40 años del secuestro identitario de Andalucía
Apenas comienza a dar sus primeros pasos 2017, año más que importante de lo que pudiéramos pensar en un primer momento. Durante el transcurso del mismo se celebran varios aniversarios de importancia como el de 90 aniversario de la Generación del 27 para los literatos, 90 aniversario de la botadura del buque escuela de la Armada española Juan Sebastián ElCano para los aficionados a la navegación, o el 90 aniversario de bodegas Protos para los aficionados a la enología. Pero no vamos a entrar en el amplio anecdotario que nos regala este año el calendario, sino en uno de verdadera e indiscutible importancia para los andaluces/as y Andalucía, el cuarenta aniversario del 4 de diciembre del 77 en el que el pueblo andaluz exigió ser respetada al mismo nivel que vascos y catalanes, y por desgracia, del vil asesinato del andaluz y malagueño Manuél José García Caparrós.
No voy a volver a extenderme en los acontecimientos acaecidos en las calles y plazas de toda la Nación Andaluza por conocida. Sí, en lo que supuso para el rapto de la identidad andaluza que tal magna y gran movilización del pueblo andaluz de positivo por un lado, pero de trágicas y funestos resultados por otro. Me refiero al secuestro de la identidad Nacional andaluza por parte del PSOE-A, ayudado por las sucesivas muletas de usar y tirar que ha ido utilizando a través de estas ya cuatro décadas.
Tanta multitud en las calles, tantas miles y miles de banderas andaluzas al viento, tanto de grito de Andalucía, tanto orgullo andaluz, tanta identidad andaluza junta en las calles, anticipaba una fuerza no esperada, no querida por muchos, de un nacionalismo andaluz que podría romper esa balanza invisible a favor de los territorios del norte de la península. Y sí, hubo hasta unos mínimos resultados electorales que sentaron al nacionalismo andaluz de esa época a los escaños del Congreso de los Diputados de Madrid, e incluso sentar a nacionalistas andaluces en el Parlament de Catalunya, lo que asustó mucho más.
Poco dura la alegría en la casa del pobre. La pésima gestión por parte del nacionalismo andaluz de aquellos tiempos, la nefasta política de pactos a cambio de limosnas en especies para unos cuantos, arruinó el nacionalismo andaluz, que fue aprovechado de forma inmediata por el PSOE-A para apoderarse de todo el espacio político andaluz, y con ello de todos los instrumentos de poder en favor del PSOE español, acallando para siempre todo lo que oliera a identidad andaluza, al sentimiento andaluz, y al nacionalismo andaluz. Convirtieron Andalucía en lo que hoy es, la colonia pobre del Estado español, y el vivero de votos donde se sostenta el poder del PSOE estatal. Así llevamos cuarenta años ya de silencio, pobreza, limosnas e insultos por parte del resto del Estado. Colonia pura y dura. Para colmo, nada hacen para recuperar la identidad andaluza, todo lo contrario, siguen en el empeño de maltratar todo lo andaluz.
Hace unos se celebró un partido de fútbol, cosa sin la menos importancia más allá de la deportiva, pero es que era la selección andaluza. En el mismo, ni se escucho el himno de Andalucía ni se permitieron banderas andaluza, más allá de las mostrada por los nacionalistas andaluces allí presentes. Una muestra clara del ocultamiento, de la negación a Andalucía por parte de quieres la gobiernan. Pero lo más grave, es que comenzamos todos los años con la celebración en Granada de la toma de la ciudad y de Andalucía por parte de los reyes “católicos” para regocijo de todo el facherío antidemocrático, y lucimiento de pendones castellanos. Nos recuerdan que aún somos territorio ocupado y por tanto colonia. Todo ello sin el menor rubor por parte del Ayuntamiento de Granada, ni de protesta alguna de la Junta de Andalucía. Una trágica fotografía de una realidad que ya, al fin, parece comenzar a mover a los andaluces para recuperar nuestra identidad y orgullo nacional andaluz.
El pasado 4 de diciembre en Sevilla, partidos nacionalistas y federalistas, movimientos sociales, sindicatos, mucho pueblo andaluz salió a la calle y grito INDEPENDENCIA, al final de un recorrido bajo una persistente lluvia que no impedía los gritos de soberanía mientras se cantaba una y otra vez el himno de Andalucía. Las cosas comenzaban, al fin a moverse hacia el camino correcto hacia un futuro más próspero. Pero no nos equivoquemos ni dormitamos en los brazos de ninfa alguna. Esta lucha por nuestra independencia solo acaba de empezar.
Este 2017 debe ser el año en el que los que creemos que la mejor Andalucía, es una Andalucía independiente, continuemos con el esfuerzo comenzado en 2016. Dejemos las rencillas, las diferencias, las luchas internas, los egos personales y colectivos, y pongamos, todos juntos manos a la obra en la inmersa tarea de la construcción de una alternativa válida, real, creíble y efectiva para el pueblo andaluz, que es al fin, quien decide, vota y da el poder de cambiar o no las cosas. Si no logramos su confianza y votos, nada podremos alcanzar.
Trabajar por un espacio en común, donde todos los nacionalistas nos reconozcamos, nos respetemos y pongamos las bases para una mesa de trabajo colectivo, con el único objetivo de poner a los andaluces y andaluzas donde nos merecemos, y hagamos de Andalucía la Nación rica y próspera que sin duda puede ser. Cuarenta años de secuestro identitario, cuarenta años de pobreza infantil, cuarenta años de paro, cuarenta años de limosnas, cuarenta años de insultos a los que debemos dar fin, y respuesta colectiva.
El 4 de diciembre de 2017 debe ser la fecha que cambie, en Málaga porque se lo merece tanto la lucha de la ciudad como el propio Caparrós, el presente y futuro de Andalucía, pero del mismo modo, el comienzo de la reconquista, esta sí, del poder andaluz por y para la Nación Andaluza a través de la República Federal de Andalucía. Para ello es necesaria mucho trabajo y muchas manos, pongamos las nuestras a trabajar de la forma más generosa posible.