Dr. Jamal Wakim •  Opinión •  04/11/2024

Cumbre BRICS… Un golpe al dólar estadounidense

La propuesta en la reunión de Kazán, Rusia de aprobar una moneda para el Grupo BRICS impacto en el capitalismo financiero global que patrocina al sionismo.

Cumbre BRICS… Un golpe al dólar estadounidense

La agresión israelí contra los pueblos palestino y libanés dura más de un año, contrariamente a las estimaciones de la mayoría de los analistas políticos que están acostumbrados a medir lo que sucede hoy en función de conflictos anteriores que no superaron un mes como máximo. 

Con la excepción de la invasión israelí de Líbano que penetró en Beirut en el verano de 1982, antes de retirarse a la franja fronteriza ocupada a principios de 1985, y luego de la mayoría de los territorios libaneses en 2000.

Factores en los que se basa la fuerza de “Israel”

Para entender las posibilidades del conflicto actual, hay que analizar sus dimensiones. Cabe mencionar que la entidad sionista considera que su guerra actual es existencial, y esto puede ser el resultado de haber tomado conciencia de los cambios en el ámbito internacional y regional, los cuales le hacen sentirse ansiosos por su futuro. 

El proyecto sionista se ha apoyado desde sus inicios en tres fundamentos

El primer factor fue el ascenso de la hegemonía occidental en el mundo durante unos tres siglos, cuyas potencias coloniales vieron el proyecto sionista como la punta de lanza de su predominio en la región del Levante árabe, región donde se cruzan las rutas internacionales de comercio y transporte desde el siglo XIX. 

Esta es la zona que conecta tres continentes: Asia, Europa y África, y que ha sido el eje principal de la historia de la humanidad durante los diez mil años anteriores y hasta el siglo XVI como mínimo.

El segundo factor fue el ascenso de las potencias anglosajonas, lideradas por Gran Bretaña entre mediados del siglo XVIII y la Segunda Guerra Mundial, la cual consideraba que su superioridad se basaba en ser una potencia naval que buscaba contener a una terrestre, a saber, la rusa, imperio, que se estaba expandiendo hacia el sur a través de tierras de control otomano, persa y afgana hacia la India, considerada la joya de la corona británica, heredada por Estados Unidos como una potencia naval enfrentada a la Unión Soviética durante la guerra fría.

Rusia, China e Irán emergen luego de la guerra fría, como las fuerzas terrestres que amenazaban la hegemonía global. 

El tercer factor fue el ascenso del capitalismo financiero, dominado por familias judías seculares que veían la Torá no como un libro sagrado de una religión celestial, sino como un libro de historia de un pueblo judío imaginario.

Los Rothschild y el proyecto sionista

En este artículo, nos centraremos en la conexión de la entidad sionista con el capitalismo financiero judío y la conciencia de su primer ministro, Benjamín Netanyahu, sobre el declive de este dominio financiero y su impacto para sacudir uno de los pilares en los que se apoyaba “Israel”.

En el siglo XVIII, la familia Rothschild surgió como una rica familia de banqueros judíos asquenazíes de Frankfurt.

La influencia de la familia fue evidente con la creciente riqueza de Mayer Amschel Rothschild (1744-1812), un funcionario de la corte alemana en Hesse-Kassel, en la zona franca de Frankfurt, que lanzó su negocio bancario en la década de 1760. 

A medida que su negocio se expandía, Mayer Rothschild envió a sus cinco hijos a las cinco capitales de Europa occidental, donde establecieron bancos en París, Frankfurt, Londres, Viena y Nápoles.

El ascenso de la familia coincidió con el fin de la era del capitalismo comercial, en la que Francia era la última potencia líder, y el lanzamiento del capitalismo industrial en Gran Bretaña. 

Durante el siglo XIX, la influencia del capitalismo financiero, en el que los Rothschild eran la familia principal, aumentó hasta finales del siglo, cuando tomaron la iniciativa del capitalismo industrial. Esto lo señaló el pensador ruso Vladimir Ilich Lenin en su libro «El imperialismo, la última etapa del capitalismo», en el que habló de la transición del mundo a principios del siglo XX hacia el dominio del capital financiero, aunque no mencionó el punto fundamental, el papel de las familias judías, encabezadas por los Rothschild, en el control del mismo.

Vale la pena señalar que el ascenso del movimiento sionista durante el siglo XIX estuvo estrechamente vinculado al ascenso de los Rothschild, quienes dominaron el espacio financiero europeo. 

Los Rothschild, con sede en París, fueron quienes financiaron las guerras de Napoleón, y este fue uno de los factores que hizo que Napoleón pensara en establecer una entidad judía en Palestina tras el fracaso de su campaña en Egipto, creyendo que esta entidad podría constituir una extensión de la influencia francesa en el Levante. 

El patrocinio francés del proyecto sionista continuó hasta la época de Napoleón III, quien reconsideró una entidad judía en Palestina después de obtener la concesión para excavar el Canal de Suez en 1859, de modo que esta entidad fuera una línea de defensa para dicho enclave contra el imperio Otomano en una época en la que Egipto gozaba de una gran independencia y mantenía fuertes relaciones con Francia.

Lo que hizo que los Rothschild pensaran en establecer una entidad nacional para los judíos en la tierra de Palestina fue su influencia en el movimiento protestante, que buscaba restaurar el Antiguo Testamento en el marco de su desafío a la iglesia católica y la herencia romana que heredó de ella el imperio Romano. 

