diferentes pueblos y en el que, en suma, quepamos todos y todas. Por eso, desde mi organización política, con una larguísima trayectoria en defensa de la democracia, consideramos que es el momento de valorar la construcción colectiva de una República Federal.

No somos personas ingenuas. Una República Federal no es la panacea ni desgraciadamente en estos momentos cuenta con el apoyo de los principales partidos, pero a nuestro juicio es parte de la solución que queremos alcanzar. Un modelo político renovado, que haya corregido los errores detectados en el presente, que respete la plurinacionalidad de nuestro país y que sea garante de la seguridad, la paz y la convivencia de todos sus habitantes. Elementos estos que, como he dicho, están ahora mismo en riesgo como consecuencia de la incapacidad de la política para abrirse paso en las actuales condiciones.

Nuestro país tiene un largo legado republicano y federal que no se limita a las dos experiencias históricas. Seamos audaces y recojamos el guante que nos ha dejado la historia de nuestros antepasados, construyendo una República Federal en la que podamos desplegar nuestras vidas de forma conjunta. Hoy queda claro que no es sostenible ni declarar la independencia de forma unilateral ni seguir ignorando el conflicto en Catalunya. Pero al apartarse las nubes de lo insostenible, emerge la legítima posibilidad de un modelo federal, democrático y popular.

Salud y República,

Alberto Garzón Espinosa

Coordinador General de Izquierda Unida


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