Venezuela: Hasta el final: hasta el final, es decir, hasta… Madrid
El excandidato de la extrema derecha venezolana (Plataforma Unitaria -Pu-), Edmundo González Urrútia, ha huido del país tras solicitar asilo político en España. Así lo anunció la vicepresidenta, Delcy Rrodríguez, al precisar que el político opositor se había refugiado voluntariamente durante días en la embajada de España en Caracas para presentar la solicitud.
Y que el gobierno Bolivariano le otorgó un salvoconducto “para la tranquilidad y paz política del país”. Una decisión – afirmó Rodríguez – que “confirma el respeto a la ley, que orienta la acción política de la República Bolivariana hacia la comunidad internacional”.
Para evaluar el fondo de estas declaraciones basta compararlas con las acciones, en circunstancias similares pero ante perfiles políticos diferentes, del gobierno argentino, hoy en manos del “loco de la motosierra”, alias Javier Milei, o de el gobierno ecuatoriano del señor Daniel Noboa.
En abril de este año, el ex vicepresidente ecuatoriano durante los gobiernos de Correa, Jorge Glass, luego de haber pasado 5 años en prisión por una condena injusta, ante una nueva persecución se refugió en la embajada de México en Quito, capital de Ecuador, solicitando obtener asilo político. El actual presidente ecuatoriano, Daniel Boboa, un ultraliberal agrado para los EE.UU. (a quienes devolvió el país), ordenó sin embargo a la policía y al ejército atacar la embajada y recuperar por la fuerza al refugiado político.
Desde entonces, Glass ha estado encerrado en una prisión de máxima seguridad, donde no hay ninguna seguridad para su vida. Y en su favor está en marcha un a movilización internacional que, en Italia, tendrá su momento con el plantón del sábado 14 de septiembre (Roma, Piazzale Flaminio, 17.00 horas).
Además, no debemos olvidar los ataques y las ocupaciones violentas e ilegales de las embajadas que, en todo el mundo, han “reconocido” a un desconocido charlatán, “ungido” por los EE.UU. y no elegido por el pueblo, que se había proclamado en una plaza como el “presidente interino” de Venezuela (Juan Guaidó).
Los fascistas de Miami utilizaron el mismo esquema contra las embajadas cubanas en el exterior, organizando asedios y ataques, como ocurrió en Estados Unidos, sin provocar ninguna ola de “indignación” ni posturas por parte de las brillantes “democracias” europeas frente a éstas claras violaciones del derecho internacional. Violaciones que siguen produciéndose y que son reivindicadas con arrogancia por los protegidos de Estados Unidos.
Los medios internacionales, sin embargo, se dedican a darle megáfono a la ultraderecha venezolana, difundiendo, como recientemente, las alarmas de un supuesto asedio de fuerzas especiales venezolanas a la embajada argentina en Caracas, debido a la presencia de “seis opositores a Nicolás Maduro” adentro.
El Gobierno Bolivariano explicó en un comunicado -práctica constante, transparente y conforme a derecho, orientada al contexto internacional- que había revocado a Brasil la función diplomática sustitutiva de la embajada argentina en Caracas, asumida el 5 de agosto tras una nueva injerencia de Milei en los asuntos internos de Venezuela. Una decisión conforme a la Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas y determinada “por las pruebas recogidas sobre la utilización de la misión diplomática en la planificación de actividades terroristas”.
Inmediatamente después, sin embargo, comenzaron las protestas desde Estados Unidos, a las que se sumaron los gobiernos de Chile, Uruguay, Paraguay, Panamá y Costa Rica que aspiran a reeditar el fallido Grupo de Lima, activado en tiempos de los “autoproclamados”, y que intentó que la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobara la carta democrática.
Un instrumento que daría luz verde formal a la intervención armada de los países antes mencionados contra Venezuela. No alcanzaron la mayoría también gracias a la formidable intervención del embajador venezolano, Samuel Moncada, que desmanteló punto por punto los ataques a su país. En cualquier caso, Venezuela ya solicitó salir de la OEA, organismo que Fidel Castro alguna vez definió como “el ministerio de las colonias”.
Hasta 2025, permanecerá como Secretario General del organismo el mismo Luis Almagro que ha apoyado y promovido todos los ataques a Venezuela, Cuba y sus gobiernos aliados, y promovido abiertamente las acciones golpistas de la ultraderecha latinoamericana y sus iniciativas entre los organismos internacionales. De hecho, siempre son ellos quienes, aunque apoyan el genocidio del fascista Netanyahu contra los palestinos, intentan que el presidente Maduro sea remitido a la Corte Penal Internacional.
