La distinción entre democracia y “democracia” es que la primera se usa y la segunda se menciona. Menciono democracia para extraer un análisis que permita acceder a una comprensión mayor del término. La tesis que sostengo es de Wittgenstein -> poseer un concepto consiste en estar familiarizado con el uso de una expresión lingüística. Nosotros nos hemos familiarizado de mala manera con el uso de esa expresión, hasta el punto de aplicarla a cualquier situación, por nimia que sea. Hemos llegado a hablar de leyes democráticas que anulan minorías. En fin, hemos aplicado “democracia” para justificar tropelías.

       Ya no es tiempo de esgrimir la razón como valedera universal, ya vivimos de otra manera: hemos perdido las formas filosóficas al uso y nos hemos precipitado en todos los sentidos para ir a por todas, y estar dispuestos a terminar de una vez con esas tradiciones de los poderes absolutos, los poderes del Estado, monarquía y Constitución, la Iglesia y sus preceptos y privilegios, y las costumbres reaccionarias que confunden lo autóctono, lo típico, con lo imperturbable. Tenemos tal ansia de cambio que cualquier encasillamiento lleva consigo una transformación del uso del término en cuestión.

       Y como no podemos seguir en esa indefinición de ese concepto tan usado y tan expresivo, conviene, en principio, restringir el uso, e incluso la usanza de “democracia” al de solidaridad. No habrá duda alguna si es así.