Rafael Fenoy Rico •  Opinión •  07/08/2023

OK patria democrática

La Izquierda “patriótica” ha permitido el secuestro de la “patria” por la derecha. El rédito electoral de la Derecha (D) y Extrema (D), reside en el uso mediático casi exclusivo y abusivo del concepto «Patria y sus símbolos». En la historia política, una vez superada la etapa de las monarquías absolutas, todo grupo de poder que ha aspirado a detentarlo ha deseado contar con la colaboración inestimable del pueblo. De hecho, los grandes monarcas animaban a la fidelidad a la corona. Los diversos territorios que abarcaba su hegemonía eran considerados propiedades que contenían a sus vasallos. Por eso, cuando el rey de turno pretendía aumentar sus posesiones o defenderlas de terceros, reclutaba a sus súbditos (varones) que debían dar su sangre llegado el caso, por su rey y por Dios. Porque todas las cabezas reales eran coronadas, según decían, por la gracia de Dios. ¿Elecciones? ¡Para qué! Si “!Dios lo quiere!” Este primer fundamento de la monarquía fue dinamitado por la burguesía que aspiraba a tener poder y para ello creó, abanderó y extendió entre las “masas” el concepto de Democracia. De esta forma las personas, otrora súbditos/as, los/as fueron transformadas en ciudadanos/as. De paso, para conformar la existencia de un pueblo, se hizo imprescindible crear el concepto de Patria. Y las personas que conforman ese pueblo se sintieron unidas por la conciencia de pertenencia a una Patria. Así Patria y democracia está íntimamente unidas. Porque, aunque la esencia de cada uno de estos conceptos es distinta, cabe concebirlos como un tándem, en que “tanto monta, monta tanto”. Más aún, la Patria sólo es posible concebirla y sentirla en democracia. Sólo cuando estos conceptos van asociados merecen ambos el mayor de los respetos y consideración. No obstante, no siempre han ido de la mano a lo largo de los tiempos, porque grupos de personas interesadas en alcanzar o mantener el poder, para aprovecharse egoístamente del mismo, no han tenido ningún escrúpulo en pervertir los conceptos para confrontarlos. Malévolamente en nombre de la Patria se ha lanzado a las gentes a la guerra. Se ha justificado el baño de sangre, la enorme tragedia de la muerte o asesinato de hijas e hijos, de mujeres y hombres, en nombre de la defensa de la Patria. Muchos momentos del pasado, y también del presente, evidencian de invocaciones “irracionales” al fervor patriótico. ¡La patria está en peligro! ¡A las armas ciudadanos! ¡Defendamos la Patria! ¡Reconquistemos la dignidad patria!… Incluso una parte de la población podía ser convocada en nombre de la Corona o de Díos. Sigue gravitando el slogan «Patria o muerte» para pedir incluso el voto. Y cuando hay personas que son susceptibles de lanzarse, no ya alas urnas, al vacío, a la guerra, por la simple consigna de “Defendamos la Patría”, alentadas por un visceral fervor patriótico, sin pararse a indagar sobre las verdaderas intenciones ocultas de quienes les arengan con esos llamamientos, tiene todo el sentido la conocida frase ¡Un patriota, un idiota!

Sin embargo cualquier persona que crea en la igualdad, en la libertad y en la fraternidad de todas las personas, necesariamente es patriota. Porque ¿Que es la Patria, sino el elemento que une en su pasado, presente y futuro a las generaciones? Los sentimientos democráticos son predominantes en las “masas” conformando el Patriotismo democrático. No es posible enunciar el sentido patrio sustrayendo, a las personas que la conforman, el derecho al bienestar, no sólo de ellas, sino de quienes conformaran cada generación. No es posible una patria sin personas. ¿Qué relación tiene la Patria con el derecho a la salud, a la educación, a la seguridad personal, al libre pensamiento, a la libertad de expresión, a la atención cuando se es dependiente…? Quienes no defiendan estos derechos para todas las personas, con independencia de su sexo, raza, religión,… ¿pueden denominarse patriotas? En buena lógica quienes están en contra de los servicios públicos son antipatriotas. Porque asumen que los derechos ciudadanos son una mercancía más que puede comprarse o venderse por los banqueros, tenderos de la llamada “iniciativa privada”. Igualmente hay que advertir que puede una persona tener varias “patrias”, sin caer en la incoherencia. Nuestra propia España, aquella de durante 40 años de dictadura se definía como una “UNIDAD DE DESTINO EN LO UNIVERSAL” al devenir de los tiempos, ha optado por conformar-se con ser una parte de la Unión Europea. Y si esta UE lo es, más aún esta España también puede percibirse como una Nación de Naciones (Patria de Patrias). Así se va intuyendo como pueden coexisti en cada persona varias Patrias que pudieran identificarse, en primer lugar, con la nación; o la “patria chica” vinculada al entorno cercano donde se vive; o aquella que abarca aquello que se ama profundamente, la del “pirata” de Espronceda: “Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar»; o a todo el género humano, Khalil Gibran: «La tierra es mi patria, la humanidad, mi familia».

El conocimiento se dice que “hace libres” a las gentes, aunque conocer de hecho acota las opciones que se tienen. Más que dar libertad, el conocer permite bien orientarla y, en ese sentido, se considera que el ejercicio de la libre elección reside en la capacidad de saber realmente qué se elige. Porque la ignorancia de un bien impide a la voluntad dirigirse hacia él. En estas últimas elecciones generales mucho ha tiene que ver el conocimiento o desconocimiento con los comúnmente llamados sentimientos patrióticos y democráticos. Porque no es posible invocar la Patria para recortar derechos cívicos, ni reducir la capacidad de decidir sobre aquello que afecta directamente a la vida de las gentes. Concluyendo sólo una persona profundamente demócrata puede ser un patriota. Las gentes autoritarias, con su verdad tienen bastante para segregar, separar, y sería de agradecer que dejaran de mal usar este precioso (por valioso) concepto de PATRIA.


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