Evo Morales: «Si hay que recomendar algo a Trump, es que sea más humano»
El presidente de Bolivia, Evo Morales, viajará a Rusia en visita oficial el 11 de julio. El país euroasiático es un socio estratégico e importante para los bolivianos, dijo en una entrevista Morales a Sputnik. El mandatario reveló también qué opina de Donald Trump, cuál es la solución a la crisis venezolana y cómo ve Bolivia dentro de dos décadas.
—¿Sobre qué temas planea conversar con Putin durante su visita oficial a Moscú?
—Bolivia, no solamente como Estado, sino como pueblo boliviano, tenemos mucha confianza en el presidente de Rusia y en todo el pueblo de Rusia. [Tenemos] coincidencias ideológicas, programáticas, coincidencias en derecho internacional, coincidencias sobre el tema de los derechos humanos… Por tanto el trabajo de las cancillerías para esta [reunión] bilateral es tan importante para Bolivia, pero también para América Latina. Mi gran deseo es que haya presencia de Rusia en América Latina. Todos proclamamos como movimientos sociales. También como movimientos políticos de orientación antimperialista. En esta reunión, como siempre, es la obligación de Estados, de Gobiernos y de presidentes hacer buenos negocios para nuestros países. Que ambos ganemos. Que gane Rusia, que Bolivia gane. Pero en esta coyuntura necesita más Bolivia de Rusia que Rusia de Bolivia.
—¿Qué papel cree que juega Rusia en el mundo y en la región de América Latina?
—Rusia es un país que busca equilibrio dentro de las potencias internacionales. Rusia evita intervenciones militares. Rusia, como Estado y como pueblo, siempre está con el derecho internacional. Por tanto, las relaciones con Rusia son importantes, no solo con Bolivia sino con los habitantes del planeta.
—¿Por qué cree que a algunos países no les gusta el presidente ruso, Vladímir Putin, ni su política?
—Yo diría que son algunos Gobiernos [pero que] sin embargo los pueblos del mundo sienten que la presencia de Rusia en el ámbito político es un equilibrio entre Estados y fundamentalmente entre pueblos.
Rusia es un país que garantiza la no intervención de Estados Unidos en cualquier país del mundo. Nosotros estamos convencidos, especialmente como miembros de los movimientos sociales, de que el sistema y el modelo de EEUU no es ninguna garantía para la vida ni para la humanidad. Ellos no quieren la competencia de ningún país del mundo.
Sin embargo, Rusia comparte su forma de gobernar y sobre todo su tecnología, así como algunas potencias. Mientras que en EEUU no hay de estas políticas que puedan pensar en la humanidad. Eso una profunda diferencia. Por eso Rusia es tan importante para el mundo.
—¿Qué opina usted sobre las perspectivas de Rusia y de Bolivia en el ámbito técnico-militar? ¿Le interesa a Bolivia comprar armamento ruso?
—Sí. Por recomendaciones de los miembros de la Fuerza Aérea, en especial, hay mucho interés en adquirir tecnología militar rusa. [Por ejemplo] en temas de aviación. Pero también en temas para prestar servicio al pueblo boliviano. Hay una comisión que trabaja, —y esperamos que haya buenos resultados— en esa transferencia de tecnología.
En 2018, por ejemplo, hemos dejado a un lado los aviones T-33 de entrenamiento y ahora la Fuerza Aérea me pide sustituirlos por aviones de Rusia. Eso mucho dependerá también de la parte técnica, pero también hay mucha confianza. En algunos países de América Latina hay muchos aviones rusos. Eso dependerá del trabajo de las comisiones correspondientes.
—Usted ya ha estado en Rusia. ¿Cuál es el recuerdo más emotivo que conserva de entonces?
—En mi primera visita quedé impresionado de la recepción y de la organización. Y posteriormente también, cuando participé en la cumbre de los países exportadores de gas (FPEG). Conversé bastante con el hermano presidente Putin. Y en la última [visita], con motivo del Campeonato Mundial de fútbol, en una reunión bilateral. Allí acordamos avances de algunos temas importantes. Ahora vamos a concretizarlos con este viaje.
