Paco Campos •  Opinión •  09/01/2017

¿Razón o persuasión?

Sócrates o los sofistas, Kant o Nietzsche, Habermas o Rorty, y así sucesivamente. Parece ser que esta divergencia es una constante en la historia de la humanidad -> ciencia o arte, filosofía o literatura, y así sucesivamente: moral o prudencia, esto es argumentación o persuasión. ¿Cómo canalizar el conocimiento humano? ¿Es acaso necesaria esta separación e incluso enconamiento? No lo creo, y además la tendencia debería ser convergente, porque nada hay en esta vida nuestra que nos induzca a pensar lo contrario.

        Que conste que no se trata de racionalismo o irracionalismo. Ni mucho menos, hablamos de la persuasión o de la prudencia como una manera multiforme y contextual de análisis. Salir de los dogmas de la razón, de sus principios universales y necesarios es tener vía libre para que esa misma racionalidad tenga otro cometido, que no es otro que el de ser útil, operativa, es decir, democrática. Pues no es más democrática la acción o proceso dirigido por la norma indeleble que las necesidades palmarias para salir de ella.

        Tenemos muchos ejemplos en la vida diaria. A cada momento en la convivencia familiar, también en nuestra profesión surge repetidamente el conflicto de interpretaciones; y cómo no en la política, donde parece ser todo más claro por la parte que nos toca a todos, porque lo vemos en la perspectiva y porque nos afecta en el plano colectivo. ¿Es que la política tiene que ser de otra naturaleza? Qué va, eso quisieran algunos: los de las togas, los escaños, las sotanas y las coronas.

 Ir por un tubo tiene la misma gracia que el agua del lavabo; ir brotando libre, expandiéndose como el agua de un manantial es más bonito, gusta más.   


Opinión /