Para poner blanco sobre blanco en momentos de pandemia mundial
Me incluyo en los llamados conspi-paranoicos hasta por varios compañeros. Sin embargo, jamás dije ni pensé que el virus no existiera sino todo lo contrario. O sea, las interpretaciones corren por cuenta de los interpretadores. Fui, soy y seré muy clara y coherente con mi pensamiento, siempre.
Estoy entre los que se mantienen en cuarentena cerrada desde hace 7 meses y se que estoy incluida entre los llamados de altísimo riesgo por tener epoc, ser asmática, habiendo sido fumadora durante años, «coleccionista de neumonías».
Me protejo y respeto a mis prójimos, encerrada dentro de casa en la mayor soledad durante todo el día y aun sabiendo que estoy en la última etapa de mi vida donde sin dudas no habrán muchos años más para el disfrute y éste ya esté perdido.
Utilicé el llamado “tapaboca” las dos veces que debí salir por cuestiones de extrema necesidad, una de ellas, por vacunación. Dos veces en 7 meses. Y lo utilizo cuando hace falta aunque a casa no entra nadie. Mis hijos y nueras jugaron un papel importantísimo que no dejaré de agradecer nunca, así como algunos vecinos que en ausencia de mis hijos me salvaron con algún mandado. Luego los remises que llamé para resolver lo que surgiera cuando no tenía a alguien cerca.
De lo que dudo, dudé y dudaré hasta que me demuestren lo contrario ante la campaña de terror que impusieron desde los medios, sabiendo que hay enfermedades que matan mas que el o la COVID19. De momento nadie lo hizo o de verdad seré dura de comprensión.
Dudo cuando en estos momentos nos aturden diciendo que aumentan los casos (y no dudo que sea así) pero por otra parte el gobierno, para no resquebrajar mas las economías regionales, abre la temporada turística sabiendo que, en las zonas donde irrumpirán los veraneantes, como en las costeras, NO existen lugares de atención si acaso llegara a haber un aumento creciente de casos, mientras durante tanto tiempo nos decían «me importa más la salud que la economía”) HI-PO-CRE-SIA
Lugares que de hecho nunca contaron mas que con lo mínimo, al punto que los propios residentes debieron siempre ser trasladados a otros puntos del país en épocas sin pandemias, por no contar con los centros hospitalarios correspondientes, mucho menos con la presión a través de reclamos fuertes de los vecinos como para exigir lo que les corresponde, derecho a la salud. Y pasaron años de abandono.
Veo las cosas que se están tapando bajo el escudo de la pandemia, por otra parte quedó a un costado cualquier cuidado mientras se permiten manifestaciones de apoyo de los mismos que nos aterran, sobre el tremendo caos despertado en medio del caos que todos conocemos.
Por todo esto y mucho más es que NO entré en paranoia, me cuidé y me cuido por mí y por respeto al otro, pero sin tanta meticulosidad ni mucho menos desesperación ni terror extremo.
Repito, el virus está, es desconocido, mató a gente, muchos más se salvaron y jamás califiqué con adjetivaciones a nadie, ni siquiera a los que sí lo hicieron con los que piensan acordes a mi posición y la de otros, tildándonos de conspi-paranoicos, cabezas duras, o irresponsables. (Cosa que asumo con la moral altísima)
Por ello es que me hace ruidito cuando dijo alguien -“para mí es mas importante la salud” pero que evidentemente, ya cerca del veranito, da la impresión que la preocupación es otra, o el dolor de huevos del apretón del empresariado local, fue demasiado doloroso. Eso ya resta veracidad por lo pensado antes, a mi juicio.
Este desastre mundial, surgido en plena convulsión internacional, con grandes movilizaciones en el mundo en medio de una crisis capitalista sin parangón, dejó al desnudo la perversidad de un sistema criminal que nada pudo ni puede resolver, ni voluntad política que tiene para hacerlo.
Este fin de semana los lugares de esparcimiento se vieron atestados de gente, grandes caravanas de automóviles colapsando las maltrechas rutas sin un retén policial controlando nada (estarían de franco por la misión cumplida en Guernica y el humo que tragaron de las casillas incendiadas que devoraron hasta las pocas pertenencias de los humildes) . Mientras los medios insisten en como crecen, exponencialmente, los nuevos casos de contaminados atravesando rutas y colapsando los comercios maltrechos luego de 7 meses de encierro. Tampoco allí nadie pensó en el daño que podrían ocasionar a poblaciones que tampoco cuentan con infraestructura para sostener el desastre que vendría, siendo tan terrible esta enfermedad.
Próximamente se harán pruebas o burbujas, como llaman en muchos lados, recibiendo a alumnos que permanecieron sin clases durante todo el año lectivo.
Para resumir, la salud es importante, pero para el capitalismo las finanzas lo son más. Pero bueno, por mas que sienta en mi cabeza como se muelen cristales, sigo fiel a la consigna #quedateencasa; usá tapaboca pero nunca nadie logrará jamás que la cierre, aunque el mensaje subliminal ya esté lanzado y vaya si caló hondo…