La “democrática” Machado, acogida con todos los honores por los gobiernos occidentales igualmente “democráticos”, también ha pedido expresamente a Netanyahu que le ayude a invadir Venezuela, considerando insoportable la solidaridad con los palestinos.
Ya el año pasado, Almagro había recibido en la sede de la OEA en Washington a representantes del Foro de Madrid, el instrumento con el que la ultraderecha europea y latinoamericana está reconstruyendo su “internacional negra”, teniendo en la mira el Foro de São Paulo y el de Puebla: por su “apoyo al fraude de Evo Morales, a la corrupción de Cristina Kirchner o al golpe de Estado que Castillo quiso dar al Congreso en Perú”; y por su actitud “en complicidad con los verdaderos dictadores de América: Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro y Daniel Ortega”.
El Foro de Madrid se creó en España en 2020 a imitación de la Cpac, la Convención de Acción Política Conservadora, creada para Donald Trump por su gurú de la comunicación, Steve Bannon. El gran protagonista es Santiago Abascal, de Vox, que organizó un primer encuentro en noviembre de 2020, en el que también se recuerda el discurso gritado en español por la actual primera ministra italiana, Giorgia Meloni.
A partir de ahí tomó forma la Carta de Madrid, impulsada por la Fundación Disenso, dirigida por Abascal, que agrupa a los principales think tanks y asociaciones de la ultraderecha europea. Entre ellos, la fundación italiana Nazione Futura, el Instituto Polaco de Varsovia, el Instituto Húngaro del Danubio, El Conservador Europeo, también de Hungría; New Direction, el grupo de expertos del Partido Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y el Instituto Sueco Oikos.
En América Latina, la Fundación Disenso reúne a Eduardo Bolsonaro, diputado federal de Sao Paulo, digno hijo del expresidente brasileño; María Corina Machado, coordinadora de Vente Venezuela (centro propulsor de las pandillas en acción durante las últimas violencias electorales -los “commanditos”- y las anteriores), Arturo Murillo, ex Ministro de Gobiernación en Bolivia, y otras figuras de la extrema derecha latinoamericana como Javier Milei o el expresidente colombiano, Álvaro Uribe.
Es desde esta coordinación de extrema derecha, bien financiada y estructurada en los distintos continentes, que se han organizado los ataques más virulentos contra la Venezuela bolivariana a nivel internacional. Su procedencia y tono indican su alcance y objetivos. En el centro – recordamos – siempre las elecciones presidenciales del 28 de julio, que reconfirmaron al actual jefe de Estado, Nicolás Maduro, para un tercer mandato para el período 2025-2031.
Victoria obtenida con el 51,2% de los votos sobre el segundo clasificado, el candidato de la extrema derecha, Edmundo González Urrutia, “mascarón de proa” de María Corina Machado, golpista desde hace mucho tiempo y, por tanto, inhabilitada por 15 años. Urrutia se presentó con la Plataforma Unitaria (Pu) y obtuvo el 44%.
La autoridad electoral (CNE) comunicó los resultados en dos etapas: la primera vez alrededor de la medianoche del mismo día, cuando la tendencia ya era irreversible. Una segunda, tras la confirmación del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), máximo órgano jurídico y máxima institución de equilibrio entre poderes (5 para la Constitución Bolivariana).
El propio presidente Maduro había apelado al Tsj, luego de violentas protestas de la extrema derecha (no nueva en estas reacciones), según las cuales Urrutia había ganado, y con un margen de 70% contra 30%. Un desvío evidentemente imposible para cualquiera que haya observado, aunque sea de lejos, la fuerza de masas del chavismo y su capacidad de movilización popular.
Sabiendo que perderán – denunció el Gobierno Bolivariano – la extrema derecha ha preparado el guión de siempre, para uso y consumo de quienes desde fuera mueven sus hilos. Y, de hecho, incluso el llamado “plan de gobierno”, tan bien patrocinado (y disfrazado) por los medios internacionales en sus objetivos principales (privatizar los servicios públicos a partir de Pdvsa, la gran empresa nacional que gestiona, en beneficio de la pueblo, el petróleo del país, primero en el mundo por reservas de “oro negro”), fue escrito en inglés y presentado en Washington.
