Juan Cejudo Caldelas •  Opinión •  09/11/2018

Mi más profunda indignación por la sentencia del Tribunal Supremo que se pone al servicio de la banca y no de los ciudadanos

Hemos conocido esta tarde -al fin- la sentencia del Pleno del Tribunal Supremo que le da la razón a la Banca y se pronuncia en contra de los ciudadanos-clientes.
Cierto que ha habido mucha división: 15 a favor y 13 en contra, pero los partidarios de que lo paguen los clientes y no la Banca han sido mayoría.

Ya lo decía el pasado día 23 de octubre en mi artículo publicado en este mismo bloc y en algunos medios que se puede recordar aquí:
¿EL TRIBUNAL SUPREMO AL SERVICIO DE LA BANCA?
http://juancejudo.blogspot.com/2018/10/el-tribunal-supremo-al-servicio-de-la.html

Es una sentencia que, como se podía esperar (basta ver las reacciones en las redes sociales), ha causado una profunda indignación en los ciudadanos y el aplauso de los banqueros. La justicia, que ya está muy desprestigiada en España, queda definitivamente ya descalificada, porque el Pleno del Supremo ha corregido  la sentencia del mismo Supremo, en su sala 3ª, que había dictado sentencia a favor de los clientes y en contra de la Banca. Un hecho absolutamente inaudito en la historia de la judicatura española.

¿Quién podrá ya creer en la Justicia? Hoy mismo conocíamos la sentencia que condenaba a un hombre a cerca de 5 años de prisión por robar un bocadillo(!!), mientras sabemos que los verdaderos culpables de la evasión de capitales, los fraudes, los grandes comisionistas ilegales, los grandes evasores de impuestos con cuentas en paraísos fiscales, ésos siguen en la calle tan tranquilos como si nada hubiera pasado y sin devolver ni un euro.

Esos bancos que hoy se frotan las manos porque no tienen que devolver el dinero ilegitimamente cobrado, son aquellos a los que les dimos 60.000 millones de euros para su rescate y no los han devuelto, a pesar de las promesas de Rajoy que dijo que no nos costaría un  euro a los españoles.

Este es el sistema que tenemos en España. Un sistema profundamente injusto al servicio del capital.

Con razón podemos decir más fuerte que nunca, aquella frase del 15M : «No somos antisistema. El sistema es antinosotros».

Y es nuestra obligación como ciudadanos derribar este sistema, profundamente injusto al servicio del gran capital y las grandes empresas y no de los ciudadanos.


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