Puigdemont ha fracasado
Desde Recortes Cero queremos manifestar nuestro más profundo rechazo a la actuación de ayer del Gobierno que tuvo como resultado a 844 personas atendidas por los servicios de emergencias y dos de ellas hospitalizadas. La respuesta del Gobierno debería haber sido otra, atendiendo a las características de la jornada y a la participación de la gente.
Pero al igual que no aceptamos que nuestro rechazo a las políticas de Rajoy se utilice para justificar la Estafa Antidemocrática del 1-O, no aceptamos que nuestro rechazo a la actuación de ayer del Gobierno sirva para justificar cualquier resultado. La actuación de Rajoy no convierten en demócrata a Puigdemont.
La convocatoria del 1-O, que hemos denunciado como una “Estafa Antidemocrática” y cuyo objetivo es imponer a la sociedad catalana una independencia unilateral, se ha saldado con un fracaso de Puigdemont.
Nada ni nadie puede ocultar los hechos: el cambio de las reglas de juego antes de la votación, la falta de control sobre el censo, el soporte informático, la evidencia de que era posible votar varias veces, el control de las mesas por parte de las organizaciones independentistas, la ausencia de una sindicatura electoral independiente…
Los resultados del 1-O atentan contra las más mínimas garantías democráticas y nadie debería otorgarles credibilidad alguna. Denunciar esto y esclarecer la verdad de los resultados y de las prácticas antidemocráticas es clave. Porque pese a una actuación policial desmesurada y absolutamente condenable, en la mayoría de colegios se pudo votar con normalidad, ya que los que fueron cerrados representan solo el 15%.
Por otra parte, aún sin concederles credibilidad, en los resultados que el Govern ha ofrecido están los límites del apoyo social al independentismo. En junio Artur Mas declaró que “si no superamos los votos del 9-N el referéndum no tendrá legitimidad”. Y, como ya sucedió el 27-S, el independentismo no ha conseguido los objetivos que se proponía: De los 2.305.290 millones de votos presentados el 9-N ahora se ha pasado a los 2.262.424. Es decir más de 45.000 votos menos. El 90% de votos al Sí, y los apenas 176.000 votos al No evidencian que sólo se ha movilizado, aunque en un grado considerable, el voto independentista. El porcentaje de participación solo alcanza el 42% del censo, frente al 58% que no han avalado con su voto el 1-O. Los votos por la independencia solo representan el 38% del censo.
A pesar, incluso, de la indignación y rechazo entre la mayoría de catalanes contra la violencia policial, no se ha producido la “movilización transversal” con la que acudirían masivamente a votar los no independentistas. Aún en unas condiciones excepcionales, donde la propaganda ha sido abrumadora, la sociedad catalana sí ha decidido… y lo ha hecho mayoritariamente no avalando el 1-O. Hoy, Puigdemont y el Govern están en una situación de mayor debilidad, y se ha expresado un rechazo mayoritario a sus objetivos.
Por otra parte, los hechos demuestran que la inmensa mayoría de la izquierda y el pueblo trabajador han rechazado esta convocatoria. El No apenas ha cosechado 176.666 votos -menos que el 9N- y el voto nulo o en blanco solo ha sido seguido por el 2% de los catalanes -poco más de 45.000-. No solo la mayoría de la izquierda rechaza la independencia, como demuestran los resultados electorales en el cinturón rojo de Barcelona, sino que el seno de la izquierda y el pueblo trabajador ha rechazado el 1-O; es decir, posicionándose en contra de la violencia policial o la actuación del gobierno de Rajoy, pero negándose a apoyar la amenaza de una independencia unilateral. Toda la izquierda catalana debe ahora pasar a denunciar la estafa que suponen los resultados presentados por Puigdemont.