Libardo García Gallego •  Opinión •  10/04/2017

¡Viva el castrochavismo!

El ideario filosófico de la ultraderecha fascista se resume en que: “los pobres lo son debido a su pereza congénita; creen tener el derecho a la libertad de invadir terrenos ocupados por campesinos pobres, desplazando o eliminando a estos; defienden el unanimismo político-religioso; consideran que los derechos humanos no pueden garantizarse a todas las personas, pues debido a su origen social, su raza, su religión o su credo político hay seres superiores, medianos e inferiores; gozan del derecho a explotar libremente la fuerza de trabajo de quienes carecen de medios de producción; el Estado ha sido creado para que los defienda de quienes pretenden redistribuir sus riquezas entre toda la población; creen que un ser supremo, sabio e invisible, ha decidido que unos pocos individuos de la especie humana estén predestinados al disfrute de abundantes riquezas y que la mayoría viva en la miseria; no están de acuerdo con la soberanía de los Estados dizque porque hay países con derecho a  invadir a otros”

Así piensan los colombianos militantes en el autodenominado Centro Democrático, cuyo jefe supremo acuñó el término castrochavismo para denigrar del Socialismo cubano y de la Revolución Bolivariana de Venezuela. Es contradictorio que existan individuos ufanos de su religiosidad pero  enemigos de la igualdad social. Sus copartidarios de la ultraderecha fascista defienden el cruel sistema capitalista en todas sus modalidades y se oponen a cualquier medida que mejore la situación social de los más débiles. Son amigos íntimos de los gobiernos de Estados Unidos y de las grandes potencias capitalistas a quienes respaldan en sus invasiones, bombardeos y guerras creadas por ellos mismos para apoderarse de los recursos de los demás.

Por el contrario, en el sepelio del camarada Fidel Castro, pudimos observar las multitudinarias manifestaciones de dolor por la desaparición de su líder revolucionario. Y no era pantomima ni fariseísmo. Las minorías alegres por su muerte viven en Miami y allí celebraron. El martes 28 de Marzo los partidarios de la Revolución Bolivariana de Venezuela llenaron las calles de Caracas y expresaron el rechazo contundente a la injerencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) en los asuntos internos de su país. Con hambre y necesidades, gracias a la guerra económica dirigida por la oposición derechista, marcharon durante varias horas y al finalizar el día celebraron su victoria ante esa organización imperialista.

A través de la OEA los Estados Unidos imponen sus políticas al resto del Continente. En sus casi 7 decenios no ha hecho sino daños: invasiones, montaje de dictaduras, bloqueos económicos, violación de la soberanía a los países no afectos a la metrópoli. Últimamente emplea nuevos métodos para derrocar gobiernos legítimos y entronizar sus títeres. Así lo hizo en Honduras, Paraguay, Argentina, Brasil, siguen Ecuador y Bolivia. Pero el que más le interesa es Venezuela, el primer país en reservas de petróleo. Todos sus actos los sustenta en una falsa democracia de papel. Los Estados Independientes deben fortalecer a UNASUR, MERCOSUR, las alianzas con el Caribe y abandonar ese esperpento al servicio de la ultraderecha de América.

Los de abajo debemos defender el “castrochavismo”, la verdadera revolución por la igualdad social.

Armenia, 29 de Marzo de 2017

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