Un plan similar a lo expresado por la Carta de Madrid y sus objetivos declarados: “impedir la expansión del comunismo en las naciones de la Iberosfera y contrarrestar la agenda ideológica de la extrema izquierda”. Y por ello, en palabras de Abascal, “es absolutamente imprescindible mirar más allá de las elecciones, del debate político y construir una estrategia a largo plazo con estructuras de trabajo permanentes”. Por encima de las elecciones y las instituciones.
Y son estas “estructuras permanentes de trabajo” las que han actuado y están actuando para desestabilizar (internamente) y desacreditar (externamente) la democracia bolivariana, así como la revolución cubana. Un proyecto que desenmascara la inconsistencia de la izquierda neoliberal e imperialista, que hace tiempo que abdicó de su papel, y produce comunicados grotescos en defensa de la “democracia”, es decir, en apoyo a la derecha golpista en Venezuela.
Éste es el efecto que han provocado las declaraciones del presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, que, en declaraciones a su partido, definió a Edmundo Urrutia como “un héroe al que España no abandonará”. Y, de hecho, ya llegó a Madrid quien, como funcionario de la embajada de Venezuela en El Salvador, según denuncian algunos religiosos, había trabajado “heroicamente” para ayudar a la dictadura a eliminar a los sacerdotes de la teología de la liberación. .
Era buscado en Venezuela por haberse negado tres veces a comparecer ante la justicia, que le pidió dar cuenta de las actas falsas publicadas en una página web, que resultaron ser de fabricación estadounidense, no venezolana. El estribillo de las “actas escondidas” se ha convertido en el eslogan utilizado para dividir al progresismo latinoamericano, chantajear a los gobiernos de Brasil y Colombia e intentar imponer a Venezuela el “camino correcto” que quisiera la extrema derecha internacional.
A través de su abogado, que acudió con una carta al Ministerio Público venezolano, el ex candidato dio a entender que había quedado de alguna manera “atrapado” por las acciones de Machado, que no tenía nada que ver con las publicaciones de actas falsas ni con la página web que los publicó, y intentó “descargarla”.
Ahora, los medios de la oposición dan a conocer que el próximo martes el Congreso español votará una propuesta procedente de las filas del Partido Popular, encabezadas por el diputado Leopoldo López Gil: reconocer a Edmundo González como el “ganador y nuevo presidente del país”; y atacar una vez más “el silencio” del expresidente español José Luis Zapatero.
“Para entender quién era Chávez – dijo Fidel ante la muerte del Comandante venezolano – hay que mirar quién lo llora y quién ríe”. Asimismo, para comprender el alcance de los ataques a Maduro basta mirar de dónde vienen y para qué intereses.
Primero, salió al campo el magnate de la web, Elon Musk, que nunca ha ocultado sus simpatías por Trump y Machado. Y que recientemente recibió a Milei en Texas, en la sede principal de las 4 gigantescas fábricas del grupos Tesla y Space, de lo que es fundador. Durante una entrevista, Machado expresó el deseo de ser recibida a su vez por el magnate del que dijo estar “enamoradísima”, y a quien le entregaría las llaves de ese inmenso negocio que Venezuela podría haber llegado a ser para él.
Antes y durante la violencia postelectoral desatada por la extrema derecha, se produjeron un número exorbitante de ciberataques a las instituciones y al sistema eléctrico venezolano, reivindicados, entre otros, por “Anonymus Venezuela”, ya activo en anteriores intentos desestabilizadores organizados por Machado y sus compinches.
Al mismo tiempo, las multinacionales “humanitarias” internacionales han entrado en escena, intentando burlarse del cerebro de la gente, haciéndose pasar por “organizaciones sin fines de lucro”, incluso cuando se ocupan de la financiación con monedas digitales. Y así se define HRF, especializada en criptomonedas, a través de la cual Machado pide hacer “donaciones” en bitcoin a la oposición venezolana, para financiar “la transición”.
Más que la transición, se podría decir, el tránsito de Venezuela a Europa donde vivir en el lujo, siguiendo el ejemplo de su “héroe” de papel maché, Edmundo Urrutia: quien, como lo hicieron otros golpistas antes que él (Antonio Ledesma en 2017, o Leopoldo López en 2020 ) han decidido ir no “hasta el final”, según el lema de la campaña electoral, sino hasta… Madrid.