Arthur González •  Opinión •  09/03/2018

Disentir es un derecho básico

Durante la sesión 37 del Consejo de Derechos Humanos, iniciada en Ginebra del 26 de febrero al 21 de marzo del 2018, Michel Forst, relator especial de Naciones Unidas, le recordó al gobierno de Cuba “que disentir y expresar disidencia de forma pacífica, es un derecho básico y necesario”.

Excelente que el relator especial lo dejara plasmado en su intervención, porque disentir es un derecho de todo el pueblo de Cuba contra la política subversiva y hostil que el gobierno de los Estados Unidos desarrolla contra los cubanos, solo por apoyar a su Revolución socialista.

El verdadero y único disidente en Cuba es su población que abrazó el socialismo en 1961, algo que los gobernantes estadounidenses no admiten, pues no aceptan que nadie disienta de sus órdenes, ni se aparte del camino que le trazan a América Latina y a otros países del mundo.

Hace solo unos días el secretario de Estado Rex Tillerson, desempolvó la vieja Doctrina Monroe, esa que asegura que “América es solo para los norteamericanos” y, en el caso cubano, nadie dude que en cualquier momento también desempolven la execrable Enmienda Platt, impuesta al terminar la guerra hispano-cubana-americana, considerada la primera guerra imperialista del mundo, que le daba derecho a Estados Unidos a intervenir en la Isla cada vez que lo desearan.

Esa enmienda se introdujo en el Congreso yanqui para materializar su viejo anhelo de apoderarse de Cuba, incluso robándose una porción del territorio nacional en el caso de la isla de Pinos.

El relator Forst debe estudiar la historia de Cuba para percatarse cuál ha sido el papel de Estados Unidos, en el intento de someter a la mayor de las Antillas y apropiarse de ella a toda costa, algo que la Revolución popular cubana, le cortó de raíz al triunfar en 1959.

Desde esa fecha no permiten a los cubanos disentir de la política diseñada desde la Casa Blanca, ni construir un sistema político y económico diferente al que le quieren imponer a toda Latinoamérica. Cuando algún país del mundo se enfrenta a esa política impositiva de los yanquis, ahí van las campañas mediáticas y la fabricación de “opositores” pagados con jugosos presupuestos aprobados por ellos.

¿Sabrá el mencionado relator como vivían los cubanos antes de 1958, cuando Cuba era una neo colonia yanqui?

Solo la Revolución socialista erradicó el analfabetismo del pueblo, le entregó tierras a los campesinos que morían de hambre por no tener un espacio para producir, eliminó la discriminación de género y de raza que impedían el desarrollo de la mayoría del pueblo, estableció la educación y la salud para todos sin costo alguno, situación que no posee Estados Unidos donde cientos de millones de personas carecen de un seguro médico, eliminó la desnutrición infantil y gracias al servicio de salud revolucionario bajó la tasa de mortalidad infantil a 4,2 % por mil nacidos vivos.

Hoy en Cuba todo el pueblo tiene acceso libre a la cultura y es divulgada por cientos de miles de artistas por el mundo, que han cursado estudios superiores en la Universidad de las Artes sin pagar un solo centava y muchos de ellos actúan en Estados Unidos.

Esa es la única y verdadera disidencia que existe en la isla; las decenas de personas que han sido calificadas por Estados Unidos como “opositores”, no son conocidas por el pueblo, son los llamados diplodisidentes, pagados por los yanquis como estilo de una política establecida contra aquellos países que no se le someten y por tanto trabajan para derrocarlos.

Es evidente que el relator especial Michel Forst, no se ha leído el informe enviado por el entonces jefe de la Sección de Estados Unidos en La Habana al Departamento de Estado y a la CIA, donde afirma:

“Los disidentes son poco conocidos en Cuba fuera del círculo de los diplomáticos extranjeros y la prensa […] la búsqueda de recursos es su principal preocupación. […] es improbable que desempeñen algún papel significativo en cualquier gobierno que asuma después de los Castro […] su impacto en la sociedad cubana es muy poco y no ofrecen una alternativa política al gobierno”.

Esos son los criterios oficiales del representante de la Casa Blanca en La Habana, no de un comunista que defiende a la Revolución. Por tanto, la posición del relator especial es ridícula y pone en evidencia las instrucciones que seguramente recibió de la embajada yanqui en Ginebra para intentar acusar a Cuba.

La Revolución cubana tiene una larga hoja en defensa de los derechos de los seres humanos, a pesar de padecer la flagrante y criminal violación de los derechos humanos, por la política de Estados Unidos que mantiene una total guerra económica y financiera desde hace más de medio siglo, con la pretensión de matar de hambre y enfermedades al pueblo.

Cuba ya no es la fruta madura añorada por el vecino del Norte y como dijera José Martí:

La Revolución ha venido a enseñar a Cuba como está constituida y que puede esperar o temer del porvenir”.

*Arthur González, cubano, especialista en relaciones Cuba-EE.UU., editor del Blog El Heraldo Cubano.

Fuente: MartianosHermesCubainformación


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