Paco Campos •  Opinión •  04/09/2018

Mi última aportación

Se trata de la última contribución a un blog que inicié hace cinco años sobre el pragmatismo de la regla (camposfilosoficos.blogspot.com/).

Ayer pensé sobre la conveniencia de un punto filosófico a añadir a todo este barrunto político de final incierto, al que el pragmatismo filosófico debe acudir para despejar nocivos presagios y para hacer notar la fuerza de la práctica sobre la especulación, de la experiencia sobre el quietismo, del activismo sobre el negacionismo. En cierto modo todo puede obedecer a la confrontación, que aparece y desaparece, entre creacionismo y evolución.

Este es el texto nº37, de dicho blog, con el título ‘¿Está la filosofía fuera de contexto?’: Volvemos con esta pregunta porque para qué nos sirven las proposiciones descontextualizadas, idealizadas, universalizadas, en una filosofía de la regla, si la regla no se debe a principios sino a aplicaciones. No obstante cabe decir que la razón no instrumental, la razón transcendental, genera juegos de lenguaje que buscan la verdad allí donde nuestras creencias ya han tocado fondo y nos preguntamos: a qué se debe el pensar así, sin contexto al que deberse, como pasa en las religiones, la ciencia, el derecho, la ética y la estética… y ahí aparece Albrecht Wellmer (1993) pescando en los ‘Elementos de la Filosofía del Derecho’ de Hegel (1820-1), echando las redes para construir un argumento que sirva como justificación -curioso, ¿verdad?- de una verdad transcendental y no operativa, no resolutiva, aunque sí sustantiva. En este territorio comanche nos vamos a quedar un tiempo para ver qué pretenden los filósofos metafísicos de la modernidad en contraposición a los pragmatistas, en cuestiones de cómo, por ejemplo, han de ser tratados los principios democráticos y liberales de esa modernidad, precisamente. Haremos un collage con datos y elementos antirrepresentacionalistas y anticonvergentistas para, con Rorty, llegar a la consideración de que no hay un espacio finito y estructurado para las razones, para la razón, y así sobrepasar -superar- su transcendentalidad.  


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