Eliseo Subiela: uno de los cineastas más destacados de Latinoamérica
Subiela era muy reconocido por sus películas Hombre mirando al sudeste, Últimas imágenes del naufragio y El lado oscuro del corazón, entre otras.
Eliseo Demófilo Subiela, nació en Ferrol (Galicia) y emigro a la Argentina en los años treinta, antes de la guerra civil. En aquel país conoció a Isabel de la Fuente, con quien se caso y nacieron sus dos hijos Eliseo y Héctor. Eliseo nació el 27 de diciembre de 1944 en San Isidro, a las afueras de la Capital Federal. Luego se trasladaron al pintoresco barrio de Palermo.
“Mi padre decidió emigrar a los 25 años. Fue un emigrante especial. No lo hizo por buscar trabajo o fortuna. Emigro por soledad. Había quedado huérfano y su hermana había fallecido. Un pariente suyo un cura de Ferrol, le había dicho que se fuera para Buenos Aires. Que él lo estaría esperando en el puerto y lo ayudaría en los primeros tiempos. Mi padre partió del Puerto de A Coruña. Hizo escala en Vigo, Lisboa y luego los distintos puertos del Brasil, hasta desembarcar en Buenos Aires. Al llegar al puerto la sorpresa fue tremenda, su pariente cura, no lo estaba esperando. Sufrió una gran decepción. Paso los primeros días en el Hotel de Inmigrantes, hasta que consiguió su primer trabajo. Al poco tiempo se puso por cuenta propia y termino siendo un comerciante prospero.” Recuerda Subiela.
Comenzó a filmar a los 17 años, cuando realizó su primer cortometraje, titulado Un largo silencio (1963).
Durante su juventud fue miembro de la JP, la Juventud Peronista, y Montonero. En 1969 conoce a Mora Moglia, con quien tuvo tres hijos: Guadalupe, Eliseo Ignacio y Santiago. Su llegada definitiva al cine se produce en 1980 con la película La conquista del paraíso, aunque ya antes había rodado Argentina, mayo del 1969, los caminos de la liberación, que nunca se estrenó. Eran películas muy comprometidas con las luchas populares argentinas.
En 1985 estrena Hombre mirando al Sudeste, con la que obtiene su mayor reconocimiento popular y artístico hasta esa fecha. El film se convirtió en un clásico de la cinematografía argentina y es considerada como una obra de maestra de Subiela. En febrero de 1995 fue sometido a una cirugía a corazón abierto, y se le implantó un bypass triple.
Fue premiado por la Fundación Konex con el Premio Konex/Diploma al Mérito en 1991, como uno de los «5 mejores Directores de Cine de la década 1981-1990″ en la Argentina y nuevamente en 1994 como uno de los 5 mejores Guionistas. También fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa («Chevalier dans l´ordre des Arts et des Lettres de la Republique Française», 1990) y miembro honorario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (1995). En 2005 obtuvo una beca de la Fundación Guggenheim.
Lo conocí en su Escuela de cine en la zona de Palermo. Lo entreviste para una serie documental que estaba realizando con hijos y nietos de gallegos. En ese lugar mágico donde enseñaba toda su experiencia cinematográfica, me comento la historia de su padre. Los recuerdos de Ferrol. También como había influenciado en él la cultura gallega. En homenaje a su padre y sus raíces, solicito la nacionalidad española, la cual ostentaba con orgullo.
Mi padre -nos comenta Eliseo- era un hombre melancólico. Quizás esa melancolía gallega la he trasladado a mis películas. Desde niño me llamaban el “Gallego” Subiela. Ya ves mis cejas tupidas, no hay duda de que soy gallego.
También quiero contarte que mi padre era muy reservado, contaba muy poco de su vida pasada. Para conocer su historia tuve que trasladarme varias veces a Ferrol, para rastrear su vida anterior. No me fue fácil. Pero fui atando puntas, para conocer mis raíces ferrolanas.”
Posteriormente nos encontramos en otras dos oportunidades. Hace un par de meses nuestra comunicación fue por las redes sociales, donde le comenta de mi último proyecto documental “El Caso Inés Ollero”, que se está rodando en Buenos Aires.
Eliseo Subiela falleció el 25 de diciembre de 2016 en horas de la madrugada. A su muerte se encontraba trabajando en Corte final, un proyecto cinematográfico que sería un homenaje a la pantalla grande; así como también en una obra teatral de su autoría titulada La vida real.