Los Rothschild, como otros, fueron influenciados por la escuela positivista que se inició en el siglo XVIII y prevaleció en el XIX hasta principios del XX, que se centraba en la dimensión material y en las ciencias, lo que hizo que los Rothschild se influenciaran por esa y ver el Antiguo Testamento como un libro de la historia del pueblo judío que debe tomarse literalmente.

Los siglos XVIII y XIX estuvieron también acompañados de un movimiento social que sacó al judío del gueto y le abrió nuevas dinámicas que le hicieron integrarse en las sociedades de Europa occidental, lo que era contrario a los intereses de la burguesía financiera judía, que veía su diferencia con la sociedad que la rodea en virtud de su papel económico y financiero de élite. 

Esto reflejó un movimiento nacionalista secular basado en la herencia religiosa y el pensamiento de establecer una patria nacional para los judíos similar a las entidades que surgieron en Europa occidental, cuya base era el concepto de Estado nación. 

Con la derrota del proyecto de Napoleón III de establecer un imperio dominante en Europa continental tras su capitulación a manos de los alemanes en 1870, los Rothschild decidieron trasladar su centro de gravedad a Londres, manteniendo al mismo tiempo sus fortalezas en las citadas capitales de Europa occidental. 

Vale la pena señalar que Nathaniel Rothschild, que había ido a Londres siguiendo instrucciones de su padre a principios del siglo XIX, desempeñó un papel importante en la financiación de las guerras del gobierno británico contra Napoleón. 

Con el traslado del centro de toma de decisiones de la familia a Londres, el patrocinio del proyecto sionista se transfirió al Imperio Británico. Por lo tanto, era natural que el Ministro de Asuntos Exteriores británico, Lord Balfour, hiciera su famosa promesa a los judíos de establecer una patria nacional en Palestina sabiendo que su carta no estaba dirigida al líder del movimiento sionista en ese momento, Chaim Weizmann, sino más bien al barón de Rothschild.

El centro del capitalismo financiero se traslada a América

El patrocinio británico del movimiento sionista y el capital financiero dominado por los Rothschild coincidieron con una revolución industrial en Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX. Esto obligó a los Rothschild a buscar aliados que pudieran entrar en el mercado americano, y su alianza fue con una familia protestante, la familia Morgan. 

Sin embargo, la segunda mitad del siglo XIX sería testigo del surgimiento de un gran número de familias judías asquenazíes que emigraron desde Europa a Estados Unidos, encabezadas por los Goldman y los Schiff, de las que habla Daniel Shulman en su libro «The Reyes del dinero». Establecerían el Sistema de la Reserva Federal en 1913 como institución que protegería los intereses del capitalismo financiero, cuyo centro de gravedad había comenzado a desplazarse hacia Estados Unidos. 

En ese momento, Gran Bretaña había impuesto su mandato en la tierra de Palestina y comenzó a facilitar el proceso de inmigración judía y el control de la tierra de Palestina por parte de los sionistas. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el movimiento sionista había trasladado su centro de gravedad a Estados Unidos, convertido en el  patrocinador del capitalismo financiero, que comenzaba a expandir su influencia en el mundo mediante el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lanzados por el Acuerdo de Bretton Woods en 1944.

El ascenso del capital financiero y su impacto en el aumento de la influencia de “Israel”

A partir de los años cincuenta del siglo pasado, el dominio del capitalismo financiero por Estados Unidos aumentó, junto con su influencia en el mundo. 

Paralelamente, la entidad sionista se expandió desde los territorios palestinos que ocupó en 1948 hasta controlar todo el territorio histórico de Palestina, junto con el Golán sirio ocupado y la península del Sinaí en 1967. 

La retirada de “Israel” del Sinaí después de 1974 no fue más que una tapadera para encadenar a Egipto con los Acuerdos de Camp David para que “Israel” pudiera completar su proyecto en el Oriente árabe y en toda la región árabe. 

Con el colapso de la Unión Soviética en 1991 y Estados Unidos cojo eje de la hegemonía global bajo el nombre de sistema unipolar, el capitalismo financiero despegó sin fronteras para presentar su proyecto bajo el nombre de globalización. Paralelamente al lanzamiento de dicho proyecto, los sueños sionistas de controlar toda la región de Medio Oriente también despegaron, ya sea por el plan de Shimon Peres para el Nuevo Medio Oriente o mediante la visión de Benjamín Netanyahu de la posición dominante de “Israel”, el cual presentó en su libro “Un lugar bajo el sol”.

Pero hoy, con el ascenso de las potencias globales desafiando la hegemonía estadounidense, encabezadas por Rusia y China, y con ambas promoviendo bloques internacionales para enfrentar la supremacía occidental como la Organización de Cooperación de Shanghai, establecida en 2001, y los BRICS, lanzados en 2009, Washington comenzó a dirigir a quienes quieren mantener su independencia frente a la hegemonía estadounidense,  porque una de sus herramientas más importantes fue la dominación mediante su patrocinio del capitalismo financiero global.

En resumen

Rusia, China y sus socios están decididos a desafiar la hegemonía financiera de Estados Unidos lanzando una moneda unificada para los BRICS en la cumbre de los BRICS celebrada en Kazán del 22 al 24 de octubre último. 

Por lo tanto, Netanyahu, que es consciente de que “Israel” depende del patrocinio del capitalismo financiero global verá que estos cimientos se tambalean tras este paso de los BRICS. Este puede ser uno de los factores que empujen a Netanyahu a recurrir a una violencia excesiva en un intento de imponer ahora un sistema regional bajo su dirección, porque es consciente de que con el tiempo el ritmo de declive de la preponderancia del capitalismo financiero global, que es la incubadora de “Israel” se acelerará.


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