Desde el cartel de Erdogan, a la izquierda
Desde el cartel de Erdogan a la izquierda, indicación recurrente recibida en el centro de Estambul. Cientos de gigantescos carteles del líder poblan las calles en cada ciudad turca, clamando por el Sí a su líder en el próximo referéndum. En cambio, apenas se ven algunas pegatinas o banderas del Hayır -No-. Las cabezas visibles del gobierno se ven con todo a favor y sus proclamas se tornan grandilocuentes. Pronto ni un solo europeo podrá caminar seguro por las calles, de Erdogan. O la versión más heterodoxa del alcalde de Ankara: estoy preocupado por la posibilidad de que ocurra de forma artificial un terremoto –para dañar la economía turca por parte de agentes extranjeros-, del alcalde de Ankara. Hasan, un inmigrante turco que estuvo en el Volem Acollir de Barcelona, describe la situación en Anatolia con un todo se torna satírico. Es como un teatro. Solo queda reírte. No llego a estar del todo de acuerdo con él. Sí, es la risa del desquiciado, ese personaje tan recurrente tanto en la pantalla turca como en la española, véase Vicente de La que se avecina. Pero las declaraciones turcas poseen, en cambio, una sinceridad de la que carece la política en Europa. Crecimiento negativo, dicen en España. Lo positivo del Brexit es que nos ha unido más, dicen en Europa. En Turquía, sin embargo, Erdogan clama delante de multitudes exterminaremos a todo el PKK. Se agradece el gesto de sinceridad. Y es el que el odio al PKK por parte de buena parte de los turcos solo se ve superado por el amor, de unos, hacia el mismo Erdogan, y de otros, a Atatürk. Quédate con el PKK, pero déjame a Atatürk, me dice una turca en referencia a su cerveza y la posibilidad de beberla gracias al fundador del país. ¿Por qué vas a votar Evet -Sí- a convertir Turquía en un sistema presidencialista? –Erdogan, respuesta única que recibo de un jubilado conservador. Y ojo, que la penúltima declaración de Erdogan ha ido dirigida al CHP, partido fundado por Atatürk y principal opositor: es una reliquia del pasado. En el partido kurdo HDP ya saben lo que hay, con la mitad de sus dirigentes en las cárceles, y en el día a día se tornan más reservados. Al menos, por lo menos, sigue siendo ese país en el que se inclinan tras ayudarte. Que te dicen no me gustan esos países donde les preguntas a dónde ir y solo te indican el camino. Que las puertas están abiertas. Que saludan con hoş geldin, que un español podría traducir por un bienvenido, pero que para un turco significa estás trayendo alegría al venir aquí. ¿cuánto te debo? –Eh, recuerda que ya estás en Turquía. Eso no va a cambiar.