—Bolivia ha reducido muchísimo la pobreza extrema. ¿Cómo lo logró?
—Primero, refundando Bolivia en lo político. En lo económico, nacionalizando o recuperando nuestros recursos naturales en las empresas estratégicas. Inclusive convirtiendo los aspectos de servicios como el agua, la energía y las telecomunicaciones en el derecho humano que son, y no en un negocio privado. Y finalmente la redistribución de riqueza. Presencia del Estado con bonos de rentas y en algunas subvenciones para las familias más humildes.
Estas políticas, programas y proyectos nos han permitido reducir la pobreza del 38,2% en 2005 al 15% en 2019. Estamos muy alentados. Ahora tenemos un plan con rumbo al bicentenario, en 2025. Quisiéramos estar con menos del 5% de extrema pobreza.
—Ahora Bolivia es el único país cuya economía experimenta un crecimiento estable. ¿Cómo ve usted a Bolivia dentro de cinco años? ¿Cómo puede cambiar la economía del país dentro de ese tiempo?
—Somos un país ya grande y queremos ser mucho más grandes. Queremos ser mejores. Y felizmente las nuevas políticas económicas acompañan al crecimiento económico. Después de nacionalizar ya empezamos a industrializar. Por primera vez, el Estado ya está prestando servicio invirtiendo en los países vecinos. Por ejemplo, en el tendido eléctrico en Argentina. Ahora vamos a instalar gas a domicilio en el Perú, en el sur del Perú. Tenemos previsto hacerle la instalación de gasoducto al Paraguay. También hacia el Perú [tenemos previsto] mandar nuestro gas congelado o GNL y hacia otros continentes tales como Asia, China, India… Tenemos felizmente buenas relaciones con estas potencias. Por lo tanto Bolivia tiene mucho futuro. Nuestro proceso de cambio para el pueblo tiene futuro seguro.
—¿Por eso ahora es una época de industrialización con inversiones extranjeras?
Hasta ahora, inversión estatal. Ahora ya estamos teniendo socios extranjeros. Socios de empresas privadas, como también socios de Estado a Estado para industrializar nuestros recursos naturales, pero también en el tema agropecuario.
—¿Y en qué condiciones colaboran estos socios?
—Los socios [poseen] acciones minoritarias, como siempre. Pero cualquier inversión extranjera está garantizada por la Constitución. Porque mediante la nueva Constitución de refundación proclamamos un Estado plurinacional con una economía plural. Entonces eso nos ampara para garantizar inversiones privadas internas o externas.
—¿Cuáles son las tareas o los objetivos más importantes para usted y para un candidato en las elecciones presidenciales de este año?
—La primera tarea, ampliar el aparato productivo. ¿Y cómo se va ampliar el aparato productivo? Más inversiones en el tema energético para exportar energía.
La segunda, la industrialización de los recursos naturales, [como por ejemplo] el litio. Ya hemos arrancado como Estado. Ahora estamos teniendo socios para ampliar la industrialización del litio. Tercero, hidrocarburos y plantas de petroquímica. Ya hemos arrancado. Cuando llegamos, solo se exportaba gas natural y se importaba GNL. Ahora estamos exportando a Perú, a Paraguay a una parte de Brasil. Pero garantizamos casi el 90% del mercado de Paraguay. Ya hemos empezado exportar GNL, estamos exportando urea a Brasil, estamos exportando ya cloruro de potasio, de la industria del litio.
Y la tercera, mi desafío, fundamentalmente: como vengo de las familias más humildes, seguir reduciendo la pobreza. No quisiera que haya niños como en los años 1960 y 1970. Ese es mi gran deseo.
—Rusia y Bolivia hablan mucho sobre un acuerdo relacionado con el litio. ¿Estamos cerca de firmar este acuerdo o hay problemas?
