La colombianización de La Guajira
“Reficar es, de lejos, el caso de corrupción más grave en los 200 años de historia de Colombia”
Humberto Martínez, Fiscal General de la Nación
Después de leer el artículo del columnista Ariel Ávila, publicado en la revista Semana, titulado
¿Venezuelización o Guajirización? nuevamente reivindico la siguiente frase: Los guajiros no
somos la escoria de este país y no nos consideramos unos parias. Inicialmente es necesario
destacar, que no es Cambio Radical y Centro Democrático los inspiradores del discurso de que
Colombia pueda convertirse en una Venezuela, no tienen la incidencia de masas y menos aún
la credibilidad suficiente para lograr este propósito. Lo que existe es una campaña
internacional, consistente en desprestigiar el proceso político que se desarrolla en La
República Bolivariana de Venezuela y aclaro que también son víctimas de esta política imperial
los gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Cuba. En esta tramoya participan activamente los países
que han defendido a ultranza el modelo Neoliberal amparados por el gobierno de los EE. UU.
El cerco mediático o campaña mediática que se ha tendido en Colombia sobre amplios
sectores de la sociedad ha permitido posesionar la idea del Castro- Chavismo como algo
demoniaco y ligado al concepto de expropiación y erradicación de la propiedad privada.
Otra parte del artículo tiene que ver con el departamento de La Guajira y la corrupción. Nadie,
niega el impacto negativo que ha tenido la corrupción en este departamento, es una realidad
inocultable tanto es así que hay siete gobernadores tras las rejas. Hay un alcalde y una
Secretaria de Educación. La Contraloría General ha prendido las alarmas con relación a
$746.000 millones provenientes de las regalías que se encuentran perdidos. Está, lo
relacionado con el préstamo que se suscribió con el Banco Internacional de Reconstrucción y
Fomento-BIRF- por la suma de US$ 90 millones cuyos recursos estaban destinados al Plan
Departamental de Aguas, recursos que no han sido utilizado de manera oportuna o de manera
eficiente. El pueblo espera aun la culminación de esas obras. El proyecto Estratégico
Multipropósito Rio Ranchería una obra vital para el desarrollo del departamento de La Guajira,
hoy es catalogada como un gran elefante blanco después de haberse invertido 650.000
millones. Entre 2002 y 20015, Cerrejón pago $12 billones entre impuestos y regalías al país y al
departamento y no se ven por ningún lado. Cada una de las situaciones aquí planteados tiene
impacto directo sobre el diario vivir de los habitantes del departamento de La Guajira. Ningún
guajiro baila en un solo pie porque la corrupción haya impactado de manera tan dramática a
este departamento. Ahora la caracterización mafiosa de la clase política en La Guajira que se
hace en el artículo, la de contrabandista, la de sicario implacable la de corrupto incorregible,
tendríamos que trasladarla a todo el país. La Guajira es una radiografía a pequeña escala de lo
que es Colombia. Tanto es así, que el procurador General de La Nación enfatizaba sobre una
hecatombe ética en Colombia, a raíz de tantos hechos de corrupción, el fiscal Humberto
Martínez la califica de algo sistémico y el contralor denunciaba que en Colombia se roban $50
billones y no hay ninguna entidad que se salve y no cometa estos actos.
Los guajiros, no fueron los creadores del narcotráfico, fuimos víctimas de ese flagelo. No
fueron los guajiros los autores intelectuales del Acuerdo de Ralito, fueron otros. Tenemos el
problema del contrabando de la gasolina, pero no fueron los guajiros, los que sustrajeron
combustibles del Batallón de Transporte Nº 1” Batallón de Tarapacá” en Bogotá evaluado en
664 millones de pesos. Fue en Bogotá y otras regiones de Colombia donde se tejieron
escándalos que fueron iconos de la corrupción: El Guavio $15.000 millones (1993),
Foncolpuertos $2,5 billones (1995), Dirección Nacional de Estupefacientes $30.000 millones
(2011), Interbolsa $300.000 millones (2011), Carrusel de la contratación en Bogotá $2,2
billones (2010), Saludcoop $1,4 billones (2011), Fifagate $1500 millones (2015), Fidupetrol
$500 millones (2015).
“El problema de La Guajira, no es abandono estatal como se ha hecho creer, sino de
corrupción”, es la otra apreciación equivocada de Ariel Ávila. El abandono estatal que ha sido
crónico, ha facilitado que en La Guajira prospere la ilegalidad con suma facilidad y el otro es la
cantidad de promesas estatales incumplidas. El gobierno Central en épocas de afujías viene a
La Guajira con un costal de mentiras. Pero, para aprovecharse de nuestras riquezas no andan
en vueltas, el Ministro del Medio Ambiente Luis Murillo, le ha comunicado al país que La
Guajira podría generar toda la energía solar que consume Colombia.