Más allá de la patera
Algunas instantáneas de Rorty (Verdad y Progreso. Escritos Filosóficos 3 ) he de confesar que se han convertido para mí en verdaderas fijaciones, de las que difícilmente logro liberarme. Entre ellas la de la ‘condición humana’ resulta agobiante para mí. Apelando a criterios significativos que resuelven el grado de animalidad y de humanidad, quedas perplejo sin necesidad de salir del siglo XX, cuando dice Rorty que la diferencia no descansa como antes entre bípedos implumes o no, sino entre más animal que humano o no.
Visto así estamos bajo el umbral del racismo que cosiste en no admitir como plenamente humano al individuo que desencaja nuestra vida -> los nazis no consideraban humanos a los judíos, los serbios (años 90′ del siglo XX) tampoco a los musulmanes a los que castraban o violaban y enterraban en cal viva como a los perros. Y no era la guerra en ambos casos el motor de los genocidios sino el convencimiento de poder hacerlo simplemente por más dotados o por liberadores de la humanidad.
Los negros americanos eran examinados por antropólogos fisicos del XIX de las universidades del Este para demostrar que su aptitud por el esfuerzo físico y su ineptitud para las matemáticas se debía a la naturaleza de las estructuras cerebrales y pineales. Pero cuando hemos de vérnoslas con los negros musulmanes, con los de patera, entonces esa cultura exclusiva sirve para dar votos, crear movimientos sociales violentos y tratamiento de mulos de carga o carne de prostitución.
Nosotros, desde nuestras democracias ricas y seguras, que nos consideramos críticos frente a los fachas ignorantes, hemos de replantear de una puta vez nuestra posición, de lo contrario más allá de la patera, lo que hay es un rechazo a una animalidad todavía sin status cultural, y ahí quedan.