Cajamarca, Tolima: consulta popular y disputa por el territorio
El día domingo 26 de Marzo se celebró la tan esperada consulta minera sobre la explotación del oro en la mina de oro de La Colosa, en Cajamarca (Tolima). 6.241 habitantes de Cajamarca salieron ese día a votar ante una sencilla pregunta “¿Está usted de acuerdo Sí o No que en el municipio de Cajamarca se ejecuten proyectos y actividades mineras?”. El resultado fue contundente: 98% de los votantes se expresaron a favor del NO a la megaminería. Apenas 76 personas votaron a favor del proyecto megaminero. Cajamarca estuvo de fiesta con este resultado[1]. Pero lo que vimos el domingo, no ha caído del cielo: es el fruto de muchos años de actividad infatigable por parte del Comité Ambiental y Campesino de Cajamarca, de organizaciones sociales de todo signo, de organizaciones estudiantiles y colectivos juveniles, de la actividad de sindicatos campesinos como Astracatol, y, por supuesto, del Comité Promotor de la Consulta Popular sobre minería en Cajamarca. Durante años se ha venido haciendo sensibilización con la población, a través de charlas, campañas puerta a puerta, infografías y documentos explicativos de los impactos de la megaminería, sin olvidar las multitudinarias marchas-carnavales que se vienen celebrando todos los años en Ibagué, en defensa del agua, la vida y contra la minería. Ni tampoco debemos olvidar el ejemplo que dieron Piedras, que con un 99% de los votos, el 28 de Julio del 2013, dijo también en consulta popular NO a la megaminería[2]. Esta actividad ha costado represión, amenazas y persecuciones[3]. Pero con valentía y tesón, venciendo los múltiples obstáculos burocráticos que aparecieron en el camino, las organizaciones sociales lograron sacar adelante esta consulta en la cual el pueblo expresó su voz de manera inequívoca.
No es necesario insistir una vez más en los efectos perjudiciales para el ambiente, las comunidades y la vocación campesina de Cajamarca que traería este proyecto minero, en lo cual ya he insistido en otras ocasiones[4]. Tolima es un departamento clave en la locomotora minera del santismo, y que “404.602.2 de sus 2´356.200 hectáreas han sido entregadas para labores extractivistas por medio de 713 títulos mineros a noviembre de 2013 y 526.107.2 hectáreas están por entregarse, ya que existen –a diciembre de 2013– 441 solicitudes de títulos mineros”[5]. La amenaza minera se cierne no sólo sobre las zonas rurales más apartadas, sino incluso sobre el mismo municipio de Ibagué[6]. La Colosa, empero, es el epicentro de esta febril locomotora minera, que no solamente afecta a las poblaciones de donde se extraerá el mineral en Cajamarca, sino también a municipios donde irían a dar los desechos y se realizarían actividades de lixiviación (municipio de Piedras), así como al sur de Tolima, donde se planean una serie de hidroeléctricas que tienen por objetivo satisfacer la enorme demanda energética de la multinacional minera detrás de este proyecto, la AngloGold Ashanti. Esta multinacional ha copado el 60% del municipio de Cajamarca -30.440 hectáreas-, con 21 títulos mineros[7], aunque carece de licencia ambiental para explotar La Colosa. El golpe que el pueblo de Cajamarca ha dado a este megaproyecto, de hecho, hiere a la locomotora en su punto más fuerte, en su pleno corazón.
El gobierno, con su tradicional actitud autista, ha dicho que no acatará la voz del pueblo. Esto no es de extrañar dadas sus tradicionales proclividades al incumplimiento a los de abajo y su servilismo con los de arriba, fruto de ese amangualamiento de políticos con empresarios; el caso Odebrecht es apenas la punta del iceberg. Buscarán la manera de seguir empujando hacia adelante el minero-extractivismo, aunque en ese proceso envenenen a medio país. El ministro de minas, Germán Arce Zapata ya salió a decir que la consulta no es vinculante[8], haciéndose eco de los intereses de la AngloGold Ashanti y actuando como vocero de ésta, pese a que, como demuestra la ONG Dejusticia, el fallo es vinculante por superar el umbral[9]. Recordemos, además, que la Corte Constitucional ya había tumbado, en Mayo del 2016, la disposición legal que prohibía a los entes locales oponerse a proyectos mineros en su territorio (artículo 37 de la ley 685 de 2001)[10]. Pero como siempre, cuando el pueblo se expresa de manera diferente a los intereses de la oligarquía dorada, entonces la democracia es transformada en una simple fórmula sin ningún contenido. A esta democracia muerta, oligárquica, amañada para hacer más ricos a los súper-ricos y servir a los mismos intereses de siempre, se opone el desarrollo de un movimiento democrático desde abajo, participativo, inclusivo, verdaderamente popular, que se está expresando en los numerosos conflictos medioambientales en Colombia. Este tejido social en ciernes, se construye desde el barrio, desde la calle, desde el campo, desde el mundo del trabajo, siendo su eje articulador el territorio y el municipio. El movimiento popular en Cajamarca nos demuestra que otras formas de democracia sí son posibles, así los poderosos no quieran escuchar.
El plebiscito ya fue en las urnas. Ante la negativa del gobierno de Santos de reconocer este contundente resultado y seguir profundizando su política económica de despojo, el próximo plebiscito será en las calles y los territorios de Tolima, donde el pueblo tolimense, a sus razones, tendrá que sumar la acción colectiva en defensa de la vida. Este es el proceso mediante el cual se construye poder popular. El pueblo cajamarcuno ya ha hablado y actuado en consecuencia: la AngloGold Ashanti y la Locomotora minera-santista ¡no pasarán!
José Antonio Gutiérrez D.
28 de Marzo, 2017
[1] http://www.elespectador.