—El acuerdo está muy avanzado. Justamente queremos concretizar estos avances que tenemos entre Bolivia y Rusia para que Rusia ya sea, mediante un acuerdo privado ruso o como Estado ruso, sea socio del pueblo boliviano.
—¿En la actualidad Bolivia tiene una alianza estratégica de litio con algún país?
—En algunas plantas, con Alemania, y en algunas también quiere participar China. No tenemos con ningún país más.
—¿De qué cosas está usted orgullo?
—Primero, de haber dejado el pasado. De haber enterrado el Estado colonial. Ahora tenemos un Estado plurinacional. De haber abandonado ese Estado mendigo, un pueblo limosnero. Ahora tenemos un pueblo digno y soberano. Además de eso con nuestra identidad.
Y sobre todo orgulloso de nuestro crecimiento económico. De los 13 años de gestión, seis han sido los primeros en crecimiento económico de Suramérica. Son datos de organismos internacionales. Nunca antes Bolivia había sido primera en algo. Si era primera en algo en Suramérica era solamente en pobreza y en temas de corrupción. Antes [se decía] que Bolivia era el subcampeón mundial de corrupción. Tenemos esa corrupción. Estamos combatiendo y tenemos cero tolerancia con los corruptos. Esos avances han permitido que Bolivia esté mejor que antes.
—¿Qué crecimiento económico espera para este año?
—Quiero llegar al 4%. Ojalá sea mucho más que el 4%.
—¿Cómo, según su opinión, se va a desarrollar la situación en Venezuela?
—Los problemas de los venezolanos deben ser resueltos por los venezolanos. No aceptamos ninguna injerencia. Pero además de eso, injerencias provocadas por Estados Unidos han fracasado. El golpe de Estado fracasó. Y hay que enfrentar el bloqueo económico. Yo saludo y admiro al pueblo venezolano, quien con los problemas económicos y pese al bloqueo económico sigue firme defendiendo el chavismo y la revolución bolivariana.
Entonces sorprende. Lamento mucho que designen a Juan Guaidó como presidente. Eso es como en los tiempos de la colonia, el virrey. No es una forma de administrar Estados. No es que el imperio, ni la OEA tengan que reconocer a Guaidó, sino que su pueblo tiene que reconocerlo. Pero como no lo reconoce, todo le sale mal al imperio norteamericano.
Entonces todos debemos apostar para que se restablezca el trabajo conjunto. Está bien que haya una agenda abierta entre venezolanos en lo político, en lo democrático, en lo social y fundamentalmente en lo económico.
Yo siento que estas provocaciones que vienen desde el imperio norteamericano están en su fin. Si no han podido dominar otras partes, excepto tal vez Libia, después van fracasando en otros continentes. Tal vez quiera retomar Estados Unidos a América Latina. Pero, pese a los gobiernos de la derecha, ¿América Latina qué dijo? Que no acepta la intervención en Venezuela. Y eso es otro fracaso y de paso con tantos intentos de intervención y tantos golpes de estado [EEUU] fracasa. Entonces no será el camino. Y nuevamente quiero decir que los venezolanos deberían de resolver sus problemas como venezolanos.
—¿Y qué salida le ve a la situación en Venezuela?
—Repito: el dialogo.
—¿Usted cree que EEUU se atreverá a intervenir militarmente en Venezuela?
—Lo intentaron y fracasaron. Una intervención militar no va a tener el apoyo de Suramérica. Todos los suramericanos coincidimos en rechazar conjuntamente cualquier intervención.
—¿Podría ayudar a resolver esta situación una reunión entre Maduro y Trump?
—Claro, debería haber voluntad política. Yo escuché decir que Maduro quiere reunirse, pero Trump no acepta. Con cualquier elección con la participación de Maduro para mí el problema estaría resuelto. Pero Estados Unidos pide ir a una elección donde no participa Maduro. Está poco democrático.
—¿Discutirá usted la situación en Venezuela con Putin?
