Hedelberto López Blanch •  Opinión •  08/04/2020

Desastre sanitario en Estados Unidos

Las cifras son denigrantes para un gobierno que se proclama como la primera potencia económica y militar del mundo, pero la realidad es que Estados Unidos aparece como el centro de la pandemia de la Covid-19 con el sistema de salud colapsado y la incapacidad para controlarlo.

¿Ustedes pensaron en algún momento que este país con todo su potencial no podría haber enfrentado una epidemia que lo ha rebasado con más de 380 000 contagiados, alrededor de 11 000 muertos, carencia de hospitales, mascarillas, equipos sanitarios y máquinas artificiales de respiración?

Esto ha ocurrido en un país donde su presidente, Donald Trump desde el principio mostró desinterés total por aliviar una pandemia que amenazaba con arrasar a centenares de miles de personas en el orbe y lo que hizo fue apostar porque no se detuviera la economía del gigante del Norte.

Asimismo, el personal de la salud en varios Estados de la Unión no cuenta con los materiales básicos de protección lo que ha provocado numerosos reclamos y protestas al contaminarse y morir algunos médicos y enfermeras.

Uno de los ejemplos es el de las mascarillas o nasobucos que según estimaciones del Departamento de Salud y Servicios Humanos se necesitan 3 500 millones y como las deben producir las compañías privadas, éstas han manifestado que tomará unos meses expandir la fabricación.

El modelo capitalista estadounidense ha apostado por comprar durante años los implementos y equipos sanitarios en el exterior porque los costos disminuyen al ser más barata la mano de obra en esos lugares.

En actos de piratería sin parangón en la historia moderna, Estados Unidos esta comprando, al triple del precio, los equipos y materiales de protección que se producen en otros países y que ya estaban contratados por gobiernos del orbe que lo necesitan.

Lejos de pensar en los costos humanitarios que representa la desatención sanitaria para la detención del virus, Trump aprovechó la pandemia para denostar a demócratas estaduales (como los de Nueva York y California) mientras acrecienta el bloqueo contra Venezuela, Cuba e Irán.

Asimismo, con el envío de una flota militar a la zona del Caribe, el magnate enfila los cañones contra Venezuela con el propósito de distraer a la opinión nacional y mundial sobre la situación interna y a la par tratar de buscar apoyo para su reelección en noviembre próximo si lograra derrocar al legítimo gobierno de Nicolás Maduro.

El Doctor James Kahn, profesor emérito de la Universidad de California afirmó que “el sistema sanitario está destruido pues se basa en que todo lo que quieres tiene un precio”.

En este país donde la atención sanitaria esta considerada el más caro del mundo, existen 27 millones de personas sin seguro médico y 44 millones que solo tienen uno insuficiente que no les permite cubrir un internamiento.

Por realizarse una prueba para comprobar si padece el coronavirus, el paciente debe abonar 3 000 dólares y si lo hospitalizan, el costo sobrepasará los 35 000 dólares.

El profesor universitario, Danny Shaw refirió que la pandemia ha demostrado que el país cuenta con un sistema de salud donde prima el negocio por encima de la vida humana. Hospitales desbordados, doctores y enfermeros contagiados por falta de materiales para resguardarse, falta de kits para diagnosticar la enfermedad, escasez de equipos de respiración artificial, rastras refrigeradas para guardar los miles de cadáveres que se reportan a diario, son muestra fehaciente de la incompetencia gubernamental.

Aunque el obstinado Trump quiso salvar primero a la economía que a las personas, la jugada no le salió bien.

El Washington Post sentenció que el declive económico inicial causado por el coronavirus será más agudo y doloroso que durante la crisis financiera del 2008 y la economía se deteriora más rápido de lo que se esperaba hace apenas unos días.

El diario señaló que “los 10 millones de personas despedidas en las últimas semanas, representa una cifra sin precedentes, que cobra fuerza con el cierre constante de restaurantes, cines, estadios deportivos, aeropuertos y oficinas. Ya está claro que el declive económico inicial será más agudo y doloroso que durante el ocurrido en 2008”.

A esas malas noticias se suma que las estimaciones sobre el costo total de la pandemia se prevén extraordinarias.

Según la compañía de fondos de cobertura Bridgewater Associates la economía se contraerá en los próximos tres meses a una tasa anual del 30 %, mientras que Goldman Sachs no se queda atrás en los pronósticos y fija la caída en un 24 %.

La ex presidenta de la Reserva Federal (FED) Janet L. Yellen, puntualizó: «Estamos ante algo bastante grave. Si las empresas sufren pérdidas tan graves y se ven obligadas a ir a la quiebra, no será fácil salir de eso».

Lo más alarmante es que la recesión que continuará a la pandemia exacerbará la desigualdad pues las pérdidas de empleos, como es lógico, están concentradas en los sectores de más bajos ingresos en una nación donde las políticas privativas han desbancado la seguridad social.

En muchos de sus Estados se disolvieron la mayor parte de sus departamentos de salud pública para reorientarlos hacia organizaciones privadas.

Vale afirmar entonces que la Covid-19 destapó el inmenso desastre en que se encuentra el sector sanitario en Estados Unidos.


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