—Siempre tocamos en las reuniones privadas las evaluaciones de temas importantes, como cómo anda el ambiente político del nivel mundial. Y qué mejor que conversar con Putin, en todo caso, no de Venezuela, sino de todo el mundo. Porque esa es nuestra responsabilidad. Bolivia siempre acompañará las grandes propuestas que tiene Rusia mediante su presidente Vladímir Putin y nos interesa bastante conversar sobre esos temas políticos.
—¿Existe alguna posibilidad de que se reúna usted con Trump?
Nunca lo he pensado. Sería deseable, pero no definitivo.
—¿En qué se equivoca Estados Unidos? ¿En qué se equivoca aquí, en América Latina?
—No se equivoca el pueblo norteamericano, sino su presidente y sus políticas. Piensa que ellos son dueños del mundo y se equivoca. Piensa que ellos son los que van a mandar al mundo y se equivoca. Piensa que todos los países del mundo son sus colonias y están totalmente equivocados. Tienen que hacer una profunda reflexión sobre la situación política y social de todo el mundo.
—¿Cuál es su opinión sobre el muro que construye ahora Estados Unidos?
—Jamás aceptaríamos eso. Nosotros apostamos por la ciudadanía universal. Todos tenemos derecho a vivir en cualquier parte del mundo, de acuerdo a las necesidades, de acuerdo al alcance de nuestro esfuerzo y compromiso de trabajo. Y de acuerdo a la capacidad de producción que tiene cualquier ser humano.
—¿Qué consejo le daría a Trump?
—Que sepa respetar a los pueblos del mundo y cualquier relación bilateral de respeto mutuo y de beneficio conjunto para nuestros pueblos.
—A finales de junio terminó en Japón la cumbre del G20. En esta edición los líderes mundiales han discutido sobre la guerra comercial, sobre las sanciones y sobre los problemas que experimenta la economía a nivel mundial. ¿Cómo ve usted el desarrollo de esa economía? ¿Es posible que la situación empeore con más sanciones, restricciones y guerras comerciales?
—Los pueblos del mundo estamos enfrentando la crisis del sistema capitalista, la crisis inclusive alimenticia y la crisis del medioambiente. Y lamentablemente algunas potencias no asumen sus responsabilidades. ¿Cómo podemos creer que Estados Unidos no haya ratificado ningún tratado sobre el tema del medioambiente? ¿Cómo podemos creer que Estados Unidos no ratifique ningún tratado sobre los derechos humanos? Si hay que recomendar algo a Trump, es que sea más humano con los pueblos del mundo y que como Estado ratifique todos los tratados sobre los derechos humanos y los tratados sobre medioambiente, así como el Acuerdo de París. A mí no me gusta. Es un avance, pero él ni siguiera reconoce eso. Así que estamos enfrentados con un Gobierno que quiere dominar el mundo.
—Usted empieza a trabajar a las cinco de la mañana y termina muy, muy tarde. ¿Cuándo descansa usted?
—[Se ríe] ¡Descansamos! Es importante el descanso. Pero sigo pensando que ser presidente electo es un mandato muy sagrado y noble de servicio, esfuerzo y sacrificio. Muy pocos somos electos como presidente, y tengo bien metido en la mente que en ese tiempo prestado que tenemos como autoridades electas hay que cumplir con todo para el bien de nuestro pueblo.
—¿Qué es la felicidad para usted?
—La felicidad para mí es el vivir bien. Y mi enorme satisfacción es haber convertido a más de dos millones de bolivianos en clase media. Ese es el resultado de la gestión. Eso nos alienta bastante para seguir con los programas sociales para el bien de la humanidad.
—¿Tiene algún sueño que no haya tenido tiempo de cumplir y que espere hacerlo más adelante?
—Casi estoy seguro que, a este paso, Bolivia, de acá a 15 o 20 años, va a ser una potencia económicamente. Quisiera que nuestro país, con nuestros privados bolivianos o como Estado esté invirtiendo en el país, compartiendo lo poco que tenemos para el bien de la humanidad.